La magia de una mujer entre la uva y el vino con pasión
La trigésima edición del Día del Patrimonio en Uruguay tendrá como tema central la industria vitivinícola. En esta celebración, que se llevó a cabo los días 5 y 6 de octubre, se rendió homenaje a dos figuras fundamentales en la historia del vino uruguayo: Francisco Vidiella y Pascual Harriague. Ambos pioneros fueron claves en el desarrollo de esta pujante industria, que hoy coloca al país en el mapa de la viticultura mundial.
Francisco Vidiella, oriundo de España, fue un visionario que, al llegar a Uruguay, supo ver el potencial de las tierras fértiles del Montevideo rural para el cultivo de vides. Por su parte, Pascual Harriague, de origen francés, introdujo la cepa Tannat en el departamento de Florida, una variedad que encontró en el suelo uruguayo el clima ideal para prosperar. Gracias a sus esfuerzos, el Tannat se ha convertido en la uva emblema de Uruguay, apreciada por su capacidad para producir vinos robustos y con gran personalidad.
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En este contexto de celebración y homenaje, resulta imprescindible hablar de una figura que ha continuado con esta tradición y ha hecho del vino su vida: Estela de Frutos. Conocida como ‘Madame Tannat’, Estela es una de las enólogas más destacadas del país y una apasionada defensora de la viticultura uruguaya. Desde sus inicios, ha trabajado incansablemente para colocar al vino uruguayo en el panorama internacional, respetando siempre la tradición y las características únicas del terruño local.
El inicio de una pasión
Estela de Frutos es ingeniera agrónoma, con una especialización en enología, y desde el comienzo de su carrera, supo que su destino estaba ligado a las uvas y al vino. Después de obtener su título en Uruguay, decidió seguir perfeccionándose en España, donde revalidó su diploma y obtuvo la especialización en enología en la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid. «Las uvas querían ser vino para perpetuarse en él, una forma de adquirir algo semejante a la inmortalidad», explica con emoción al recordar sus primeros acercamientos al mundo del vino. Para ella, el proceso de transformación de la uva en vino es casi mágico, una conspiración de los ciclos biológicos que ha dedicado su vida a entender y a perfeccionar.
Uruguay en el mapa del vino
Cuando se habla de vitivinicultura en América del Sur, los primeros países que vienen a la mente suelen ser Argentina y Chile. Estos países han logrado posicionarse como referentes a nivel mundial, tanto por la calidad de sus vinos como por su capacidad de producción. Sin embargo, Estela de Frutos es clara al señalar que la calidad del vino no está directamente relacionada con la cantidad producida. Si bien Uruguay tiene un tamaño mucho menor en comparación con sus vecinos –con unas 6.000 hectáreas de viñedos frente a las 200.000 de Argentina–, su producción es reconocida internacionalmente por su excelencia.
«Lo más importante es confirmar que todos llegan por igual a la máxima calidad en la expresión del vino que los hace conocidos, pero la gran diferencia está en el número de botellas que se ponen en el mercado», explica Estela. Uruguay, a pesar de su tamaño, ha logrado hacerse un lugar en el competitivo mundo del vino gracias a su enfoque en la calidad y la autenticidad. El Tannat, por ejemplo, es una cepa que ha encontrado en Uruguay su mejor expresión, y hoy es reconocida como una de las grandes joyas del país.
Diversidad en las cepas uruguayas
Uruguay cuenta con una gran diversidad de cepas, algo sorprendente teniendo en cuenta el tamaño relativamente pequeño de su industria vitivinícola. Se cultivan ochenta y cinco variedades de uva en todo el país, siendo el Tannat la más importante, con un 27% de la superficie de viñedos dedicada a esta cepa. Otras variedades destacadas incluyen Merlot, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Chardonnay y Sauvignon Blanc. Cada una de estas uvas tiene características únicas que se ven influenciadas por el terroir uruguayo, que presenta diferentes suelos, altitudes y exposiciones al sol y al viento.
Para Estela, el éxito de un buen vino radica en la capacidad del enólogo para interpretar lo que la uva tiene para ofrecer. «Los grandes vinos salen de las uvas de las cuales el enólogo interpretó qué vino quería o podía dar», explica. Es esta comprensión profunda de la naturaleza de la uva lo que ha llevado a Estela a ser reconocida no solo en Uruguay, sino en concursos internacionales donde ha sido jurado en numerosas ocasiones.
Línea Crono: Homenaje al tiempo y la naturaleza
Una de las creaciones más especiales de Estela de Frutos es la línea de vinos Crono, una colección de vinos limitada inspirada en el dios griego del tiempo. Cada vino de esta línea representa una cosecha particular y está numerado, lo que le otorga un carácter único y exclusivo. El primer Crono, un Folle Noir 2016, fue seguido por un Merlot 2021 y un Chardonnay 2023, cada uno seleccionado por su capacidad para expresar las características más puras del terroir uruguayo.
«Crono simboliza el paso del tiempo, las estaciones, las vendimias. Es un homenaje al devenir de la naturaleza», comenta Estela. Para ella, cada vino es una expresión del tiempo y del lugar en que fue creado, y la línea Crono busca capturar esa esencia en cada botella. Este año, con motivo de la celebración de los 150 años de la vitivinicultura uruguaya, Estela lanzará un Crono especial, que promete ser una verdadera joya para los amantes del vino.
Cómo reconocer un buen vino
Para aquellos que no son expertos, pero disfrutan del vino, Estela tiene algunos consejos para saber cuándo se está frente a un buen producto. «Lo primero es que no tenga defectos de color, olor y sabor. A partir de allí, todo es válido», afirma. El precio puede ser un indicador de la calidad, pero no siempre es determinante. Lo importante es que el vino nos resulte agradable de beber y que acompañe bien el momento o la comida con la que se lo disfruta.
El arte del maridaje
El maridaje es una cuestión de ensayo y error, según Estela. Si bien existen reglas generales, como acompañar carnes con vinos tintos o pescados con vinos blancos, lo más importante es probar y descubrir qué combinaciones nos resultan más placenteras. «El vino es algo muy personal, y lo que funciona para uno, puede no funcionar para otro», explica.
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Estela de Frutos ha dedicado su vida a la vitivinicultura, y su pasión por el vino es palpable en cada palabra. Con su enfoque en la calidad, el respeto por la naturaleza y su amor por el Tannat, ha logrado posicionar a Uruguay en el mapa del vino mundial. Este Día del Patrimonio, mientras se rinde homenaje a los pioneros de la vitivinicultura uruguaya, Estela continúa con su legado, creando vinos que son una verdadera expresión del tiempo, el lugar y la pasión.