Mercado laboral: Uruguay entre tecnología y tradición en tiempos de cambio
El mercado laboral de Uruguay enfrenta hoy el desafío de mantenerse competitivo en un entorno global cada vez más marcado por la transformación digital y la inteligencia artificial (IA). Mientras sectores como las tecnologías de la información (TI) crecen, los sectores tradicionales como el agro y el comercio aún emplean una gran parte de la población, lo que resalta la importancia de crear políticas que integren tecnología en las actividades convencionales y preparen a la fuerza laboral para el futuro. La reciente publicación del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre el empleo en septiembre de 2024 destaca estos cambios y las necesidades del mercado laboral uruguayo.
En septiembre de 2024, Uruguay alcanzó una tasa de actividad de 64,7% y una tasa de empleo de 59,5%, ambas cifras superiores a las del año anterior, reflejando una recuperación económica a pesar de las adversidades recientes. La tasa de desempleo se redujo a 8,1%, una mejora que se ha mantenido constante durante el año. Esto muestra que, aunque el país mantiene una estructura laboral marcada por el comercio y servicios, está abriendo espacio para nuevos empleos, en particular en el sector tecnológico.
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A pesar de que el comercio sigue siendo el principal generador de empleo, con un 26,6% del total, las tecnologías de la información (TI) están surgiendo como un campo de rápido crecimiento. Un estudio de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI) destaca que el 24% de la demanda laboral en Uruguay está vinculada a sectores tecnológicos, un aumento notable que pone en evidencia la relevancia de las habilidades digitales en el mercado laboral.
A pesar de esta creciente demanda, el sector TI todavía representa una pequeña fracción del empleo total. Sin embargo, su influencia en otros sectores es cada vez mayor, ya que la digitalización y la automatización están impulsando la productividad en sectores como la agricultura, el comercio y la industria, generando más empleo indirecto en la tecnología.
El sector agroexportador: Tecnología para impulsar la competitividad
En un país agroexportador como Uruguay, la integración de la tecnología en la agricultura puede marcar la diferencia en competitividad global. La incorporación de herramientas de precisión, sistemas de monitoreo y análisis de datos en tiempo real no solo permite a los productores mejorar su rendimiento, sino que también refuerza la capacidad de responder a las fluctuaciones del mercado internacional.
La digitalización en el agro, junto con políticas de incentivo a la innovación, podría permitir a Uruguay mantenerse en la vanguardia de la industria. La academia y el gobierno están trabajando en propuestas para fomentar esta integración, desde programas de capacitación hasta incentivos fiscales para la adopción de tecnologías.
La IA está transformando el mercado laboral mundial, y Uruguay no es la excepción. Según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la IA podría sumar entre 7 y 14 puntos porcentuales al PIB global en la próxima década, aunque también representa un desafío para los países en desarrollo, donde el riesgo de reemplazo laboral es alto. Un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que en Uruguay, las áreas más expuestas a la automatización incluyen tareas rutinarias en sectores como manufactura y servicios.
La capacidad de adaptación a esta nueva realidad dependerá en gran medida de la educación y la capacitación de la fuerza laboral. Las políticas públicas, especialmente las que faciliten el acceso a habilidades tecnológicas y digitales, serán cruciales para asegurar que los trabajadores puedan beneficiarse de los avances en IA en lugar de quedarse rezagados.
La Academia Nacional de Economía de Uruguay, a través de su centro de análisis Pharos, ha identificado varias áreas en las que el mercado laboral necesita adaptarse para enfrentar los retos del futuro. Estas propuestas, incluidas en el estudio «Más y Mejor Trabajo,» sugieren reformas tanto legislativas como de políticas de capacitación.
En el corto plazo, se proponen cambios en la legislación laboral para flexibilizar las categorías laborales, adaptar las jornadas de trabajo, y facilitar la contratación en sectores tecnológicos. A mediano y largo plazo, las recomendaciones incluyen la creación de programas de reconversión laboral y la promoción de la movilidad en el mercado de trabajo, con el objetivo de hacer que los empleados puedan moverse entre sectores a medida que la economía evoluciona.
Uruguay ha sido uno de los países mejor posicionados en América Latina para adaptarse a la transformación digital, en gran parte gracias a políticas gubernamentales favorables y a su infraestructura tecnológica avanzada. Un informe de Oxford Insights ubica a Uruguay en una posición destacada en preparación para la IA en América Latina, junto con países como Brasil y Chile. Sin embargo, el país enfrenta un desafío en innovación, que es clave para aprovechar completamente el potencial de la IA.
El gobierno uruguayo ha comenzado a implementar iniciativas de apoyo a la IA, desde incentivos fiscales para empresas que inviertan en tecnología hasta alianzas con el sector educativo para formar talentos en áreas críticas. No obstante, aún se necesita una mayor inversión en investigación y desarrollo (I+D) y una coordinación con el sector privado para asegurar que el país mantenga su competitividad en este ámbito.
La integración de tecnología en los sectores tradicionales de Uruguay no es solo una cuestión de mejorar la productividad, sino también de asegurar la sostenibilidad a largo plazo del mercado laboral. Para que el país continúe creciendo y ofreciendo oportunidades a sus ciudadanos, será fundamental no solo crear empleos en sectores innovadores, sino también transformar los sectores existentes con tecnología de punta.
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A medida que Uruguay avanza en su transición hacia una economía más digital y orientada a la IA, las políticas laborales y educativas deberán adaptarse. El país enfrenta el reto de fomentar un mercado laboral flexible que pueda adaptarse a los cambios tecnológicos, a la vez que protege los derechos de los trabajadores y fomenta la inclusión.
La colaboración entre el gobierno, las empresas y el sector educativo será crucial para garantizar que los uruguayos estén preparados para un futuro en el que la tecnología, la inteligencia artificial y la innovación sean elementos centrales del desarrollo económico y laboral.