H&M ha decidido reintegrarse en el fascinante pero complejo mercado chino tras la reciente reapertura de su tienda insignia en Shanghái, un movimiento que marca un giro significativo en la estrategia de la marca. Este regreso se produce en un contexto donde el sector del lujo, anteriormente robusto en China, ha comenzado a mostrar signos de debilidad, lo que representa una oportunidad para que marcas de moda más accesible, como H&M, busquen consolidar su posición en el gigante asiático. La tienda, ubicada en la bulliciosa Huaihai Road, cerró en 2022 sin previo aviso, lo que generó polémica y reacciones en las redes sociales, evidenciando la importancia del establecimiento para la marca como su primera tienda en China, abierta en 2007.
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El cierre de la flagship store provocó una tormenta de comentarios en plataformas sociales chinas, donde los consumidores expresaron tanto indiferencia como críticas hacia la marca, catalogándola de «baja calidad» y cuestionando su relevancia en el competitivo panorama actual. Las reacciones reflejan un cambio en la percepción de H&M entre los consumidores chinos, muchos de los cuales sintieron que la marca no ofrecía un valor significativo más allá de precios bajos. A esto se sumaron los temores sobre una posible retirada completa de H&M del país, tras las dificultades planteadas por el boicot relacionado con el algodón de Xinjiang, un problema que ha afectado directamente a la marca y a su imagen en el mercado.
El boicot, iniciado por el gobierno chino en respuesta a la postura de H&M sobre derechos humanos y prácticas laborales, ha sido un factor crucial en la operación de la marca en China. H&M había estado abogando por la investigación de las violaciones de derechos humanos en Xinjiang, lo que probablemente desató la ira del gobierno chino. Este enfrentamiento ha puesto a la multinacional en una posición delicada, obligándola a replantear su estrategia y adaptarse a un entorno minorista que está en constante evolución.
A pesar de las preocupaciones iniciales, el regreso de H&M a Shanghái parece indicar una fe renovada en el potencial del mercado chino, al menos desde la perspectiva de la moda masiva. La empresa busca no solo recuperar su imagen, sino también aprovechar el interés creciente en el consumo tras las restricciones impuestas por la pandemia. Este movimiento refleja un cambio estratégico donde H&M, en lugar de alejarse ante las dificultades, opta por reafirmar su presencia y reconectar con su base de consumidores, intentando ofrecer una propuesta que resuene mejor con sus expectativas y necesidades.
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Mientras H&M navega por un terreno minado, con un mercado en China que evoluciona rápidamente y un consumidor más consciente, esta reapertura simboliza tanto un desafío como una oportunidad. La compañía tendrá que demostrar su capacidad para adaptarse y ofrecer un valor auténtico que contrarreste las críticas pasadas. El éxito de esta ofensiva en el mercado chino dependerá de su habilidad para conectar efectivamente con los consumidores y superar los obstáculos que presenta un contexto político y social tan complejo.