América Latina se suma al furor de los «Cat cafés»
En los últimos años, una tendencia nacida en Asia ha comenzado a ganar terreno en América Latina: los cat cafés. Estos espacios combinan la experiencia de disfrutar de un café con la posibilidad de interactuar con gatos, promoviendo tanto la relajación como la adopción responsable. Con orígenes en Taiwán y un boom posterior en Japón, los cat cafés están conquistando corazones en países como Argentina y Uruguay.
El origen del concepto: Taiwán y Japón como pioneros
El primer cat café del mundo, conocido como «Kitten Garden», abrió sus puertas en 1998 en Taipei, la capital de Taiwán. Este lugar se convirtió rápidamente en un éxito local, atrayendo tanto a amantes de los gatos como a curiosos. Sin embargo, fue en Japón donde el concepto alcanzó su máxima popularidad. Según el sitio web del Récord Guinness, Japón alberga más de 300 cat cafés, con más de 60 solo en Tokio.
Vea también: Exportaciones de vino uruguayo aumentaron 40% en 2024 impulsadas por récords
El auge en Japón se atribuye en gran medida a las restricciones en los departamentos que prohíben tener mascotas. Estos cafés ofrecen una solución para quienes desean disfrutar de la compañía de animales sin comprometer su situación habitacional. Además, la cultura japonesa valora profundamente las experiencias relajantes, lo que ha llevado a la proliferación de otros cafés temáticos con animales, como perros, conejos y hasta reptiles.
Los cat cafés en argentina: Historias de innovación y empatía
En Argentina, el primer cat café se gestó casi por casualidad durante la pandemia de coronavirus. Diana Capasso, Liliana Raco y Gabriela Marcos, tres amigas con una empresa de turismo, encontraron una nueva forma de conectar con su comunidad. En un patio cercano al Abasto Shopping, comenzaron a recibir visitas espontáneas de vecinos que disfrutaban del contacto con los gatos que ellas cuidaban.
En 2021, el espacio se formalizó como Cat Café Buenos Aires. La propuesta es sencilla pero efectiva: una merienda básica que incluye café y un alfajor, mientras los visitantes interactúan con una familia de 11 gatos. Más allá de su popularidad, el café tiene un propósito claro: apoyar refugios de animales y fomentar la adopción responsable. También se posiciona como un espacio de «gatoterapia», ayudando a personas con trastornos físicos, psicológicos o sociales.
En Rosario, Cecilia Mansilla llevó la idea un paso más allá con Gatogasinos, un cat café que combina la energía sanadora de los gatos con terapias holísticas como cristaloterapia, musicoterapia y aromaterapia. Este espacio, que alberga a ocho gatos rescatados, prioriza la armonía y el bienestar animal, permitiendo a los visitantes disfrutar de la experiencia sin límites de tiempo.
Uruguay y la llegada de cafelino
En Uruguay, la tendencia también ha encontrado su lugar con Cafelino, un cat café que comparte la visión de promover la adopción responsable y brindar un espacio terapéutico. Inspirado en modelos internacionales, Cafelino se ha convertido en un punto de referencia para amantes de los gatos en el país. La combinación de un ambiente acogedor y la posibilidad de interactuar con felinos ha generado una comunidad creciente de seguidores.
Modelos alternativos: Nekofi en Buenos Aires
No todos los cat cafés siguen el mismo modelo. Nekofi, ubicado en el Barrio Chino de Buenos Aires, ofrece una propuesta distinta. Debido a las normativas locales que prohíben la presencia de animales en espacios gastronómicos, Nekofi divide su establecimiento en dos áreas: una para el consumo de alimentos y otra para la interacción con los gatos.
En Nekofi, los visitantes pueden disfrutar de platos como beef noodles y croissants antes de pasar al área de los gatos. Con turnos de 20 minutos, una cuidadora explica la importancia de la adopción responsable y detalla las historias de los felinos. Este modelo, además de ser innovador, busca minimizar el estrés de los animales y fomentar un ambiente saludable.
Más allá de ser una experiencia única, los cat cafés tienen un impacto positivo en varias áreas:
Adopción responsable: Estos espacios promueven la adopción de gatos rescatados, ayudando a reducir la cantidad de animales en situación de calle.
Bienestar emocional: La interacción con gatos ha demostrado reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo de las personas.
Comunidad: Los cat cafés crean un sentido de pertenencia y generan comunidades de amantes de los animales.
Educación: A través de charlas y actividades, estos espacios educan sobre el cuidado y la importancia del bienestar animal.
Vea también: Teddy, el perro que recaudó más de 400 mil dólares para la causa animal
Con el éxito alcanzado en Argentina y Uruguay, es probable que los cat cafés continúen expandiéndose en América Latina. La combinación de un modelo de negocio sostenible y un impacto positivo en la comunidad los convierte en una propuesta atractiva tanto para emprendedores como para clientes.
En un mundo cada vez más acelerado, estos espacios ofrecen un respiro, permitiendo a las personas desconectar y conectar con la naturaleza a través de los animales. Los cat cafés no solo son un lugar para tomar café, sino también un refugio para el alma.