Las implicaciones para la moda española en el contexto de las elecciones estadounidenses de 2024, donde Donald Trump y Kamala Harris representan visiones diametralmente opuestas, revela un sector profundamente entrelazado con las dinámicas políticas y económicas globales. Con un mercado que representa mil millones de euros en exportaciones, Estados Unidos no solo se posiciona como el segundo destino más importante para la moda española fuera de la UE, sino que también actúa como un barómetro de globalización y proteccionismo.
La diferencia en las políticas económicas de Trump y Harris podría resultar determinante no solo para las marcas que buscan expandir su presencia, sino también para la estructura misma del comercio internacional. Ante el ascenso de un posible proteccionismo bajo Trump, las empresas como Inditex y Mango están reforzando su apuesta por el mercado estadounidense, con planes de expansión que podrían enfrentar un entorno más restrictivo si se reafirman las políticas «America First».
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El crecimiento del mercado estadounidense para las marcas de moda españolas ha sido significativo, con un aumento del 28.7% en las exportaciones en el último año, aunque todavía no ha compensado la caída del 24.3% en 2022. Esta perspectiva de crecimiento es sostenida no solo por el volumen de ventas, sino también por la disposición de los grandes grupos a invertir más en el país.
Inditex, por ejemplo, ha identificado a Estados Unidos como un mercado clave con numerosas oportunidades, mientras Mango también busca establecerse firmemente en el país. El protagonismo de Estados Unidos como un escaparate global sigue siendo crucial, convirtiéndose en un punto de entrada hacia el mercado latinoamericano, donde la visibilidad de las marcas españolas podría verse afectada por la política comercial del próximo gobierno.
El dilema que se presenta ante la industria de la moda no es menor. Un giro hacia el proteccionismo bajo la administración de Trump no solo pondría en jaque el acceso a un mercado crucial, sino que podría reconfigurar las reglas del juego de la economía internacional que rigen el comercio desde hace más de seis décadas. Si bien la administración Biden ha mostrado tendencias hacia ciertas restricciones, una reelección de Trump incrementaría el riesgo de un entorno económico más limitado.
La historia ha demostrado que el proteccionismo tiende a provocar una escalada de conflictos comerciales que, en última instancia, puede llevar a una mayor pobreza y retroceso en el crecimiento económico. En este sentido, el impacto sobre la industria de la moda, que es inherentemente globalizada y dependiente de la libre circulación de bienes, podría resultar más agudo que en otros sectores.
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Asimismo, el análisis plantea una cuestión más profunda sobre el significado de la modernidad y el progreso dentro de la industria. La posible reelección de Trump podría amenazar con revertir avances significativos en derechos civiles y cambios culturales que han caracterizado a las últimas décadas. La moda, como reflejo de movimientos culturales, podría verse atrapada en un estancamiento si la sociedad decide retroceder en sus logros. La falta de progreso en los derechos y libertades individuales sería un obstáculo para la innovación y la creatividad, lo que tendría un efecto paralizante en la evolución del sector.
Si la civilización se interrumpe en su desarrollo, la industria de la moda podría enfrentarse a una crisis de identidad que limitaría su capacidad de reaccionar a las nuevas tendencias y demandas del consumidor. En conclusión, las elecciones en Estados Unidos no solo son un evento político, sino un momento decisivo que puede redefinir el futuro de la moda española en un escenario global en evolución.