Estudios: Los Millennials y la Generación Z los menos preocupados por el disfrute laboral
La satisfacción laboral es un tema que ha sido ampliamente discutido en los últimos años. Sin embargo, un reciente estudio global realizado por la empresa de servicios de nómina ADP revela que los millennials y la Generación Z son los grupos menos propensos a preocuparse por encontrar disfrute diario en su trabajo. Este artículo analiza las razones detrás de esta tendencia y cómo afecta a los jóvenes profesionales en el entorno laboral actual.
Los jóvenes profesionales, especialmente los millennials (personas de 24 a 34 años) y la Generación Z (16 a 24 años), están priorizando el sueldo y el avance laboral sobre la satisfacción diaria en su trabajo. Según la encuesta «People at Work» de ADP, solo uno de cada cuatro millennials priorizaría el disfrute diario de su trabajo al elegir un empleo. En contraste, el 45% de los «baby boomers» mayores de 55 años valoran más la satisfacción laboral diaria.
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Este cambio en las prioridades puede atribuirse a los años de turbulencias económicas que han experimentado los jóvenes. Los millennials mayores se graduaron durante la crisis financiera de 2008, enfrentando un mercado laboral más competitivo y menos opciones de empleo. Los millennials más jóvenes y la Generación Z también han vivido la agitación de la pandemia de COVID-19, la inflación más alta en generaciones y el aumento de las tasas de interés, lo que ha influido en sus decisiones laborales.
El estudio de ADP también revela una disparidad en las prioridades laborales entre Europa y América del Norte. Los europeos son más propensos a valorar el disfrute diario en el trabajo y la seguridad laboral en comparación con los norteamericanos. Esta diferencia puede reflejar las distintas culturas laborales y las políticas de bienestar en ambos continentes.
Los millennials han sido desgastados por años de trabajo no recompensado y han desarrollado un desapego hacia su felicidad personal en el lugar de trabajo. Muchos han formado una actitud pragmática, enfocándose en la seguridad financiera en lugar de la satisfacción diaria. Esto significa que están dispuestos a trabajar horas más largas e intensas para asegurar su estabilidad económica.
La encuesta del “Thriving Center of Psychology” encontró que el 81% de los millennials se sentían demasiado pobres para tener una crisis de la mediana edad típica, que generalmente incluye derroches en artículos innecesarios o la adopción de pasatiempos inusuales. En cambio, muchos experimentan una “crisis de propósito y compromiso,” cuestionando si realmente están satisfechos con sus carreras y si estas les importan lo suficiente.
Los “baby boomers” favorecen la flexibilidad laboral y valoran más la seguridad en el trabajo y el disfrute diario. Por otro lado, la Generación Z también muestra una tendencia a priorizar el avance laboral y la seguridad financiera, aunque no tanto como los millennials. Estos jóvenes trabajadores son los menos propensos a preocuparse por la flexibilidad de horarios en un rol, en contraste con los “baby boomers” mayores de 55 años.
El informe de ADP también descubre nuevas perspectivas sobre cómo la ubicación del trabajo afecta la percepción que los empleados tienen sobre su seguridad laboral y cuánto los monitorean sus jefes. Los trabajadores remotos son 1.3 veces más propensos a sentirse inseguros sobre su trabajo que los trabajadores híbridos o de oficina a tiempo completo. Además, los trabajadores remotos sienten que sus empleadores los monitorean más.
Aunque a los trabajadores les gusta la autonomía que ofrecen los arreglos de trabajo flexible, también sienten que sus empleadores los están monitoreando más. Esto puede generar ansiedad y afectar negativamente la percepción de seguridad laboral.
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La investigación de ADP destaca un cambio significativo en las prioridades laborales de los jóvenes profesionales. Los millennials y la Generación Z están priorizando la seguridad financiera y el avance laboral sobre la satisfacción diaria en el trabajo. Esta tendencia refleja las dificultades económicas que han enfrentado y continúa moldeando sus decisiones laborales. Los empleadores deben tener en cuenta estas nuevas prioridades y adaptar sus políticas para apoyar a sus empleados en la búsqueda de equilibrio entre el trabajo y la vida personal.