Leve repunte de inflación en Uruguay no compromete la estabilidad económica
En marzo de 2025, Uruguay experimentó un leve incremento en su tasa de inflación interanual, que se situó en un 5,67%, de acuerdo con el último informe divulgado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Aunque representa una pequeña aceleración respecto a meses anteriores, esta cifra permanece dentro del rango meta establecido por el Banco Central del Uruguay (BCU), el cual oscila entre el 3% y el 6%. Este escenario ofrece una señal de continuidad en el control macroeconómico, a pesar de las presiones puntuales que impactan sobre los precios de algunos rubros esenciales.
El dato mensual correspondiente al Índice de Precios al Consumo (IPC) fue del 0,57%, una variación moderada que se esperaba por parte de los analistas del mercado. Según expresó el economista Aldo Lema, de Vixion Consultores, esta evolución era “previsible” en el marco de un comportamiento estacional y un entorno donde las expectativas inflacionarias permanecen relativamente contenidas.
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El análisis del informe del INE revela que el alza en el índice general de precios estuvo impulsada principalmente por dos sectores clave: alimentos y bebidas no alcohólicas, y educación.
El primero de estos segmentos tuvo una incidencia del 0,47% sobre el IPC de marzo, un dato que pone de manifiesto el peso que tienen los productos básicos en la canasta familiar. Se trata de una categoría que históricamente posee una fuerte sensibilidad ante variaciones de costos vinculadas al clima, los combustibles y el transporte. Aunque el aumento no es alarmante, sigue siendo un componente relevante para la percepción ciudadana sobre el poder adquisitivo.
Por otro lado, los servicios educativos, que suelen registrar ajustes de precios coincidiendo con el inicio del ciclo lectivo, contribuyeron con un 0,10% al índice mensual. Este comportamiento responde a los reajustes contractuales en colegios privados y academias, así como a la actualización de tarifas en servicios asociados, como materiales y transporte escolar.
Inflación dentro del rango: ¿Por cuánto tiempo?
Que la inflación se mantenga dentro del objetivo gubernamental es, sin dudas, un aspecto positivo, especialmente si se compara con otros países de la región donde los niveles de precios muestran una alta volatilidad. Sin embargo, la pregunta que se plantea entre los economistas es si este desempeño se podrá sostener en el mediano plazo.
La economía uruguaya ha mostrado una notable capacidad para sortear los desafíos inflacionarios globales, entre ellos el impacto de los costos energéticos, la guerra en Ucrania, y las secuelas logísticas derivadas de la pandemia. La política monetaria restrictiva implementada por el Banco Central en los últimos años, junto con una mayor coordinación fiscal, han contribuido a anclar las expectativas.
No obstante, existen elementos que podrían tensionar esta estabilidad en los próximos meses. Uno de ellos es el comportamiento del tipo de cambio, particularmente si el peso uruguayo continúa apreciándose frente al dólar, lo que podría tener efectos mixtos: ayuda a moderar los precios de los productos importados, pero perjudica al sector exportador, que es una de las bases del crecimiento nacional.
Desde el punto de vista del ciudadano común, los pequeños movimientos en la inflación pueden tener consecuencias directas sobre el bolsillo. A pesar de que el aumento es leve, los productos alimenticios tienden a ser percibidos con mayor intensidad, ya que afectan el gasto diario de las familias.
En ese contexto, los hogares con ingresos medios y bajos son los más expuestos, especialmente aquellos que destinan una mayor proporción de sus recursos a alimentos. Si bien no se observa una pérdida significativa del poder adquisitivo, existe una constante tensión entre los precios y los ingresos, que en ocasiones obliga a replantear hábitos de consumo.
Según relevamientos privados, durante el primer trimestre de 2025 se ha visto una tendencia creciente hacia la búsqueda de ofertas, promociones y marcas propias, lo cual sugiere que el consumidor uruguayo está más atento a los precios que en años anteriores.
Comparativa regional y señales del mercado
Si se analiza la situación en un contexto regional, Uruguay se destaca por su estabilidad. Mientras países vecinos como Argentina aún luchan con niveles de inflación de dos dígitos, o incluso tres en ciertos tramos mensuales, y Brasil enfrenta vaivenes importantes dependiendo de su política fiscal, el caso uruguayo representa un ejemplo de gestión ordenada.
Esta estabilidad se traduce en mejores condiciones para atraer inversiones, tanto extranjeras como locales, ya que una inflación moderada otorga previsibilidad a largo plazo. Además, consolida el perfil de Uruguay como un país seguro y confiable dentro del mapa económico latinoamericano.
Los mercados financieros han reaccionado positivamente a la publicación del dato de marzo, interpretándolo como una confirmación de la tendencia actual. No se anticipan modificaciones drásticas en la política monetaria, y las tasas de interés, aunque aún elevadas, podrían mantenerse estables o incluso descender si la inflación continúa su sendero hacia la franja inferior del rango meta.
De cara al segundo trimestre de 2025, las previsiones apuntan a una inflación que podría mantenerse estable, con ligeras fluctuaciones mensuales por motivos estacionales. El BCU ha indicado que monitorea con atención la evolución de los precios, en particular en sectores como vivienda, salud y transporte, que suelen tener ajustes sensibles.
Otro elemento a tener en cuenta será la evolución del empleo y los salarios reales. Si se consolida una mejora en el mercado laboral y en la capacidad de compra de los trabajadores, se podría observar una recuperación del consumo interno, lo que a su vez puede influir en la dinámica de los precios.
Por ahora, el escenario central para el año se mantiene en línea con los objetivos del gobierno: una inflación cercana al 5% anual, con una economía creciendo a ritmo moderado, y un entorno fiscal relativamente ordenado.
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La inflación de marzo en Uruguay, aunque mostró un leve repunte, no representa una amenaza para la estabilidad macroeconómica del país. El dato del 5,67% interanual confirma que las autoridades han logrado mantener el control sobre los precios en un contexto regional adverso.
El aumento en alimentos y educación se explica por factores puntuales, y no por una tendencia generalizada de alza. La vigilancia sobre estos indicadores deberá continuar, pero por el momento no hay señales de alarma.
Con una política económica prudente, una inflación controlada y una ciudadanía cada vez más consciente de sus decisiones de consumo, Uruguay se posiciona favorablemente para continuar su senda de crecimiento con estabilidad.