La música y la educación canina: Una valiosa conexión
¿Es la música una herramienta para conectar con los seres que no tienen la capacidad de comunicarse a través del lenguaje verbal?
Para Fabiana Herrera, formadora en educación canina y música profesional, la respuesta es sí. A lo largo de su trayectoria, ha logrado fusionar estas dos pasiones, construyendo un enfoque innovador para comprender y educar a los perros.
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Su curiosidad por el comportamiento canino la llevó a certificarse en su país natal, Venezuela, y posteriormente en Chile, donde se profesionalizó a través de múltiples capacitaciones. Este camino la convirtió en una voz clave para comprender y mejorar la relación entre humanos y perros.
De la música a la educación canina
Fabiana destaca las diferencias entre el mundo musical y el entrenamiento de perros:
En su trayectoria musical, desarrolló habilidades clave como el uso de herramientas comunicacionales efectivas, que hoy aplica en su trabajo con mascotas. Además, ha aprendido a abordar casos de manera directa y a fortalecer el trabajo en equipo con las familias que buscan este tipo de atención.
«Es un trabajo que se hace mucho en solitario, en comparación con la escena musical, donde existe un ambiente más colaborativo. Como entrenadora canina, vas creando tu propio ecosistema, donde el análisis de casos y el trabajo multidisciplinario son clave.»
Esta visión integral le ha permitido desarrollar estrategias que combinan la observación, la empatía y la comprensión del entorno del animal.
La humanización de las mascotas y sus efectos
La relación entre humanos y mascotas ha cambiado drásticamente en las últimas décadas. Los perros han pasado de ser guardianes o compañeros ocasionales a ocupar un lugar central en los hogares. Ahora duermen en los muebles, comparten habitaciones y son considerados un miembro más de la familia.
Este cambio ha traído nuevos desafíos: muchas familias buscan educar a sus perros o corregir conductas que pueden afectar la convivencia. Sin embargo, Fabiana enfatiza que la clave no está solo en modificar el comportamiento del animal, sino en comprender la dinámica familiar:
«Cuando una familia busca ayuda es porque desea que tanto ellos como su perro se sientan bien. El estrés, la etapa de madurez del animal y el entorno influyen en comportamientos como morder objetos o hacer sus necesidades en lugares inadecuados. Por eso, es esencial analizar tanto la conducta del perro como la de sus tutores.»
Educación canina: un proceso de aprendizaje mutuo
Uno de los mayores retos en la educación canina es que no todas las estrategias funcionan para todas las familias. Según Fabiana, el éxito radica en adaptar el proceso de enseñanza de manera motivacional, asegurando que:
– El perro aprenda nuevas conductas que favorezcan la armonía del hogar.
– Los tutores desarrollen una postura de comprensión y amor.
– Se establezca un equilibrio emocional que beneficie a ambos.
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«El conocimiento es la clave para transformar la relación entre humanos y perros. Si ambos logran comunicarse y entenderse mejor, la convivencia mejora y se genera un ambiente de paz en el hogar.»
Finalmente, como recomendación, Fabiana sugiere que, aunque la música no es un factor determinante en sus entrenamientos, para las familias que pasan mucho tiempo fuera de casa es aconsejable dejar música relajante para acompañar a los caninos en momentos de soledad, estrés o ansiedad.