El comercio minorista en España ha mostrado un comportamiento notable en enero de 2025, aunque con una desaceleración en el crecimiento de sus ventas. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), las ventas del sector registraron un avance interanual del 2,2%, una cifra que, si bien continúa en la senda del crecimiento, es 1,4 puntos inferior a la tasa de diciembre de 2024. Este resultado indica que el sector se mantiene en un periodo de expansión, marcando ya siete meses consecutivos de incrementos en la facturación. Sin embargo, la reducción en la tasa de crecimiento puede reflejar una moderación en la dinámica de consumo, sugiriendo que factores subyacentes podrían estar influyendo en las decisiones de compra de los consumidores españoles.
Dentro de este panorama, la alimentación se ha alzado como el sector con mayor crecimiento, reportando un incremento del 3,7% en comparación con el mismo mes del año anterior. Este aumento puede ser asociado a diversos factores, como el potencial impacto de la inflación en los precios de los alimentos, la creciente concienciación del consumidor respecto a la salud y la nutrición, y una vez más, la tendencia a priorizar el consumo de productos básicos y esenciales. A medida que los consumidores enfrentan un entorno económico incierto, es natural que busquen asegurarse un suministro adecuado de alimentos, lo que podría estar alimentando esta tendencia de crecimiento. Por otro lado, las ventas de productos que no son de alimentación aumentaron un 1,7% interanual, evidenciando que, aunque se presenta un crecimiento, este es más moderado en comparación con el sector alimentario. En concreto, las categorías de equipo del hogar, equipo personal y salud mostraron variaciones del 5,5%, 2,5% y 1,1%, respectivamente, lo que indica que el consumo en áreas relacionadas con el bienestar personal y el hogar sigue siendo relevante, aunque el ritmo de crecimiento es menos acelerado.
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El comportamiento de las estaciones de servicio ha sido también positivo, con un aumento del 1,1% en su facturación en enero en comparación con el mismo mes del año anterior. Este ascenso puede estar vinculado a factores como el incremento en los precios de los combustibles, en consonancia con las fluctuaciones del mercado energético, así como la reactivación del transporte y la movilidad, que se han visto favorecidos tras un periodo de restricciones por la pandemia. Aun así, esta misma dinámica podría volverse un arma de doble filo si los precios continúan aumentando, lo que podría resultar en una disminución de la demanda a medida que los consumidores se ajusten a un entorno de precios más altos.
En cuanto a los modos de distribución, se ha observado que la mayoría de ellos han registrado incrementos en sus ventas interanuales. Las grandes cadenas se han destacado una vez más con un crecimiento del 5,2%, seguido por las grandes superficies, que han aumentado sus ventas un 3,6%. Estos resultados sugieren que los consumidores siguen prefiriendo las opciones de compra que ofrecen más variedad y comodidad, posiblemente en respuesta a un estilo de vida que prioriza la eficiencia y la conveniencia. Por el contrario, las pequeñas cadenas y las empresas unilocalizadas han experimentado incrementos más modestos, del 0,9% y 0,6%, respectivamente. Este escenario ha planteado preguntas sobre la viabilidad futura de estos actores más pequeños en un mercado dominado por grandes minoristas, donde la competencia es feroz y los márgenes de beneficio podrían estar presionados.
Sin embargo, a pesar de estas cifras positivas, es importante destacar que el comercio electrónico ha experimentado una severa caída del 2,8% en sus ventas. Este descenso en el comercio electrónico podría ser un indicativo de un ajuste en los hábitos de compra post-pandemia, donde, tras un pico significativo en las compras online, los consumidores podrían estar regresando a las compras físicas por diversas razones, desde la experiencia de compra hasta la gratificación instantánea de llevarse los productos de inmediato. Es posible que la saturación del mercado en la venta online, combinada con un entorno competitivo sólido tanto en el ámbito físico como digital, haya llevado a una moderación en la demanda de compras por Internet.
