El comercio minorista en España se enfrenta a una amenaza silenciosa que erosiona sus márgenes de beneficio: el hurto. Un reciente estudio, el Barómetro del Hurto en la Distribución Comercial, revela una realidad alarmante: las pérdidas anuales por esta causa ascienden a la asombrosa cifra de 1.856 millones de euros, representando un 0.74% de la facturación total del sector.
El análisis desvela un panorama complejo en el que los hurtos externos, principalmente perpetrados por bandas organizadas, son los protagonistas. Estos grupos delictivos, ágiles y bien organizados, se aprovechan de las vulnerabilidades del sistema para sustraer productos de alto valor y revenderlos en el mercado negro. La creciente violencia y agresividad en estos actos delictivos es otra faceta preocupante que pone en riesgo a los empleados de las tiendas.
Pero el problema no se limita a los hurtos externos. Los errores administrativos y los hurtos internos, aunque en menor proporción, también contribuyen a las pérdidas totales. Además, el fraude por parte de proveedores es otra amenaza que las empresas deben enfrentar.
El comercio minorista en España se enfrenta a una amenaza silenciosa
El estudio perfila al ladrón habitual como una persona joven, menor de 30 años, que actúa de forma reiterada. Lamentablemente, a pesar del aumento de los casos, solo una minoría de los hurtos se denuncia y aún menos se resuelven satisfactoriamente.
En cuanto a los productos más codiciados, la lista es variada y abarca desde alimentos y bebidas hasta tecnología y moda. Vinos, licores, embutidos, cremas faciales, smartphones y calzado son algunos de los artículos más sustraídos. La creciente popularidad de las cajas de autopago ha facilitado la tarea de los ladrones, convirtiéndolas en un blanco atractivo.
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La Respuesta del Sector
Ante esta problemática, las empresas del sector están invirtiendo en sistemas de seguridad cada vez más sofisticados. Cámaras de vigilancia, antenas antihurto, etiquetas de seguridad y software de análisis de datos son algunas de las herramientas utilizadas para prevenir y detectar los hurtos. La tecnología RFID, que permite identificar y rastrear los productos de forma individual, se presenta como una solución prometedora para el futuro.
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, la lucha contra el hurto sigue siendo un desafío. La constante evolución de las técnicas utilizadas por los ladrones exige una adaptación continua por parte de las empresas.
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El hurto en el comercio minorista es un problema grave que afecta a toda la cadena de valor. Las pérdidas económicas son significativas, pero el impacto va más allá de las cifras, afectando la reputación de las empresas y la confianza de los consumidores. Para hacer frente a esta amenaza, es necesario un esfuerzo conjunto de las empresas, las fuerzas de seguridad y las autoridades competentes. La implementación de tecnologías avanzadas, la mejora de la colaboración entre los distintos actores y una mayor concienciación social son claves para reducir este flagelo.