El primer día de 2025 trajo consigo una noticia que dejó a muchos colombianos con el corazón pesado: la planta de General Motors en Bogotá, que producía vehículos Chevrolet, comenzó su proceso de desmontaje. Esta decisión pone fin a más de 60 años de historia en la industria automotriz colombiana, dejando a más de 800 trabajadores sin empleo y marcando el fin de una era para la marca en el país.
La decisión de cerrar la planta de Colmotores se tomó en abril de 2024, en respuesta a los desafíos globales que enfrenta la industria y a la subutilización de las instalaciones, que operaban a solo un 9% de su capacidad. La baja demanda y la creciente fragmentación de los mercados hicieron inviable la continuidad de la producción local. Aunque la planta ecuatoriana también cerrará sus puertas a finales de este año, la noticia en Colombia ha sido especialmente impactante debido a la larga trayectoria de la marca en el país.
El cierre de la planta no solo afecta a los trabajadores directos, sino que también tiene un impacto significativo en la industria automotriz colombiana, que ya venía enfrentando dificultades. Según la Cámara de la Industria Automotriz de la Andi, el sector había mostrado caídas superiores al 60% en su producción, ventas y empleo en los últimos meses. La baja rentabilidad de la planta colombiana y la creciente competencia en el mercado regional fueron factores decisivos en la reestructuración de la compañía.
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A pesar del cierre de la planta, General Motors ha asegurado que mantendrá su presencia histórica en Colombia y Ecuador a través de su marca Chevrolet, su red de concesionarios y los servicios de conectividad OnStar. «Nuestra red de concesionarios es la más grande del país, con concesionarios de 40 y 50 años, manejadas hoy ya por terceras generaciones. Eso para nosotros es una ventaja competitiva muy importante y es una red que vamos a seguir fortaleciendo y acompañando, en todo este proceso de transformación», indicó Juliana López Iza, directora comercial de General Motors para Colombia.
El impacto en los trabajadores ha sido profundo. Los empleados afectados serán incluidos en un plan de recesión laboral con beneficios por encima de los requisitos legales, pero la incertidumbre sobre el futuro y la pérdida de empleo han generado preocupación y tristeza entre los afectados. «Es una noticia muy difícil de aceptar, especialmente para aquellos que han dedicado décadas de su vida a esta planta», comentó uno de los trabajadores afectados.
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La salida de Chevrolet también tiene implicaciones para los consumidores colombianos, quienes ahora tendrán que recurrir a la importación de vehículos Chevrolet. Aunque la marca seguirá teniendo presencia en el país, la falta de producción local puede afectar la disponibilidad y los precios de los vehículos.
El cierre de la planta de Chevrolet en Colombia marca el fin de una tradición de más de 60 años y tiene un impacto significativo en los trabajadores, la industria automotriz y los consumidores del país. A pesar de los desafíos, General Motors ha asegurado que continuará su presencia en Colombia a través de su red de concesionarios y servicios de conectividad, ofreciendo un rayo de esperanza en medio de la incertidumbre.