Las industrias farmacéutica y biomédicas frente a nuevos desafíos
La industria farmacéutica y biomédica enfrenta un futuro marcado por cambios profundos y desafiantes. Estas transformaciones están impulsadas por avances tecnológicos, demográficos y científicos que redefinen cómo se conciben y producen los medicamentos. En este contexto, Uruguay y el mundo deben adaptarse para no quedar rezagados en un mercado global altamente competitivo.
En los últimos 30 años, la industria farmacéutica ha experimentado un crecimiento significativo tanto a nivel global como nacional. En Uruguay, el sector produjo en 2023 un total de 822 millones de dólares, lo que representa el 1% del PIB nacional y el 11% del PIB industrial. Además, sus exportaciones alcanzaron los 310 millones de dólares, equivalentes al 3% de las exportaciones totales del país. Con una red de 160 empresas y 7.500 empleados directos, la industria farmacéutica y biomédica uruguaya se posiciona como un actor relevante en la economía nacional.
Vea también: Beneficios impositivos en Uruguay: Un imán para empresas argentinas
El avance en biotecnología, inteligencia artificial, terapias génicas y medicina de precisión está revolucionando el sector. La secuenciación del genoma humano permite desarrollar tratamientos personalizados que mejoran la eficacia y reducen los efectos secundarios. Por ejemplo, en oncología, ya es posible adaptar los medicamentos a mutaciones específicas del cáncer de un paciente, transformando enfermedades mortales en condiciones crónicas tratables.
Este enfoque también incluye el desarrollo de fármacos biotecnológicos y de moléculas sintetizadas químicamente para enfermedades raras o huérfanas, que hasta ahora carecían de terapias efectivas. En 2023, la FDA aprobó 55 nuevos medicamentos, de los cuales el 51% se orientaron a enfermedades raras, demostrando la creciente importancia de la medicina personalizada.
Uruguay se ha consolidado como un centro logístico regional gracias a sus ventajas normativas e incentivos para la instalación de centros de distribución. Sin embargo, para capitalizar plenamente este potencial, es crucial fortalecer la investigación, la innovación y el marco regulatorio.
Actualmente, la falta de una agencia reguladora nacional reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) limita la capacidad del país para competir en mercados internacionales. Esta agencia debería ser independiente desde el punto de vista técnico, administrativo y financiero, lo que permitiría homologar productos uruguayos a estándares globales.
El modelo de negocios predominante en Uruguay se basa en la producción de medicamentos genéricos que replican fármacos exitosos desarrollados por laboratorios internacionales. Sin embargo, este modelo es incompatible con la tendencia global hacia medicamentos altamente especializados para pequeños grupos de pacientes. Por ejemplo, fármacos para enfermedades raras requieren inversiones significativas en investigación y desarrollo, con costos que oscilan entre 1.000 y 2.000 millones de dólares por medicamento.
Para superar estas limitaciones, Uruguay necesita fomentar asociaciones con empresas extranjeras que transfieran tecnología y conocimientos. Además, el proyectado Instituto de Investigación en Vacunas podría desempeñar un papel clave como plataforma para la producción de principios activos biotecnológicos y medicamentos innovadores.
Innovación y colaboración académica
La colaboración entre la industria farmacéutica y las instituciones académicas es fundamental para impulsar la innovación. Un ejemplo exitoso es el desarrollo de un medicamento a base de divalproato de sodio de liberación prolongada, creado en conjunto por un laboratorio nacional y la Facultad de Química. Este fármaco mejora la biodisponibilidad y reduce los efectos secundarios, demostrando cómo la innovación puede generar beneficios clínicos y económicos.
Además de desarrollar nuevas moléculas, la industria puede innovar mediante la mejora de formulaciones existentes, combinando principios activos o creando formas farmacéuticas de liberación modificada. Estas estrategias requieren menos inversión que el desarrollo de medicamentos completamente nuevos, pero pueden ofrecer ventajas terapéuticas significativas.
La inteligencia artificial (IA) está transformando el desarrollo de medicamentos, permitiendo identificar compuestos prometedores y optimizar procesos de investigación. Desde 2018, se han publicado numerosos estudios que demuestran el potencial de la IA para abordar enfermedades complejas y mejorar la eficiencia en el descubrimiento de nuevos fármacos.
Para que Uruguay pueda competir en el mercado global, es imprescindible implementar políticas que fomenten la investigación, la innovación y la colaboración internacional. Esto incluye:
Creación de una agencia reguladora nacional reconocida por la OMS: Esto permitiría homologar medicamentos y abrir nuevas oportunidades de exportación.
Fomento de asociaciones público-privadas: La colaboración entre la industria, el gobierno y las universidades puede acelerar la innovación.
Inversión en biotecnología e infraestructura: El Instituto de Investigación en Vacunas podría ser una plataforma clave para desarrollar medicamentos biotecnológicos.
Adopción de tecnologías avanzadas: La inteligencia artificial y la genómica deben integrarse en los procesos de investigación y producción.
Vea también: La moda en Uruguay se ve afectada en sus precios un 3 % en 2024
Promoción de políticas de crecimiento y competitividad: Es necesario un marco normativo que estimule la inversión y la innovación en el sector.
El futuro de la industria farmacéutica y biomédica es prometedor, pero también desafiante. Con las estrategias adecuadas, Uruguay puede posicionarse como un actor clave en este sector dinámico, contribuyendo al bienestar de la población y al desarrollo económico del país.