La inestabilidad del transporte marítimo continúa azotando a la cadena de suministro. Los últimos años han sido testigos de una volatilidad sin precedentes en las tarifas del transporte marítimo de contenedores. Cargadores y propietarios de la carga (BCOs) se han visto inmersos en un ciclo constante de disrupciones, retrasos y fluctuaciones en los costos de flete.
Según los datos de Drewry, esta situación de inestabilidad se ha prolongado durante al menos cuatro años consecutivos, y se prevé que continúe en 2025. La consultora ha señalado que, a pesar de una disminución en las tarifas medias en las principales rutas Este-Oeste durante 2023, se espera un repunte en 2024. Además, las posibles huelgas portuarias en Estados Unidos podrían agravar aún más la situación, provocando un aumento en las tarifas de los contratos marítimos.
La volatilidad ha afectado tanto a las tarifas de los contratos a largo plazo como a las tarifas spot. Mientras que las primeras solían ser más estables, desde principios de 2021 han experimentado oscilaciones significativas, con desviaciones estándar que se han multiplicado por más de diez. Las tarifas spot, por su parte, han mostrado una mayor volatilidad desde 2020, con picos y caídas pronunciadas a lo largo del año.
Los factores que contribuyen a esta situación son múltiples y complejos, incluyendo:
- Desequilibrios en la oferta y la demanda: La pandemia de COVID-19 y los conflictos geopolíticos han generado disrupciones en las cadenas de suministro globales, lo que ha llevado a una mayor demanda de transporte marítimo y a una escasez de contenedores.
- Congestión portuaria: Los puertos de todo el mundo han experimentado una congestión sin precedentes, lo que ha retrasado los envíos y aumentado los costos.
- Aumentos en los costos del combustible: El alza en los precios del combustible ha impactado directamente en las tarifas del transporte marítimo.
- Incertidumbre geopolítica: Los conflictos comerciales y las tensiones geopolíticas han creado un entorno de mayor incertidumbre para el comercio internacional.
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Ante este panorama, los cargadores deben adoptar una estrategia proactiva para gestionar los riesgos asociados con el transporte marítimo. Esto implica:
- Diversificación de proveedores: Reducir la dependencia de un solo proveedor de transporte marítimo.
- Negociación de contratos flexibles: Contar con contratos que permitan adaptarse a las fluctuaciones del mercado.
- Seguimiento constante de los mercados: Mantenerse informado sobre las últimas tendencias y desarrollos en el sector del transporte marítimo.
- Planificación a largo plazo: Desarrollar estrategias de suministro que tengan en cuenta la volatilidad del mercado.
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La volatilidad en el transporte marítimo es una realidad que los cargadores deben afrontar. Al adoptar una estrategia proactiva y flexible, pueden mitigar los riesgos y garantizar la continuidad de sus operaciones.