El estrés humano y su impacto en la salud emocional de los perros
El vínculo entre humanos y perros ha sido objeto de numerosos estudios que exploran cómo las emociones y comportamientos de los dueños afectan a sus mascotas. Una investigación reciente de la Queen’s University de Belfast (QUB), publicada en Applied Animal Behaviour Science, ha revelado que el estrés humano no solo influye en las personas, sino también en el bienestar de los perros, generando impactos físicos y emocionales.
Está comprobado que las mascotas tienen la capacidad de reducir los niveles de estrés en los humanos. Según el médico veterinario Juan Enrique Romero, tan solo diez minutos de interacción con un perro o un gato pueden desencadenar una serie de respuestas fisiológicas positivas. Estas incluyen la reducción de la hormona cortisol, relacionada con el estrés, y el aumento de oxitocina, conocida como la “hormona del amor”. Sin embargo, esta relación también tiene una contracara: los niveles de estrés en los dueños pueden transmitirse a sus perros.
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El equipo de investigadores de la QUB analizó el comportamiento y las respuestas fisiológicas de perros y sus dueños mediante monitores de frecuencia cardíaca. Los resultados mostraron que los perros de dueños con altos niveles de estrés también exhibían aumentos en su frecuencia cardíaca, lo que sugiere un “contagio emocional” entre humanos y mascotas.
El doctor Gareth Arnott, coautor del estudio y experto en bienestar animal, explicó: “Los perros tienen la capacidad de reflejar las emociones humanas y responder a las señales sociales de sus dueños en nuevos entornos. Esto subraya el estrecho vínculo emocional entre ambas especies”. También destacó que los perros pueden adaptarse gradualmente a nuevos entornos, reduciendo su nivel de estrés con el tiempo. Este hallazgo es relevante para situaciones como visitas a clínicas veterinarias, donde brindar tiempo de aclimatación puede mejorar la experiencia tanto para los perros como para los profesionales.
Por su parte, la veterinaria Aoife Byrne, también coautora del estudio, enfatizó la importancia de mitigar el estrés humano en entornos veterinarios. “Reducir el estrés de los dueños tiene el potencial de disminuir también el estrés en sus perros, mejorando así su bienestar general”, declaró.
Reconocer los signos de estrés en los perros es crucial para intervenir de manera efectiva. Si bien cada perro puede reaccionar de manera diferente, existen patrones comunes que pueden indicar miedo o ansiedad:
Esquivar y esconderse: Buscar refugio bajo muebles o en lugares considerados seguros.
Ladridos excesivos: Responder con vocalizaciones constantes o aullidos.
Salivación y jadeo: Aumento de salivación y respiración acelerada.
Postura corporal tensa: Encorvarse, mantener la cola entre las patas o adoptar una postura rígida.
Intentos de fuga: Intentar escapar de la situación estresante.
Conocer estas señales puede ayudar a los dueños a tomar medidas para reducir el estrés en sus mascotas, como proporcionarles un entorno tranquilo y seguro o consultar a un veterinario para obtener orientación profesional.
El olfato y la detección del estrés humano
Otro estudio reciente de la misma universidad confirmó que los perros tienen una capacidad extraordinaria para detectar el estrés humano mediante cambios fisiológicos. Estos incluyen alteraciones en los patrones de sudoración y los cambios químicos en la respiración que generan un perfil olfativo distintivo. Según los investigadores, los perros pueden identificar estos cambios con un alto grado de precisión.
Este hallazgo refuerza la importancia del entrenamiento de perros de asistencia para personas con trastornos como la ansiedad o el estrés postraumático, ya que su sensibilidad a las señales humanas puede ser una herramienta valiosa en el manejo de estas condiciones.
La relación entre humanos y perros no solo tiene un impacto en la salud física, sino también en el bienestar emocional. Un estudio publicado en PlosOne demostró que actividades como caminar juntos, jugar o simplemente acariciar a un perro pueden tener efectos positivos significativos en la mente y el cuerpo humanos. Estas interacciones también contribuyen a fortalecer el vínculo emocional entre el dueño y la mascota.
Al mismo tiempo, proporcionar un entorno estable y reducir las fuentes de estrés en la vida diaria de un perro puede mejorar su calidad de vida y fomentar una relación más equilibrada. Esto incluye establecer rutinas, ofrecer espacios seguros y garantizar suficiente ejercicio y estimulación mental.
La ciencia confirma que el estrés humano puede tener un impacto directo en el bienestar de los perros. Sin embargo, también destaca cómo la convivencia con estas mascotas puede ser mutuamente beneficiosa. Para maximizar estos beneficios y minimizar los efectos negativos, los dueños pueden:
Controlar su propio estrés: Practicar técnicas de manejo del estrés, como la meditación o el ejercicio.
Crear un entorno positivo: Reducir el ruido, ofrecer espacios tranquilos y evitar cambios abruptos en las rutinas.
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Fomentar la actividad física: Asegurarse de que el perro reciba suficiente ejercicio diario.
Consultar a profesionales: Acudir a veterinarios o especialistas en comportamiento animal si se detectan signos de estrés crónico.
El estrecho vínculo entre humanos y perros es un recordatorio del impacto profundo que nuestras emociones y acciones pueden tener en los seres vivos que nos rodean. Al cuidar nuestro bienestar, también estamos cuidando el de nuestras mascotas.