La brecha de precios del campo al supermercado en Argentina: un análisis de agosto 2024
Durante el mes de agosto de 2024, los precios de los productos agroalimentarios en Argentina continuaron mostrando una marcada diferencia entre lo que recibe el productor y lo que paga el consumidor final. Según el Indicador de Precios en Origen y Destino (IPOD), elaborado por el sector de Economías Regionales de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), los precios de los alimentos se multiplicaron en promedio por 3,2 veces desde su salida del campo hasta llegar a las góndolas de los supermercados.
Este fenómeno no es nuevo, pero las cifras de agosto reflejan un agravamiento de la situación, poniendo de manifiesto las distorsiones en la cadena de comercialización que afectan tanto a los productores como a los consumidores.
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Una brecha creciente: el productor recibe menos por cada peso que paga el consumidor
El informe de CAME destaca que, por cada $1 que recibieron los productores agropecuarios en agosto, los consumidores pagaron en promedio $3,2 en el supermercado. Este incremento en la diferencia entre los precios de origen y destino es preocupante, ya que la participación del productor en el precio final de venta se redujo al 30,9 %, una caída del 13,4 % con respecto al mes anterior.
Esto significa que los productores están recibiendo una proporción cada vez menor del precio total que paga el consumidor, lo que afecta directamente a la rentabilidad de sus operaciones. En algunos casos, esta reducción en la participación del productor genera una presión adicional sobre su sostenibilidad financiera, ya que los costos de producción siguen aumentando debido a la inflación y las dificultades económicas del país.
Productos frutihortícolas: una de las mayores brechas en precios
En el segmento de frutas y hortalizas, las diferencias de precios entre origen y destino son especialmente pronunciadas. El Índice de Precios de Origen y Destino frutihortícola, que evalúa 19 frutas y verduras incluidas en la canasta del IPOD, reveló que los precios se multiplicaron por 4,1 veces en promedio desde que los productos salieron del campo hasta su llegada al consumidor final.
Esto representa un aumento del 15,6 % con respecto al mes anterior. Entre los productos con mayores diferencias de precios en agosto se destacan el limón, que multiplicó su precio en 15,4 veces, y la mandarina, con una diferencia de 10,5 veces entre lo que recibe el productor y lo que paga el consumidor. Otros productos que experimentaron una brecha significativa fueron la pera (6,8 veces), la lechuga (5,9 veces) y la manzana roja (5,8 veces).
Estos aumentos tienen un impacto directo en el bolsillo del consumidor, que se enfrenta a precios cada vez más altos por productos de consumo cotidiano. A su vez, esta situación afecta también a los productores, quienes ven cómo sus productos, al encarecerse tanto en la etapa de comercialización, pueden enfrentar una menor demanda por parte del consumidor final.
Productos de origen animal: una brecha más moderada, pero aún significativa
En el caso de los productos de origen animal, que incluyen cinco productos en la canasta IPOD, la diferencia de precios del campo al supermercado fue de 2,9 veces en promedio durante el mes de agosto. Esta cifra se mantuvo estable en comparación con el mes de julio, aunque sigue reflejando una importante distorsión en la cadena de valor.
Dentro de esta categoría, el pollo fue el producto con menor diferencia de precios, multiplicándose solo por 1,9 veces entre lo que recibió el productor y lo que pagó el consumidor. Los huevos también mostraron una brecha relativamente baja, con una diferencia de 2 veces, seguidos del zapallito (2,1 veces), la frutilla (2,3 veces) y el pimiento (2,4 veces).
Aunque estos productos de origen animal tienen una menor brecha en comparación con las frutas y hortalizas, la diferencia sigue siendo considerable, especialmente en un contexto económico en el que los consumidores están cada vez más restringidos en su capacidad de compra debido a la disminución del poder adquisitivo.
Impacto de la caída de la demanda y los precios no convalidados por los consumidores
Uno de los factores clave que influyó en las cifras de agosto fue la caída en la demanda de productos agroalimentarios. Según el informe de CAME, se observó una reducción del 35 % en la demanda debido a la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores, que no pueden convalidar los precios elevados de muchos productos en las góndolas. Esto genera un ciclo vicioso en el que, al no poder vender a los precios actuales, los comerciantes deben lidiar con el exceso de inventario y la necesidad de aplicar descuentos o promociones para movilizar los productos.
La falta de demanda no solo afecta a los comerciantes, sino también a los productores, quienes ven cómo sus productos no logran colocarse en el mercado, lo que incrementa las pérdidas por desperdicio y, en última instancia, reduce sus ingresos. Esta situación se agrava cuando los productos son perecederos, como es el caso de las frutas y hortalizas.
Factores que explican la diferencia entre los precios de origen y destino
Las causas de esta amplia brecha de precios en Argentina son diversas y complejas. Entre los factores más importantes se encuentran los costos logísticos, que incluyen el transporte y la distribución de los productos, así como los márgenes de intermediación. Los costos de logística han aumentado considerablemente en los últimos años debido a la inflación y el aumento de los precios de los combustibles, lo que encarece el traslado de los productos desde el campo hasta las góndolas.
Por otro lado, los intermediarios y comerciantes también agregan sus propios márgenes de ganancia, lo que contribuye a la escalada de precios. En algunos casos, la cadena de intermediación es larga y poco eficiente, lo que aumenta aún más los precios para el consumidor final.
Además, la alta inflación en Argentina juega un papel crucial en la distorsión de precios. Los costos de producción, desde los insumos agrícolas hasta la mano de obra, han aumentado significativamente, lo que empuja a los productores a elevar sus precios para cubrir estos costos. Sin embargo, los consumidores no siempre pueden absorber estos aumentos, lo que genera una desconexión entre el precio que se paga en el supermercado y lo que realmente recibe el productor.
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El amplio margen entre los precios de origen y destino de los productos agroalimentarios en Argentina es una señal clara de los problemas estructurales que enfrenta la cadena de valor en el país. Mientras los productores reciben una porción cada vez más pequeña del precio final, los consumidores deben lidiar con precios cada vez más altos, lo que afecta tanto al consumo como a la producción.
Reducir esta brecha requerirá un enfoque integral que aborde tanto los problemas logísticos como los márgenes de intermediación. También será fundamental mejorar las condiciones económicas generales, para que tanto productores como consumidores puedan operar en un entorno más estable y predecible.