Unilever pisa el freno en sostenibilidad: ambiciones «creíbles» versus impacto real
Unilever, gigante tras marcas como Dove y Knorr, ha generado revuelo al ajustar sus objetivos de sostenibilidad ambiental y social. La compañía, conocida por su liderazgo en responsabilidad corporativa, ha suavizado sus metas, alegando un enfoque más «creíble y realista».
Veamos los cambios clave:
- Plásticos: El objetivo inicial era reducir el uso de plástico virgen a la mitad para 2025. Ahora se aplaza a 2026 con una reducción del 30%, llegando al 40% en 2028. Los empaques sostenibles también se retrasan: 2030 para rígidos y 2035 para flexibles (antes era 2025).
- Relación con proveedores: Adiós al objetivo de salario digno para todos los socios directos en 2030. El nuevo compromiso: la mitad del gasto en bienes y servicios provendrá de proveedores que lo paguen para 2026.
- Medioambiente: Se reduce del 100% al 95% la meta de abastecimiento de cultivos sostenibles. La protección y regeneración de ecosistemas también baja, de 1,5 millones de hectáreas a 1 millón para 2030.
Unilever subraya que estos ajustes buscan un equilibrio entre ambición y realismo. La compañía asegura mantener su compromiso con la sostenibilidad, integrando estos objetivos en su estrategia empresarial y vinculándolos a la compensación de empleados.
Sin embargo, la decisión ha generado reacciones encontradas:
- Expertos: Recalcan que el ajuste coincide con dificultades financieras de Unilever.
- Activistas medioambientales: Critican una priorización de lo económico sobre el medio ambiente, calificando la rebaja como un retroceso disfrazado de pragmatismo.
¿Nueva era de liderazgo sostenible?
Unilever, bajo el lema «Definiendo una nueva era para el liderazgo en sostenibilidad», defiende que esta actualización marca una tercera etapa en su compromiso: acelerar la implementación y convertir la sostenibilidad en eje central del desempeño empresarial.
¿Pragmatismo o retroceso?
El debate está servido. Algunos ven sensatez en ajustar las metas para garantizar la viabilidad financiera de la empresa. Otros temen que esto frene el avance hacia un futuro más sostenible.
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Unilever deberá demostrar, con resultados tangibles, que este nuevo enfoque se traduce en un impacto positivo real, a la vez que mantiene su salud financiera. El tiempo dirá si esta «nueva era» es, de hecho, un paso adelante o un frenazo en la carrera hacia la sostenibilidad.
