La inflación en Uruguay baja al 5,32 % y se mantiene dentro del rango meta
La inflación en Uruguay ha mostrado una tendencia a la baja durante el último año, consolidándose en el 5,32 % en septiembre de 2024. Este dato es significativo ya que, por decimosexto mes consecutivo, se mantiene dentro del rango meta del 3 % al 6 % establecido por el gobierno de Luis Lacalle Pou. A pesar de ciertos aumentos en alimentos y servicios, la contención de la inflación se considera un logro importante para la estabilidad económica del país. Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), la variación mensual de septiembre fue del 0,37 %, y la acumulada en lo que va del año se sitúa en 4,42 %.
Este control de la inflación no solo refuerza la confianza en la gestión económica del gobierno, sino que también tiene implicaciones directas en el poder adquisitivo de los ciudadanos. La estabilidad en los precios permite a los consumidores planificar mejor sus gastos, sin temor a fluctuaciones bruscas que puedan desestabilizar la economía doméstica.
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La inflación interanual del 5,32 % en septiembre de 2024 representa una leve disminución en comparación con el mes de agosto, cuando se registró un 5,57 %. La variación mensual, por su parte, fue del 0,37 %, superior al 0,29 % de agosto. Estas fluctuaciones menores indican que, aunque existen ciertos aumentos en sectores clave como alimentos y servicios, la tendencia general sigue siendo de estabilidad.
El informe del INE destaca que las principales divisiones que impactaron en la inflación mensual fueron Alimentos y bebidas no alcohólicas (0,15 %), Restaurantes y servicios de alojamiento (0,05 %), y Seguros y servicios financieros (0,07 %). Estos sectores son fundamentales en el cálculo de la inflación, ya que representan una parte considerable del consumo diario de los uruguayos.
El alza de precios en los alimentos ha sido un factor clave en la variación inflacionaria de los últimos meses. Según el INE, en septiembre se registraron aumentos significativos en productos de consumo masivo como el asado de tira (1,22 %), el pollo entero (1,24 %), la banana (3,31 %), y el tomate, cuyo precio se disparó un 17 %. Estos aumentos responden a factores estacionales y de oferta, que suelen afectar a productos frescos como las frutas y verduras.
Sin embargo, no todos los alimentos presentaron alzas. La acelga, por ejemplo, registró una disminución del 19 %, mientras que el precio de la remolacha bajó un 26,19 %. Estas caídas en los precios de ciertos productos hortícolas ayudan a mitigar el impacto general del alza en otros alimentos.
El comportamiento de los precios en el sector alimenticio es un reflejo de las condiciones climáticas y de producción, pero también del comportamiento de la demanda interna. A medida que ciertos productos se encarecen, los consumidores tienden a buscar alternativas, lo que genera un reequilibrio en el mercado.
Servicios de alojamiento y restauración en alza
El informe también subraya aumentos importantes en el sector de los servicios, especialmente en Restaurantes, cafés y similares, que registraron un incremento del 0,53 %. Además, los Servicios de alojamiento en hoteles experimentaron un aumento del 2,69 %. Estos incrementos están asociados en parte a la reactivación del turismo y el ocio tras los efectos de la pandemia, lo que ha llevado a un repunte en la demanda de estos servicios.
Este fenómeno no es exclusivo de Uruguay, ya que muchos países de la región están experimentando un incremento en los precios de los servicios vinculados al turismo y la restauración, a medida que la economía global se recupera de las restricciones impuestas durante los últimos años.
Si bien el hecho de que la inflación se mantenga dentro del rango meta es positivo, el gobierno uruguayo aún enfrenta desafíos importantes para garantizar que esta estabilidad se sostenga a mediano y largo plazo. Uno de los mayores riesgos proviene del sector alimentario, donde los precios pueden verse afectados por factores externos como la variabilidad climática, los costos de importación y la volatilidad de los mercados internacionales de alimentos.
Además, el sector servicios, aunque más estable que los alimentos, también puede experimentar presiones inflacionarias en el futuro. A medida que la demanda por servicios de ocio y turismo continúe recuperándose, es posible que los precios sigan aumentando, lo que podría impactar en el índice general de precios al consumidor.
El gobierno de Luis Lacalle Pou ha implementado una serie de políticas destinadas a mantener la inflación bajo control. Entre ellas se encuentra la contención del gasto público, medidas para fomentar la competitividad en sectores clave de la economía y la promoción de inversiones extranjeras. Estas políticas, junto con la gestión monetaria prudente del Banco Central del Uruguay, han sido factores determinantes para que la inflación se mantenga en niveles manejables.
Otro aspecto crucial ha sido el manejo adecuado de las expectativas inflacionarias. Los ciudadanos y las empresas en Uruguay tienen una percepción relativamente positiva sobre la estabilidad de los precios, lo que reduce la posibilidad de que comportamientos especulativos generen un aumento en la demanda que pueda presionar los precios al alza.
A medida que el país avanza hacia el cierre del año 2024, las perspectivas inflacionarias son alentadoras. Según los analistas, es probable que la inflación se mantenga dentro del rango meta establecido por el gobierno, siempre y cuando no ocurran eventos inesperados que puedan desestabilizar la economía global o local.
El crecimiento económico moderado de Uruguay también contribuye a mantener bajo control las presiones inflacionarias. Aunque la recuperación económica ha sido gradual, el país ha logrado evitar los picos inflacionarios que han afectado a otras economías de la región, como Argentina o Brasil, donde los índices de precios al consumidor han mostrado una volatilidad mucho mayor.
Para los consumidores uruguayos, una inflación controlada significa mayor previsibilidad en sus finanzas personales. Cuando los precios se mantienen estables, las familias pueden planificar mejor sus gastos y tomar decisiones más informadas sobre el ahorro y la inversión. En este sentido, la estabilidad inflacionaria también contribuye a fortalecer la confianza de los consumidores en la economía.
Por otro lado, para las empresas, una inflación moderada crea un entorno más favorable para la inversión. La previsibilidad en los costos de insumos y servicios permite a las empresas proyectar con mayor precisión sus márgenes de ganancia, lo que fomenta la expansión y el crecimiento del sector privado.
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La inflación en Uruguay, que se situó en 5,32 % en septiembre de 2024, continúa dentro del rango meta del gobierno, lo que es un logro importante para la estabilidad económica del país. Aunque persisten ciertos desafíos, especialmente en el sector alimenticio y de servicios, las políticas implementadas por el gobierno han sido efectivas para mantener la inflación bajo control. De cara al futuro, la perspectiva sigue siendo positiva, con una inflación moderada que favorece tanto a consumidores como a empresas.