Por Ignacio Vicuña
En pleno barrio de Vitacura en Santiago, Chile, nos encontramos con una tienda que nos propone, en un espacio súper reducido, traer de vuelta de manera muy sencilla algunos recursos de las clásicas confiterías europeas. Con la máxima y la ventaja de poner en valor un surtido de productos muy acotado, llama la atención la cuidadosa preocupación detalles como incrustar los refrigeradores en el housing clásico y armar un mesón de empaque tipo tienda Deco.
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A tomar nota, para las marcas de productos Gourmet que a veces se desviven por llevar a los clientes a un ambiente más tipo “mercadito” muy de moda, aquí hay un camino alternativo que no sólo se diferencia sino que además de cuenta de un ADN de una marca que quiere quedarse para siempre con sus clientes.
Lo mejor, consolidar un ambiente que comunica con pocos recursos bien puestos y jugados a consolidar un mensaje concreto.