En los últimos años, ha habido múltiples casos en los que marcas reconocidas han decidido romper relaciones comerciales con celebridades debido a comportamientos controvertidos o violaciones de contrato. Este tipo de situaciones han demostrado la fragilidad de las asociaciones de marca cuando los embajadores de su imagen no cumplen con las expectativas o se ven envueltos en controversias que afectan la percepción pública de la empresa.
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Uno de los casos más recientes es el de Bella Hadid y Adidas. Tras ser acusada de tener antecedentes de antisemitismo, Adidas tomó la difícil decisión de terminar su colaboración con la famosa modelo. Este hecho no solo llevó a la marca a retirar toda la publicidad relacionada con Hadid, sino que también marcó el fin de un acuerdo comercial que les unía. Este caso es un claro ejemplo de cómo las marcas han comenzado a ser más proactivas en gestionar su imagen y se han distanciado de aquellos que generan controversia.
A lo largo de la última década, ha habido otros incidentes notables que han llevado a rupturas similares:
1. Ronaldinho y Coca-Cola: En 2012, durante la presentación de Ronaldinho con su nuevo club, el futbolista brasileño apareció sosteniendo una lata de Pepsi, rival de Coca-Cola. La imagen fue viral y provocó la ira de Coca-Cola, que decidió rescindir su contrato publicitario con el jugador, que le generaba unos 602,823 euros al año hasta 2014. Esta situación evidencia el impacto que un simple gesto puede tener en el valor de una marca.
2. Kanye West y Adidas: La relación de Kanye West con Adidas llegó a su fin tras una serie de comentarios y comportamientos que fueron considerados inaceptables, incluyendo comentarios antisemitas y representaciones ofensivas en sus diseños. Además, se reportó que Kanye mostró esvásticas en productos de la marca y utilizó reuniones de trabajo para presentar videos inapropiados. Este escándalo tuvo un gran impacto en la reputación de Adidas y resultó en la terminación inmediata del contrato, afectando las finanzas de la empresa y el prestigio de la marca.
3. Johnny Depp y Disney: La estrella de “Piratas del Caribe” enfrentó una tormenta mediática tras las acusaciones de abuso doméstico por parte de su exesposa, Amber Heard. Las críticas llevaron a Disney a tomar la decisión de no seguir trabajando con Depp, quien había sido un pilar importante de la franquicia. La compañía no solo terminó el contrato vigente, sino que también tuvo que replantear futuras producciones relacionadas con el personaje de Jack Sparrow, lo que refleja el impacto que las controversias personales de una figura pública pueden tener en un estudio de cine.
4. Lance Armstrong y Nike: El caso de Lance Armstrong es uno de los más notorios en el deporte. Después de que se confirmara que el ciclista había estado involucrado en un esquema de dopaje durante más de una década, Nike decidió terminar su patrocinio y cerró su asociación con el atleta. Este escándalo no solo le costó a Armstrong su contrato, sino que también resultó en la revocación de todos los títulos y premios que había obtenido durante su carrera, incluyendo los siete Tour de Francia.
5. Charlize Theron y Raymond Weil: En 2006, la actriz ganadora del Oscar se vio envuelta en un escándalo cuando fue fotografiada usando un reloj Dior durante una conferencia de prensa, a pesar de tener un contrato con Raymond Weil. Esto llevó a la marca a demandarla, alegando que su acción constituyó una violación clara de los términos contractuales. El incidente resaltó cómo las celebridades deben ser cuidadosas con sus decisiones, ya que incluso el uso inadvertido de productos de la competencia puede resultar en repercusiones legales y de imagen.
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Estos casos son solo algunos ejemplos de cómo las acciones de celebridades pueden tener un efecto profundo en las empresas que las respaldan. Las marcas, conscientes de que su reputación es un activo invaluable, continúan evaluando y gestionando sus relaciones con embajadores y celebridades con mayor escrutinio. Esto subraya la importancia de la responsabilidad en la imagen pública y el impacto que las controversias personales y las acciones impulsivas pueden tener en las asociaciones comerciales.