Dogi, una prominente empresa textil con raíces en Cataluña, ha experimentado una trayectoria empresarial marcada por altibajos y transformaciones significativas. Fundada hace más de medio siglo, la compañía se destacó en la producción y comercialización de productos textiles, convirtiéndose en un referente en el sector. Sin embargo, el entorno empresarial cambiante y la competencia feroz, especialmente de los productores asiáticos, llevaron a la empresa a enfrentarse a serios desafíos.
Uno de los momentos clave en la historia de Dogi fue la salida de su director de operaciones internacionales, Pancho Schröeder, quien jugó un papel crucial en las decisiones estratégicas de la compañía. Su partida en 2011 marcó un cambio significativo, ya que su hermano, Karel Schröeder, asumió el cargo de consejero delegado. Fue la primera vez que Dogi dejó de estar dirigida por la familia Domènech, lo que introdujo un nuevo enfoque en la gestión de la empresa.
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El mismo año, Dogi comenzó a experimentar problemas financieros serios que le llevaron a buscar la entrada de fondos para estabilizar sus operaciones. Así, la firma tomó la importante decisión de dar entrada en su capital al fondo inversor Sherpa Capital. Esta inversión se hizo con el objetivo de hacer frente a los malos resultados económicos que la empresa había estado enfrentando. A pesar de los esfuerzos realizados para revitalizar la compañía, tres años después, Sherpa Capital optó por adquirir la totalidad de la compañía, culminando así un proceso que cambiaría la estructura organizativa de Dogi para siempre. Bajo la nueva dirección del fondo, la empresa fue rebautizada oficialmente como Nextil, convirtiéndose en un hólding empresarial en el que Dogi pasó a ser solo una marca más dentro del conglomerado.
El camino de Dogi hacia el parqué fue otro capítulo importante en su historia. La compañía salió a Bolsa por primera vez en 1998, casi medio siglo después de su fundación. Durante muchos años, Dogi cotizó en el mercado de valores de manera ininterrumpida, atrayendo la atención de inversores y convirtiéndose en una empresa de referencia en el sector textil. Sin embargo, la crisis financiera de 2009 llevó a la empresa a entrar en concurso de acreedores, lo que supuso la congelación de su cotización. Esta situación crítica condujo a una reestructuración bajo la dirección de Ignasi Mestre, quien logró salvar la compañía mediante un préstamo del Instituto Catalán de Finanzas y la venta de sus filiales en Sri Lanka y Tailandia.
En 2014, tras la adquisición por parte de Sherpa Capital, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) levantó la suspensión cautelar impuesta sobre sus acciones, permitiendo que Nextil volviera a cotizar en Bolsa. Este retorno al mercado fue visto como un signo de recuperación y una nueva etapa para la compañía.
La transformación de Dogi a Nextil implicó no solo un cambio de nombre, sino también la restructuración de la compañía dentro de un hólding empresarial más amplio. Actualmente, Nextil agrupa trece empresas, incluyendo marcas como Sici93, Ritex y Elastic Fabrics of America (EFA). En un intento por fortalecer su liderazgo en el sector, Nextil incorporó a César Revenga, quien provenía de la empresa Ezentis, como nuevo consejero delegado en abril de 2023. La reorganización también incluyó una revisión de su presencia en el mercado, con ocho centros de producción distribuidos en Portugal, Estados Unidos y Guatemala, y una base de clientes que abarca hasta 23 mercados internacionales.
A pesar de las dificultades, Nextil ha comenzado a mostrar signos de recuperación. En 2023, la compañía reportó una reducción de sus pérdidas en un 36,4%, con números rojos que alcanzaron los nueve millones de euros. No obstante, las ventas totales se situaron en 38,9 millones de euros, lo que representa una caída del 21% en comparación con el año anterior. Las operaciones del grupo en Portugal fueron cruciales, aportando 25,6 millones de euros, mientras que la filial en Estados Unidos generó ingresos de 13,6 millones de euros.
Con el fin de concentrar sus esfuerzos en las áreas más rentables, Nextil se encuentra actualmente inmersa en un proceso de reestructuración que ha llevado a la venta de todas sus instalaciones en Estados Unidos y de dos sociedades europeas. Este enfoque busca deshacerse de las partes del negocio que no resultan productivas y, a su vez, optimizar recursos para lograr un crecimiento sostenible a largo plazo.
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La historia de Dogi, ahora Nextil, es una narrativa de adaptación y resistencia ante un entorno empresarial cambiante. La transición de una empresa familiar a un hólding empresarial, sumada a la reestructuración de su modelo de negocio, refleja la capacidad de la organización para enfrentar los desafíos y buscar oportunidades de crecimiento en un mercado exigente. A medida que continúan sus esfuerzos por retornar a la senda de la rentabilidad, el futuro de Nextil dependerá de su estrategia para adaptarse a las dinámicas del sector textil global y maximizar el potencial de sus operaciones y recursos.