Lidl, el discounter alemán que ha estado operando en Estados Unidos desde 2017, está a punto de dar un paso significativo hacia el fortalecimiento de su marca en el país. Con el objetivo de mejorar su posicionamiento ante el público estadounidense, Lidl lanzará una ambiciosa campaña de marketing bajo el lema “The Super-est market” a partir del 16 de octubre de 2024. Este esfuerzo representa la mayor inversión de la empresa en branding desde su entrada al mercado estadounidense. Frank Kerr, director de Atención al Cliente de Lidl en Estados Unidos, enfatiza que la experiencia del consumidor no se limita solo a interacciones directas, sino que también incluye las emociones que despiertan al pensar en la marca. Lidl busca ser una enseña “más emocional y conectada”, lo que refleja un cambio estratégico para resonar más con los consumidores locales.
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La necesidad de esta renovación de marca ha surgido de un estudio interno que reveló que un sorprendente 58% de los encuestados en Estados Unidos no identificaba a Lidl como un supermercado. Este hallazgo es significativo para un minorista que se esfuerza por competir en un mercado saturado y altamente competitivo. La decisión de colaborar con una agencia creativa para diseñar una campaña que no solo aumente la visibilidad, sino que también posicione a Lidl como una cadena de supermercados confiable, subraya la proactividad de la compañía para cambiar la percepción que los consumidores tienen de ella. Además, Kerr señala que la lealtad del consumidor es esencial; los compradores que se convierten en “fans” de la marca no solo permanecen fieles, sino que también actúan como embajadores, recomendando la tienda a otros, lo cual es crucial para construir una base de clientes estable y leal.
En línea con esta estrategia emocional, Lidl planea utilizar de manera consistente sus distintivos colores corporativos—rojo, amarillo y azul—en sus campañas de marketing para transmitir mensajes importantes sobre precios y ofertas. Por ejemplo, el color rojo se utilizará específicamente para resaltar descuentos, estableciendo una conexión visual clara que ayude a los consumidores a reconocer rápidamente las promociones. Este enfoque no solo busca mejorar la experiencia visual del consumidor, sino que también refuerza la identidad de marca, haciendo que Lidl sea más intuitivo para los compradores.
Además de la campaña de marketing, Lidl también está llevando a cabo una reestructuración significativa de su surtido de productos, revisando aproximadamente el 40% de sus SKU. Este cambio implica una revisión de proveedores, ajustes en el empaque y, en algunos casos, un cambio completo en la dirección de ciertas categorías de productos. Esta flexibilidad y adaptación en su oferta tiene como objetivo alinearse mejor con las expectativas y necesidades de los consumidores estadounidenses, un enfoque que puede ser crucial para ganar terreno en un mercado donde las preferencias de los clientes están en constante evolución.
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En la actualidad, Lidl opera alrededor de 170 tiendas en nueve estados de la costa este y Washington, DC. A medida que la compañía se esfuerza por relanzar su marca, su éxito dependerá de la implementación efectiva de estas estrategias, así como de su capacidad para conectar emocionalmente con los consumidores. Este relanzamiento no solo representa un intento de mejorar la percepción de Lidl en el mercado estadounidense, sino también un paso estratégico para establecer una base sólida a largo plazo en un ámbito donde la competencia es feroz y la diferenciación es clave. Al apostar por una imagen de marca más emocional y conectada, Lidl busca construir relaciones duraderas con sus clientes, lo que podría eventualmente traducirse en un crecimiento sostenido y un reconocimiento más amplio de la marca en el competitivo panorama del retail estadounidense.