Por Ignacio Vicuña
A propósito de una “carta al director” que publique la semana pasada en el Diario El Mercurio, he recibido algunos comentarios que me gustaría resumir y transmitirles aquí:
Sabemos que tenemos a nuestro querido Santiago, y muchas capitales de Latinoamérica, en crisis desde 2020, o quizás antes. Lima, Sao Paulo, Bogotá, Quito, Buenos Aires, todas han sufrido en algún grado un cierto deterioro en cuanto a su vida urbana.
La pandemia, la crisis económica e inflación y el incremento evidente de la delincuencia nos están dejando de herencia barrios deprimidos.
Más allá de los problemas que sabemos son los más graves que enfrentan las ciudades, como la pobreza expresada en campamentos, favelas y tomas, la falta de equipamiento y la soledad de las periferias; hay un problema subyacente que se genera como efecto gradual de estas condiciones.
¿Qué hace que una calle sea muy concurrida? ¿Cuáles son los elementos que hacen de una avenida un lugar visitado?
No somos Paris, ni Londres! Así que la belleza de nuestro urbanismo y la historia detrás de nuestra arquitectura no son razones suficientes para llenar y animar las principales calles y avenidas comerciales de estas ciudades mas allá de las “zonas típicas”, unas pequeñas, otras más grandes y glamorosas.
Vea también: La comunicación efectiva en tiempos de cambio
En realidad, las calles las estructuran, las hacen vivas y las llenan de gente, el comercio!
Son las tiendas y servicios, que buscan sus ventas en ejes de alta densidad y tráfico, los que les dan vida y razón de ser a los primeros niveles de estas avenidas. El fenómeno de despoblamiento de comercio de calidad en los centros de nuestras capitales, comienza a “exportarse” hacia otros lugares claves de la ciudad, desviando cada vez más la oferta y los flujos desde la calle a los malls, donde se puede desplegar un comercio seguro, protegido y en un ambiente de control del entorno inmediato. La oferta, en el ánimo de racionalizar sus mt2, parte por acotar sus mt2 en aquellas tiendas con menor rentabilidad que justamente se han concentrado, por las mismas razones, en estos subcentros y avenidas de valor comercial.
Sin tiendas, no hay flujo de gente y viceversa. Un círculo “virtuoso” que lo queremos desplegado no sólo en los malls sino que también y con más fuerza en las calles, espacios que producto de este fenómeno se están desvalorizando poco a poco. No digo que debamos llegar a tener una Gran Vía, una Quinta avenida o un Oxford Street, pero lo que sin lugar a dudas debiéramos aspirar es a aumentar y en algunos casos recuperar nuestra “densidad de valor” en estos puntos clave.
Un vitrina bien armada, una pantalla dándole vida a la circulación peatonal, accesos abiertos y bien iluminados a las tiendas, primeros niveles de calles peatonales con propuestas potentes de productos, moda, decoración, tiendas de conveniencia, restaurantes y servicios. Sin estos impulsos nuestras calles pierden vida, magia y lo más importante, flujo más allá de lo funcional.
Que importante es generar las condiciones para esto, el comercio depende de las ventas y las ventas de flujo con poder adquisitivo, que se va moviendo fuera de estos ejes a medida que esta “densidad de valor” disminuye.
AmericaRetail & Malls cuenta con experimentados profesionales de trayectoria en la industria para ayudarlo a la búsqueda de opciones para avanzar hacia el concepto de “una tienda entretenida” sin sacrificar la rentabilidad del negocio. Nos puede contactar a través de [email protected] Uno de nuestros expertos estará encantado de atenderlo.