BBVA y el auge del animalismo: ¿Peligro para la tauromaquia en España?
BBVA, uno de los principales bancos de España, ha impulsado una encuesta centrada en el animalismo, la sostenibilidad y la conservación. Este estudio ha puesto el foco en el uso de animales en diversas actividades, como la tauromaquia y la caza. Sin embargo, no aborda un aspecto clave: el papel que juegan estos sectores en la conservación de ecosistemas y espacios naturales. La falta de esta perspectiva en la encuesta plantea dudas sobre las verdaderas intenciones del banco y su alineación con el mercado emergente de las mascotas.
Un enfoque sesgado y una campaña de comunicación dirigida
La estrategia de BBVA no parece estar motivada por un interés genuino en el medioambiente, sino por un enfoque de negocio. El auge del sector del mascotismo, disfrazado de animalismo, se ha convertido en una gran oportunidad de inversión. No es casualidad que medios como La Vanguardia y El País hayan difundido los resultados de esta encuesta, ambos financiados en parte por la entidad bancaria. Además, la imagen utilizada por La Vanguardia para ilustrar la noticia proviene de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) antitaurina, lo que refuerza la idea de una campaña encaminada a debilitar la tauromaquia.
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Cuando una institución financiera con tanto peso decide imponer una narrativa, la opinión pública tiende a inclinarse en esa dirección. En este caso, BBVA está promoviendo la idea de que la sostenibilidad está ligada al bienestar de los animales de compañía, en lugar de reconocer el papel de la caza y la ganadería en la conservación de espacios naturales. Esta transformación del discurso ha desdibujado la verdadera contribución del mundo rural a la sostenibilidad.
El sector de las mascotas: Un negocio en expansión
El interés de BBVA en el sector animalista está respaldado por cifras contundentes. La industria del bienestar y los productos para mascotas ha crecido de manera exponencial desde 2014 y se prevé que alcance un valor de 350.000 millones de dólares en 2027, según un informe de ProShares publicado por la banca privada de BBVA. Esta tendencia ha captado la atención de inversores y fondos de inversión, quienes ven en este mercado una opción rentable y segura.
Empresas líderes en el sector del petcare han experimentado un crecimiento vertiginoso y se han convertido en actores clave en la economía global:
ProShares Pet Care ETF: Fondo cotizado en bolsa que invierte en empresas de venta minorista de productos para mascotas, desde juguetes hasta servicios de atención veterinaria.
IDEXX Laboratories, Inc.: Fabricante de productos y servicios para animales de compañía, veterinarios y ganaderos.
Zoetis Inc.: Líder mundial en medicamentos y vacunas para mascotas y ganado.
Freshpet Inc.: Empresa especializada en alimentos frescos y refrigerados para gatos y perros.
Chewy, Inc.: Minorista online de alimentos para mascotas, adquirido por PetSmart por 3.350 millones de dólares en 2017.
Trupanion: Proveedor de seguros para mascotas con operaciones en EE.UU., Canadá, Australia y Puerto Rico.
Zooplus AG: Plataforma online de venta de suministros para mascotas, con envíos a 30 países de Europa.
Estas compañías reflejan el impacto económico del sector y la atracción que genera para inversores y grandes corporaciones, incluidas entidades bancarias como BBVA.
Una narrativa que desplaza al conservacionismo
A lo largo de las últimas décadas, la industria del petcare ha desarrollado una estrategia comunicativa que ha calado profundamente en la sociedad. El mensaje del mascotismo ha ganado terreno frente al conservacionismo tradicional, desplazando la importancia del campo, la caza y la tauromaquia en el mantenimiento de ecosistemas. Grandes bancos e inversores han jugado un papel clave en esta transformación, financiando campañas que refuerzan la idea de que la protección del planeta pasa por la defensa exclusiva de los derechos de los animales de compañía.
Sin embargo, este discurso deja fuera una realidad incómoda: la ganadería extensiva de toros bravos y la caza gestionada de manera responsable contribuyen a la conservación de miles de hectáreas de dehesas y otros ecosistemas. Su desaparición podría tener efectos negativos en la biodiversidad y en la economía rural.
La estrategia de BBVA y otras grandes corporaciones parece encaminada a posicionar el negocio del mascotismo como una de las principales industrias del futuro. En este contexto, la tauromaquia y la caza quedan relegadas a un papel secundario, cuando no demonizadas directamente. La narrativa mediática impulsada por bancos y grandes fondos de inversión ha logrado transformar la percepción social, presentando estas actividades como una amenaza en lugar de una herramienta de sostenibilidad.
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Este cambio de paradigma plantea interrogantes sobre el futuro de la tradición taurina y cinegética en España. Si la agenda corporativa sigue marcando el discurso, podríamos estar asistiendo a un proceso irreversible en el que la preservación del campo y sus actividades tradicionales queden completamente desplazadas por un modelo de negocio basado en el mascotismo.
La cuestión central no es si las mascotas merecen atención y cuidado, sino si su protección se está utilizando como una herramienta para reconfigurar el mercado y deslegitimar prácticas que han sido históricamente clave en la conservación de la naturaleza. En un mundo donde la opinión pública está cada vez más influenciada por intereses económicos, abrir un debate real sobre sostenibilidad y conservación es más necesario que nunca.