Las Vegas, tradicionalmente concebida como la «ciudad del pecado», con su imagen de hedonismo y extravagancia, está navegando hacia una transformación ecológica notable. Durante años, la ciudad ha sido sinónimo de luces brillantes y lujos excesivos, pero hoy en día, está tomando medidas concretas para cambiar ese paradigma. Con inversiones millonarias en sostenibilidad, Las Vegas está adoptando iniciativas que abarcan desde la conservación del agua y la gestión de residuos hasta el aprovechamiento de energías renovables, con un enfoque especial en la energía solar.
El cambio hacia la sostenibilidad en Las Vegas comenzó en 2005 y se aceleró significativamente tras la implementación de la ley de recuperación en 2009, la cual estableció objetivos claros en términos de energía renovable y conservación de recursos. Marco Velotta, funcionario de sostenibilidad de la ciudad, subraya que esta ley permitió a Las Vegas realizar una inversión inicial de 75 millones de dólares en proyectos de sostenibilidad. A pesar del crecimiento demográfico dramático que ha experimentado la ciudad, el consumo de agua ha disminuido considerablemente, lo que refleja una gestión efectiva de recursos en un entorno desértico tan desafiante como el de Nevada. Se anticipa que para 2030, el 50% de la electricidad en el estado provenga de fuentes renovables, lo cual demuestra el compromiso radical de la ciudad con la ecoeficiencia.
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El sector hotelero, un elemento central de la economía de Las Vegas, ha jugado un papel crucial en este cambio. Muchos resorts, como The Venetian y MGM Resorts, han implementado iniciativas de sostenibilidad que incluyen el reciclaje de agua y la adopción de energía solar mediante incentivos fiscales que han sido muy atractivos para los desarrolladores. La atracción de un programa que ofrecía una reducción del 50% en los impuestos sobre la propiedad durante diez años ha llevado a los hoteles a invertir en sistemas energéticos más sostenibles, superando el requisito estatal de un 40% de energía proveniente de fuentes renovables. La mayoría de estos complejos ha ido más allá de este estándar, lo que resalta un compromiso genuino con la transición hacia la sostenibilidad.
La energía solar, en particular, ha destacado en la transformación de Las Vegas. La ciudad es ahora la segunda en EE. UU. en términos de capacidad solar por persona, aprovechando la abundancia de sol en el desierto de Mojave. Resorts como MGM han desarrollado sus propios sistemas de energía solar, los cuales no solo abastecen a sus propiedades, sino que también contribuyen significativamente a la capacidad energética regional. Sin embargo, a pesar de estos avances, la demanda energética general de Las Vegas sigue siendo alta, y el reto no se limita solo a la generación de energía, sino también a la reducida infraestructura de transporte y el consumo excesivo de aire acondicionado que se requieren en un clima desértico.
La conservación del agua es igualmente fundamental en estos esfuerzos. En un entorno donde cada galón de agua cuenta, las iniciativas de conservación llevadas a cabo por los complejos turísticos han permitido reciclar más del 97% del agua consumida en la ciudad. A través de políticas agresivas, como la sustitución de césped por vegetación nativa y la reutilización del agua, incluyendo la que se extrae de los acuarios, Las Vegas ha comenzado a cambiar su reputación de despilfarro a una de responsabilidad ambiental. A pesar de estos esfuerzos, la ciudad enfrenta el desafío de un uso de agua per cápita aún demasiado elevado, lo que subraya la necesidad de continuar mejorando la eficiencia hídrica.
El camino hacia la sostenibilidad en Las Vegas es un trabajo en proceso. Aunque se han dado pasos significativos, como el logro del Resort World Hotel de operar exclusivamente con energía renovable desde su apertura, muchos otros hoteles aún deben mejorar sus prácticas medioambientales. La transición hacia una economía más verde está marcada por desafíos como el transporte y el intenso uso de aire acondicionado, que son responsables de las principales emisiones de gases de efecto invernadero en la ciudad. Así, mientras Los Angeles da pasos hacia adelante en la sostenibilidad, la ciudad sigue luchando por posicionarse como un modelo ejemplar en el uso responsable de recursos en entornos desérticos en crecimiento.
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El progreso que ha realizado Las Vegas en su transición de una ciudad hedonista a un modelo de sostenibilidad es no solo notable, sino también inspirador. Marco Velotta expresa una visión optimista: “Es gratificante para nosotros observar que antes Las Vegas se consideraba una ciudad de desperdicios, y ahora somos reconocidos como un líder mundial en sostenibilidad”. La ciudad del pecado está demostrando que es posible innovar y adaptarse a las nuevas exigencias medioambientales, redefiniendo su identidad y comprometiéndose a construir un futuro más ecológico.