Rite Aid entra en nueva bancarrota: reestructura, cierra tiendas y busca comprador
La reconocida cadena de farmacias Rite Aid ha declarado oficialmente la bancarrota por segunda vez en menos de dos años, según lo anunciado el lunes. La compañía, con sede en Camp Hill, Pensilvania, ya había atravesado un proceso de reestructuración anterior que redujo parte de su deuda, pero que no logró resolver sus problemas estructurales.
Esta segunda declaración de bancarrota ocurre luego de semanas de rumores sobre una inminente crisis financiera. Reportes indican que la empresa se quedó sin liquidez y comenzó a explorar la venta de tiendas individuales, mientras planeaba cerrar las demás.
Una farmacéutica debilitada por deudas, inflación y competencia
Rite Aid ha enfrentado múltiples desafíos financieros en los últimos años. Además de una deuda significativa, la compañía se ha visto presionada por la inflación y el aumento de la competencia en el sector. Según el archivo del Capítulo 11 presentado en Nueva Jersey, la empresa reporta pasivos que oscilan entre los 1.000 millones y 10.000 millones de dólares.
Financiamiento de emergencia para continuar operaciones
Con el objetivo de mantener sus operaciones mientras transcurre el proceso legal, Rite Aid aseguró un préstamo por aproximadamente 1.940 millones de dólares. Este financiamiento servirá para pagar salarios y mantener abiertas sus farmacias mientras se busca un comprador o compradores para todos sus activos.
La empresa ha confirmado que tiene intenciones de vender todos sus bienes a través del proceso de bancarrota. De acuerdo con Reuters, su CEO, Matt Schroeder, ya ha iniciado conversaciones con posibles compradores estratégicos, tanto a nivel nacional como regional.
Objetivos: continuidad de servicios y preservación de empleos
Schroeder ha señalado que las prioridades durante esta etapa crítica serán mantener el acceso continuo a servicios farmacéuticos para los clientes y conservar la mayor cantidad de empleos posible. Sin embargo, un informe de Bloomberg reveló que, tras no conseguir más financiamiento, la empresa notificó a sus empleados sobre despidos inminentes mediante una carta interna firmada por Schroeder.
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Primera bancarrota en 2023: una advertencia no atendida
Rite Aid ya se había acogido al Capítulo 11 en octubre de 2023, tras reportar pérdidas de 750 millones de dólares en el año fiscal anterior. En esa ocasión, la empresa logró reducir su deuda en 2.000 millones de dólares, vendió su compañía de beneficios farmacéuticos Elixir, cerró numerosas tiendas y llegó a acuerdos con prestamistas y socios clave como McKesson.
Además, el proceso ayudó a resolver cientos de demandas vinculadas al despacho de opioides sin la debida supervisión, un problema que afectó su reputación y su viabilidad financiera.
Una red de farmacias cada vez más pequeña
A pesar de reestructurarse, Rite Aid emergió de la primera bancarrota con una deuda de 2.500 millones de dólares y bajo el control de sus acreedores. Hoy, entra nuevamente en quiebra con una presencia comercial considerablemente reducida: opera 1.240 tiendas, frente a las aproximadamente 2.000 que tenía en 2023. Mercados clave como Ohio y Michigan han sido particularmente golpeados con los cierres.
El declive del modelo tradicional de farmacias
No solo Rite Aid está sufriendo. Walgreens y CVS, sus principales competidores, también están bajo presión debido a la caída de los márgenes de ganancia en medicamentos y la agresiva competencia de gigantes como Walmart y Amazon. Estos factores han llevado a una ola de cierres de locales en todo Estados Unidos.
El fenómeno ha provocado preocupación entre legisladores y asociaciones profesionales, quienes advierten sobre la expansión de los «desiertos farmacéuticos», zonas donde los residentes tienen acceso limitado a farmacias y, por ende, a medicamentos esenciales.
Una industria en transformación acelerada
El contexto general para las cadenas farmacéuticas está cambiando radicalmente. Un ejemplo claro es la reciente adquisición de Walgreens por parte del fondo de inversión Sycamore Partners por 10.000 millones de dólares, muy por debajo de los 100.000 millones de su valoración hace una década. Esta operación resalta el deterioro del valor de las grandes cadenas en un mercado que evoluciona rápidamente hacia modelos digitales y servicios integrados.
¿Qué sigue para Rite Aid?
El futuro de Rite Aid es incierto. La empresa espera que el proceso de venta permita su supervivencia, aunque sea bajo nuevos dueños. A corto plazo, los consumidores podrían enfrentar interrupciones en el servicio, y los empleados viven con la incertidumbre sobre el destino de sus puestos de trabajo.
El CEO ha insistido en que harán lo posible por garantizar la estabilidad operativa, pero la magnitud de la deuda, la reducción de tiendas y la competencia feroz ponen a Rite Aid en una posición difícil de sostener.