La huelga portuaria en EE.UU. deja secuelas a pesar del acuerdo. Aunque la huelga de los trabajadores portuarios en la Costa Este y la Costa del Golfo de Estados Unidos llegó a su fin el pasado jueves con un acuerdo salarial, las consecuencias de este paro se harán sentir durante las próximas semanas. La acumulación de buques a la espera de descargar y los retrasos en las cadenas de suministro globales son solo algunas de las secuelas de esta crisis.
A pesar de que el acuerdo alcanzado permitirá reanudar las operaciones portuarias, la congestión acumulada durante los tres días de huelga no se resolverá de la noche a la mañana. Según datos de Xeneta, a primeras horas del viernes se estimaba que había 44 buques haciendo cola para entrar en los puertos afectados y más de 120 en camino. Esta situación provocará retrasos en las entregas y afectará a la programación de los envíos en las próximas semanas, especialmente en el período previo al Año Nuevo Lunar, cuando tradicionalmente se registra un aumento en el volumen de mercancías enviadas desde Asia.
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La huelga portuaria en EE.UU. deja secuelas a pesar del acuerdo
Las consecuencias económicas de esta huelga ya se están dejando sentir. Los cargadores se han visto obligados a asumir un aumento significativo en los fletes marítimos, especialmente en las rutas transatlánticas. Las tasas spot en la ruta entre el norte de Europa y la costa este de EE.UU. han experimentado un incremento del 58% desde finales de agosto, alcanzando los 2.900 dólares por contenedor estándar de 40 pies (FEU).
Si bien el acuerdo alcanzado pone fin a la huelga, el tema de la automatización de los puertos sigue siendo una espinosa cuestión que podría desencadenar nuevas tensiones en el futuro. Las partes involucradas tendrán 100 días para negociar un acuerdo definitivo sobre este punto, un plazo que podría resultar insuficiente para alcanzar un consenso.
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Aunque la huelga portuaria en Estados Unidos haya finalizado, sus efectos se extenderán a lo largo de las cadenas de suministro globales durante las próximas semanas y meses. Los cargadores deberán hacer frente a mayores costos y retrasos en sus entregas, mientras que las empresas de transporte marítimo buscarán adaptarse a esta nueva situación.