Los consumidores argentinos enfrentan el estrés de las promociones y reintegros
El 72% de los argentinos dedica al menos una hora semanal a buscar promociones y mejores precios para planificar sus compras, y el 76% llega a fin de mes estresado por el constante esfuerzo de estar al día con las ofertas, descuentos y reintegros. Esta búsqueda incansable refleja la situación económica del país, donde la inflación, el aumento de los costos de vida y la baja en el poder adquisitivo han hecho que las promociones sean una necesidad para muchos hogares.
Las promociones, una herramienta que en otros tiempos era vista como un bono adicional, se han transformado en la principal estrategia de los consumidores para sobrellevar la crisis. Las marcas y comercios han detectado este fenómeno y han adaptado sus ofertas para atraer a los compradores. Sin embargo, esto también ha generado un desafío: muchos consumidores pasan una considerable cantidad de tiempo comparando precios y buscando los mejores descuentos para poder cubrir sus necesidades básicas.
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La carrera por las promociones: ¿tiempo bien invertido?
El estudio de la consultora Moiguer destaca que el 72% de los argentinos invierte al menos una hora semanal en la búsqueda de promociones para planificar las compras del hogar. Aunque este esfuerzo puede parecer razonable en tiempos de crisis, para la mayoría de las personas se ha convertido en una carga emocional y mental. Según la misma investigación, el 76% de los consumidores admitió sentirse estresado por tener que seguir constantemente las ofertas, los reintegros de apps y las cuotas con tarjetas de crédito.
Las compras de rutina se han vuelto más complejas y requieren de una organización meticulosa. Los consumidores deben estar al tanto de las promociones bancarias disponibles, de las ofertas exclusivas en días específicos y de los descuentos que ofrecen las aplicaciones de pago y las billeteras electrónicas. En muchos casos, las mejores oportunidades solo se aplican en días particulares o con ciertos métodos de pago, lo que obliga a las personas a planificar sus compras en función de estas restricciones.
La desaparición de las primeras marcas
En este contexto, las primeras marcas, que en el pasado solían ser la primera opción de los consumidores, se han visto desplazadas. La mayoría de los argentinos ya no miran las etiquetas de marcas reconocidas, sino que priorizan el precio. Según datos de Moiguer Consultora, el 80% de los consumidores ha reemplazado las primeras marcas por alternativas más económicas, buscando siempre maximizar el valor de su dinero.
Las categorías más afectadas por este cambio de hábitos incluyen productos de primera necesidad, como pastas secas (50% de los encuestados ha cambiado de marca), artículos de limpieza (45%), y leches (40%). Otros productos afectados son las galletas (35%), los artículos de perfumería (33%) y las bebidas, como jugos en polvo (12%), gaseosas (11%), vinos (11%) y cervezas (10%). En resumen, casi ninguna categoría de productos ha escapado a esta tendencia de ajuste.
La búsqueda de las mejores ofertas no se limita solo a los supermercados tradicionales. En muchos casos, los consumidores comparan precios en diferentes cadenas que ofrecen compras online, aprovechan las promociones de los días de descuento, y recurren a mayoristas para obtener productos a precios más bajos. Los supermercados chinos de barrio, que a menudo no participan de las promociones digitales ni bancarias, también han ganado protagonismo debido a sus precios competitivos, aunque carecen de listas de ofertas formales.
Otra estrategia clave para los consumidores es el intercambio de información con amigos y conocidos. Compartir datos sobre los precios más bajos, las marcas más económicas y las mejores promociones se ha convertido en una práctica común entre los argentinos, quienes buscan constantemente formas de ahorrar en sus compras diarias.
Las aplicaciones de pago y las billeteras electrónicas han desempeñado un papel crucial en esta dinámica de ahorro. Ofrecen reintegros en compras realizadas en ciertos comercios o durante días específicos, lo que ha obligado a los consumidores a estar atentos a las ofertas más convenientes. Por ejemplo, la popular Cuenta DNI, utilizada por el Banco Provincia, ofrece descuentos de hasta un 35% en la compra de carnes y pescados los fines de semana. Estas oportunidades, sin embargo, solo benefician a quienes pueden cumplir con los requisitos específicos de las promociones.
Según un estudio de la consultora Trendsity, el 54% de los consumidores argentinos ha comprado en diferentes locales para encontrar las mejores promociones. Este comportamiento ha aumentado la complejidad de las compras cotidianas, que ya no son simplemente una tarea de adquirir productos, sino una planificación minuciosa para maximizar el ahorro.
El constante esfuerzo para mantenerse al día con las promociones y descuentos ha tenido un impacto emocional considerable en los consumidores argentinos. Para muchos, este estrés es inevitable, ya que el costo de la vida sigue aumentando y los salarios no han acompañado esta alza. La falta de previsibilidad en los precios y las ofertas genera ansiedad, ya que cada compra se convierte en una ecuación complicada en la que hay que calcular descuentos, cuotas y reintegros.
Sin embargo, más allá del impacto emocional, la búsqueda de promociones ha permitido que muchas familias puedan acceder a productos que, de otra forma, estarían fuera de su alcance. Aunque el proceso sea agotador, la capacidad de encontrar descuentos sigue siendo una herramienta vital para quienes necesitan ajustar sus gastos en tiempos de crisis.
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En Argentina, las promociones y los reintegros se han convertido en un salvavidas para las familias que luchan por hacer frente a la inflación y la crisis económica. No obstante, esta búsqueda incesante de ofertas también ha generado un nivel significativo de estrés y agotamiento emocional. La desaparición de las primeras marcas como preferencia de los consumidores, junto con el auge de las apps y billeteras electrónicas, refleja un cambio en los hábitos de compra. A medida que la situación económica continúa desafiando a los argentinos, la creatividad para encontrar maneras de ahorrar sigue siendo fundamental.