Uruguay: El Banco Central ajusta proyecciones de inflación y advierte riesgos
El Banco Central del Uruguay (BCU) publicó su Informe de Política Monetaria (IPoM) correspondiente al cuarto trimestre de 2024, donde revisó al alza sus expectativas de inflación y advirtió sobre un “escenario más riesgoso” en el horizonte económico del país. Este ajuste refleja las tensiones y desafíos que enfrenta la economía uruguaya, en un contexto de presiones inflacionarias globales y locales.
Un IPC en ascenso pero dentro del rango meta
Según el informe, el índice de Precios al Consumo (IPC) podría acercarse al techo del rango meta establecido por el BCU en el corto plazo. Sin embargo, la autoridad monetaria proyecta que la inflación convergerá hacia el 4,5% hacia mediados de 2026. Este escenario contempla una inflación inicial más alta, que se mantendrá por debajo del 6% durante todo el horizonte de política monetaria (HPM), para luego estabilizarse en el centro del rango meta.
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El BCU destacó que las proyecciones de los agentes económicos también coinciden con esta tendencia al alza en el corto plazo. Sin embargo, el informe subraya que la confianza de que la inflación promedio se mantenga dentro del rango durante el HPM cayó al 58%, desde un 65% registrado previamente. Este descenso en la confianza refleja un aumento en los riesgos inflacionarios.
El informe del BCU señala que los bienes transables serán los principales impulsores de la inflación en el corto plazo, debido al impacto del tipo de cambio. El shock cambiario registrado en 2024 y su persistencia interanual influirán en los precios de los bienes que dependen del comercio internacional. Este efecto podría extenderse a la primera mitad del horizonte proyectado.
Por otro lado, los bienes no transables muestran una corrección a la baja desde el punto de partida y se espera que se mantengan dentro del rango meta durante los próximos dos años. Este comportamiento estaría relacionado con una dinámica salarial más moderada. En enero de 2025, varios convenios salariales incluirán correctivos negativos, lo que contribuiría a contener el crecimiento de los precios en el sector no transable.
Además, la credibilidad y las expectativas inflacionarias también jugarán un papel clave. El informe menciona que estas variables se encuentran alineadas con una trayectoria convergente hacia una inflación efectiva menor.
El BCU también identificó otros factores que influirán en el comportamiento de la inflación durante el HPM. Entre ellos se encuentra la persistencia de una brecha negativa en el Tipo de Cambio Real (TCR) y una brecha del Producto Interno Bruto (PIB) levemente negativa. Estas condiciones macroeconómicas contribuirán a moderar las presiones inflacionarias en el mediano plazo.
El informe también señala que el crecimiento económico del país continuará enfrentando desafíos, lo que podría limitar la capacidad de los agentes económicos para trasladar aumentos de costos a los precios finales.
En cuanto a la política monetaria, el BCU reafirmó su compromiso con la estabilidad de precios. Tras la primera suba de tasas de interés en dos años, decidida en el último Comité de Política Monetaria (Copom), el informe proyecta una política monetaria más restrictiva en comparación con la proyección anterior.
La trayectoria de las tasas de interés será levemente creciente al inicio del HPM y se estabilizará hacia la mitad del horizonte. Posteriormente, conforme se cierre la brecha inflacionaria, las tasas podrían experimentar reducciones graduales. Este enfoque busca garantizar que las expectativas inflacionarias de los agentes económicos se mantengan alineadas con los objetivos del BCU.
El ajuste en las proyecciones de inflación también responde a las expectativas del mercado. Los analistas económicos han venido revisando al alza sus estimaciones de inflación para 2024, en línea con los datos presentados por el BCU. Este escenario refuerza la necesidad de mantener una política monetaria restrictiva para evitar desanclar las expectativas inflacionarias.
El informe también destaca la importancia de monitorear de cerca la evolución del tipo de cambio, los precios internacionales de los commodities y la dinámica salarial, ya que estos factores podrían introducir volatilidad adicional en el corto plazo.
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El Banco Central del Uruguay enfrenta un desafío significativo en su objetivo de mantener la inflación dentro del rango meta en un contexto de mayor incertidumbre económica. Aunque las proyecciones indican que el IPC se mantendrá por debajo del 6% y convergerá hacia el 4,5% a mediados de 2026, los riesgos inflacionarios han aumentado.
La política monetaria más restrictiva, junto con la moderación salarial y las condiciones macroeconómicas actuales, será clave para garantizar la estabilidad de precios en el mediano plazo. Sin embargo, el éxito de estas medidas dependerá en gran medida de la capacidad del BCU para gestionar las expectativas de los agentes económicos y responder de manera oportuna a los cambios en el entorno económico global y local.