El reciente anuncio hecho por el gobierno de EE.UU., encabezado por el presidente Joe Biden, propone una serie de medidas arancelarias destinadas a abordar el creciente desafío de las importaciones de bajo costo, particularmente de China, que han inundado el mercado estadounidense. Bajo esta nueva normativa, todas las importaciones que sean cubiertas por las secciones relevantes de la Ley de Comercio de 1974 y la Ley de Expansión Comercial de 1962, así como la Sección 232, quedarán sujetas a gravámenes, eliminando la exención previa para envíos valorados en 800 dólares o menos.
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Este cambio se produce en un contexto donde, tal como señala un comunicado de la Casa Blanca, la cantidad de envíos «minimis» ha visto un incremento radical en los últimos años, pasando de 140 millones anuales a más de 1,000 millones. Este aumento se debe, en gran parte, a las estrategias de empresas como Shein y Temu, que han sabido aprovechar la normativa anterior para exportar grandes volúmenes de productos a Estados Unidos sin pagar aranceles significativos. Las autoridades estadounidenses han señalado que este proceso ha facilitado la entrada de productos peligrosos o ilegales en el país, incrementando el riesgo de que aparezcan en el mercado artículos nocivos, como los precursores químicos utilizados en la fabricación de opioides, como el fentanilo.
Daleep Singh, asesor adjunto de seguridad nacional de la Casa Blanca, ha subrayado las dificultades crecientes para identificar y detener estos envíos debido a su vasta cantidad y a la falta de regulación efectiva. Esto ha llevado a la administración a la necesidad de implementar un cambio normativo que ponga fin al abuso de la exención existente. Singh ha mencionado que la salud y seguridad del consumidor son prioridades que deben ser protegidas, lo que justifica el endurecimiento de la legislación aduanera.
Gina Raimondo, la secretaria de Comercio de EE.UU., ha resaltado que es vital para los trabajadores y las empresas estadounidenses competir en un terreno de juego equitativo. Ha hecho énfasis en que las plataformas de comercio electrónico chinas han logrado evitar muchas de las regulaciones fiscales y arancelarias que se aplican a las empresas estadounidenses, creando una desventaja competitiva. Este llamado a la equidad se ha convertido en un pilar de la política económica del gobierno, que busca equilibrar las reglas del comercio internacional para proteger la industria nacional.
El anuncio de estas medidas se produjo en un momento crítico, justo dos días después de que algunos legisladores demócratas exhortaran al presidente Biden a utilizar sus poderes ejecutivos para abordar lo que consideran un «vacío legal». Según ellos, este vacío ha permitido que las importaciones chinas eviten los aranceles a través de declaraciones de menor valor, eludiendo incluso las medidas de inspección aduanera que deberían estar vigentes para proteger tanto a los consumidores como a la economía nacional. En este sentido, el nuevo enfoque busca cerrar esa brecha legislativa y asegurar un control más estricto sobre lo que ingresa al país.
Por otro lado, el mismo día del anuncio, se hicieron efectivos fuertes aumentos arancelarios sobre las importaciones chinas que impactan a sectores estratégicos como los vehículos eléctricos, semiconductores y baterías de iones de litio. Estas medidas no solo pretenden proteger al mercado estadounidense, sino también incentivar la producción local y la innovación en tecnología, áreas críticas para el futuro económico del país. Esta revisión de las políticas de importación implica un cuestionamiento más profundo de cómo se ha regulado el comercio, especialmente en un contexto de competencia global cada vez más intensa y complicada.
La exención de pequeños paquetes, que fue introducida en la legislación estadounidense en 1930 y elevada a 800 dólares en 2015 para favorecer a las pequeñas empresas, se está revisando a la luz de estos acontecimientos. Esta regla se había diseñado originalmente para impulsar el comercio de pequeñas empresas que operan en plataformas como eBay, pero ahora se reconoce que ha sido utilizada por grandes empresas para evadir regulaciones importantes.
Las reacciones del sector han sido inmediatas. Shein, una de las principales beneficiarias de este esquema, ha expresado su deseo de que se realicen reformas en la política de «minimis». El CEO de Shein, Donald Tang, ha reiterado la necesidad de establecer un marco normativo que garantice un campo de juego justo y equitativo en el que todas las empresas, independientemente de su origen, operen bajo las mismas reglas. A pesar de las preocupaciones que han surgido tras el anuncio de estas medidas, Shein sigue siendo una empresa altamente valorada, con una valoración que supera los 60,000 millones de dólares y un volumen de ventas anual que ya se encuentra por encima de los 30,000 millones de dólares. Al mismo tiempo, Temu ha registrado un auge en el comercio electrónico en Europa, alcanzando cerca de 10 millones de usuarios mensuales en España, lo que demuestra la relevancia de estas plataformas en el mercado actual.
Sin embargo, el impacto de estas nuevas políticas también se ha reflejado en los mercados financieros. Las acciones de PDD Holdings, la compañía matriz de Temu, cayeron alrededor de un 3% tras el anuncio, aunque un portavoz de la compañía insistió en que su crecimiento no depende de la exención de «minimis» y que seguirán comprometidos en proporcionar valor a los consumidores. Esto indica que, mientras que las empresas buscan adaptarse a un entorno comercial cambiante, el continuo desarrollo de plataformas de comercio electrónico y el uso de estrategias para eludir los aranceles seguirá siendo un tema candente en la discusión sobre comercio y regulación.
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Además de Estados Unidos, la situación también ha captado la atención de la Unión Europea, que está evaluando la posibilidad de aplicar aranceles similares a los productos de bajo costo provenientes de China. Este movimiento también se centra en regular la afluencia de productos que escapan al control aduanero debido a la normativa actual, que permite que los artículos de menos de 150 euros sean importados sin impuestos desde países fuera de la UE. Durante el año anterior, la Unión Europea importó aproximadamente 2,300 millones de euros en productos que se beneficiaron de esta normativa, al tiempo que se ha señalado un duplicado en las ventas anuales de dichas plataformas, lo que refuerza la urgencia de una revisión normativa.
Con el mercado global enfrentando presiones económicas y desafíos inusuales, tanto Estados Unidos como la Unión Europea buscan encontrar un equilibrio en sus políticas comerciales que protejan a sus industrias locales mientras se enfrentan a la creciente competitividad de plataformas chinas. Este flujo de regulaciones y adaptaciones evidenciará en los próximos meses cómo estas medidas impactarán no solo en las grandes corporaciones, sino también en las dinámicas de compra de los consumidores, quienes podrían ver cambios significativos en la disponibilidad y el precio de los productos que han llegado a ser parte integral de su vida diaria. Una cosa parece clara: el panorama del comercio internacional está evolucionando, y las decisiones tomadas en este momento marcarán las pautas durante muchos años en el futuro.