Cuando se eliminan los efectos estacionales y de calendario, la facturación del comercio minorista también muestra un aumento del 2,2% interanual, pero este aumento es menos dinámico que el registrado en diciembre, donde el incremento fue del 4%. Este retroceso en la tasa de crecimiento podría estar indicando que el sector está empezando a experimentar un desgaste tras meses de rebote tras la pandemia. La serie desestacionalizada ha logrado mantener un crecimiento continuo, acumulando 26 meses consecutivos con tasas positivas; sin embargo, con el retroceso mensual del 1,4% en las ventas de enero en comparación con diciembre de 2024, se vislumbran presagios de una posible desaceleración en el consumo. Este último dato es preocupante, ya que representa la mayor caída mensual desde diciembre de 2023, lo que podría sugerir que los consumidores están empezando a ajustar sus gastos, posiblemente debido a un contexto económico más incierto.
En la serie corregida, todos los modos de distribución presentaron descensos mensuales en sus ventas, a excepción de las grandes cadenas, que se mantuvieron sin variación. Las grandes superficies, que son esenciales en el comercio español, fueron las más afectadas, con una reducción del 1,7% en comparación con diciembre. Este descenso pone de relieve la vulnerabilidad de este tipo de establecimientos ante cambios en los patrones de consumo y subraya la importancia de adaptarse a las necesidades y preferencias cambiantes de los consumidores. En el ámbito de los productos alimenticios, las ventas también muestran una ligera caída del 0,1%, mientras que las del resto de productos cayeron un 2% y las estaciones de servicio reportaron una fuerte variación negativa del 0,4%. Estas cifras parecen indicar que, si bien hay un crecimiento interanual en terminos anuales, las perspectivas a corto plazo son menos optimistas.
En el contexto del empleo en el comercio minorista, se ha observado un crecimiento del 1,4% en enero en comparación con el mismo mes del año anterior. A pesar de que este crecimiento continúa siendo positivo, representa una desaceleración de cuatro décimas respecto al desempeño de diciembre. Este repunte significa que el empleo en el comercio minorista ha ido en aumento durante 41 meses consecutivos, lo que es un indicador positivo para la estabilidad del sector. En términos de distribución, las grandes cadenas han liderado el aumento en el empleo con un incremento del 2,6%, mientras que las empresas unilocalizadas han registrado un aumento del 1,2%. A pesar de estos datos positivos, es preocupante que en términos mensuales, el empleo haya reflejado un descenso del 1,7%, destacando una reducción del 6% en el personal de las grandes superficies tras el cierre de la temporada navideña. Esto sugiere que el sector está sintiendo la presión de un ajuste necesario en la plantilla, probablemente como respuesta a la caía de las ventas y la desaceleración en el ritmo de consumo.
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A nivel regional, las cifras de ventas en enero han sido positivas en todas las comunidades autónomas, con un notable aumento del 4,4% en Murcia, seguido por Castilla La Mancha y Andalucía, ambas con una subida del 3,9%. Este crecimiento puede atribuirse a factores regionales específicos, como el aumento en el turismo o el impulso de actividades económicas locales que han favorecido el consumo. Sin embargo, el empleo en el comercio también ha mostrado variaciones, con Canarias y Baleares reportando las mayores alzas, del 4% y del 2,6%, respectivamente. Sin embargo, no todas las regiones han seguido la misma tendencia; Asturias y Extremadura, por ejemplo, han recortado personal en un 0,5% y un 0,1%, respectivamente. Estas disparidades en el comportamiento de las ventas y el empleo de una región a otra subrayan la importancia de examinar los contextos locales y cómo estos pueden influir en la salud general del comercio minorista.
Aunque enero de 2025 ha visto un crecimiento en las ventas del comercio minorista en España, este ha sido acompañado de una moderación en el ritmo de avance que invita a la reflexión. La dependencia del crecimiento en el sector alimentario, junto a la reciente disminución en el comercio electrónico y el aumento de las ventas en grandes cadenas, destaca la necesidad de que el comercio minorista se adapte a las cambiantes dinámicas del mercado. La desaceleración en el crecimiento de las ventas y la caída en el empleo en grandes superficies indican que el sector necesita una estrategia renovada para abordar los desafíos emergentes y garantizar la sostenibilidad de su desarrollo. Las diferentes tasas de crecimiento regional también subrayan que las políticas y estrategias de comercio deben considerar las particularidades locales. Si bien los datos siguen mostrando un avance, es crucial que todos los jugadores del sector estén preparados para navegar por un futuro que podría estar condicionado por fluctuaciones económicas, cambios en las preferencias del consumidor y la evolución de las modalidades de compra.