Intersport se enfrenta a un momento crítico en su historia en España, ya que la compañía de distribución de artículos deportivos ha tomado la decisión de llevar a cabo una ampliación de capital por un monto de hasta ocho millones de euros. Esta medida busca atraer a un inversor que esté dispuesto a adquirir más del 50% del capital social, garantizando así la continuidad de sus operaciones en el mercado español. Consciente de la difícil situación económica que ha atravesado en años recientes, la empresa ha decidido reestructurar su modelo de negocio, que había operado tradicionalmente bajo un sistema cooperativo. La reciente decisión aprobada por la junta de accionistas el 17 de septiembre no solo implica una inyección de capital, sino que también marca un punto de inflexión en la gobernanza de Intersport, al ceder el control a un único accionista mayoritario, lo que podría alterar la dinámica cooperativa que ha caracterizado a la compañía desde sus inicios.
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El proceso de ampliación de capital incluye la emisión de hasta 800,000 nuevas participaciones sociales con un valor nominal de diez euros cada una. Este enfoque no solo busca resolver las dificultades financieras a las que se enfrenta Intersport en España, sino también asegurarse de que el nuevo inversor relacionado con su matriz suiza esté alineado con los intereses y la visión a largo plazo de la empresa. La necesidad de adaptar su estructura de capital es evidente, ya que según los últimos datos disponibles, Intersport España reportó una deuda con entidades financieras de 3,9 millones de euros, además de un descenso alarmante en sus beneficios, que cayeron de 1,1 millones de euros en 2021 a apenas 59,834 euros en 2022. La cifra de negocio, aunque creció un 4,9%, no fue suficiente para contrarrestar la disminución en su resultado bruto de explotación, lo que pone de manifiesto la urgente necesidad de reestructuración.
Históricamente, Intersport se ha consolidado como un referente en la distribución de artículos deportivos, operando más de 160 tiendas en España y comercializando productos de marcas de renombre como Nike, Adidas, Puma y Under Armour. Sin embargo, la estructura actual de la empresa es testamentaria del sistema cooperativo, donde ningún accionista posee más del 4% del capital. Con la entrada de un nuevo inversor mayoritario, Intersport España perdería esta característica de cooperación entre múltiples accionistas y pasaría a estar bajo un control más convencional, un cambio que podría facilitar decisiones más ágiles en un sector cada vez más competitivo.
Además, la reestructuración no se limita solo a la financiación y la gobernanza corporativa; también refleja una transformación en la cúpula ejecutiva de la empresa. Tras la salida de Ángel Solores como director general, se han producido cambios en la gestión que incluyen la asunción temporal de funciones por parte de Maite García y Pedro Ferrer, junto con la reciente incorporación de Rafael Barbé como nuevo director general. Este tipo de cambios en el liderazgo puede influir significativamente en la formulación de estrategias para revitalizar el negocio en un entorno que exige rapidez y adaptabilidad.
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Por último, mientras que la ampliación de capital puede representar una oportunidad para inyectar recursos frescos y recuperar la estabilidad financiera, también plantea interrogantes sobre el futuro de la identidad corporativa de Intersport en España. La cooperación y el modelo de negocio tradicional han sido fundamentales para el desarrollo de la compañía, y los cambios en su estructura de propiedad podrían poner en riesgo ese legado. La clave del éxito radicará en cómo se gestione esta transición y en qué medidas se implementen para garantizar que Intersport siga siendo relevante y competitiva en un sector que evoluciona rápidamente, todo mientras se mantiene un enfoque en la satisfacción del cliente y la calidad del servicio.