Por Ignacio Vicuña
El estilo se encuentra a medio camino entre el taller de un pintor y una destilería de whisky, y se siente que aquí se fabrica (a mano) un producto único. Justo en el momento en que abres la tapa metálica de una de las botellas para probar un aroma, la visión se cumple: cada aroma, ya sea con notas amaderadas o florales, es realmente muy especial.
Le Labo, fundado en 2006, fue el primero en sacar un lujoso perfume del reluciente tocador dorado y empaparlo en un estilo fresco de Nueva York, desde el marketing y el diseño hasta el aroma real. Incluso después de ser vendido a Estée Lauder, Le Labo mantuvo su ADN único. Adelantados a su tiempo, todos los productos han sido veganos desde el principio, no contienen parabenos, conservantes ni colorantes y no se prueban en animales.
La tiendas hablan por si solas, el arte de traer al presente y construir el pasado desde cero para conectar.
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