En Uruguay la industria de la vestimenta busca mantenerse de pie
La industria de la vestimenta en Uruguay se enfrenta a una encrucijada crítica, y su futuro se dibuja incierto. Recientemente, la Cámara de la Vestimenta presentó a los partidos políticos un informe exhaustivo que revela la precaria situación del sector y plantea una serie de propuestas para revertir esta tendencia. Según un estudio del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), basado en datos de la encuesta continua de hogares entre 2019 y 2023, la industria de la vestimenta emplea en el año 2023 a 7,480 personas, lo que representa una disminución alarmante del 18% en comparación con las 9,097 personas empleadas en 2019.
Datos alarmantes del empleo en la vestimenta
El informe detalla que el 92% de los trabajadores en este sector son mujeres, lo que subraya la importancia de la industria en términos de inclusión y generación de empleo. Además, se destaca que siete de cada diez trabajadores son mayores de 41 años, y el 92.5% son jefas de hogar. La situación es aún más preocupante al observar que siete de cada diez trabajadores son autónomos, más del 60% opera como unipersonales y un 40% no aporta a la seguridad social. Estos datos reflejan un panorama donde muchos trabajadores se encuentran en situaciones precarias, lo que plantea desafíos significativos para el futuro del sector.
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Es importante mencionar que estos datos se refieren a aquellos que se dedican exclusivamente a la confección de prendas. La Cámara de la Vestimenta advierte que, si se considera el personal de proveedores y otros sectores relacionados, el número de personas vinculadas a esta industria es aún mayor. La conclusión es clara: “si no hay políticas de apoyo, el futuro del sector es muy complejo”.
Propuestas para revitalizar el sector
Frente a esta crítica situación, la Cámara de la Vestimenta ha formulado varias propuestas al gobierno. Una de las más relevantes es la rebaja de los aportes patronales, con el fin de fomentar la creación de nuevos puestos de trabajo. La Cámara argumenta que el dinero que el Estado dejaría de recaudar a causa de esta reducción podría recuperarse a través de impuestos aplicados a las prendas importadas.
Además, se propone modificar el porcentaje destinado a la industria nacional en las compras estatales, priorizando la adquisición de productos locales. Otras sugerencias incluyen la creación de líneas de crédito en el Banco de la República Oriental del Uruguay (BROU) con tasas de interés preferenciales y plazos de pago más extensos, así como un mayor control sobre el contrabando de prendas de vestir y la necesidad de hacer cumplir la Ley de Vestimenta 18.846.
La voz de la industria: “Hoy el sector está desgastado”
María Elisa Coitiño, integrante de la Cámara de la Vestimenta, ha compartido su perspectiva sobre la situación del sector. En una reciente entrevista, afirmó que la industria de la vestimenta en Uruguay es muy antigua y ha tenido un peso significativo en la economía nacional. Sin embargo, reconoce que “hoy el sector está desgastado”, aunque también ve posibilidades de recuperación. Según Coitiño, hay múltiples factores que evidencian la necesidad de mantener viva esta industria y evitar su total extinción.
Uno de los mayores desafíos que enfrenta el sector es la feroz competencia proveniente de países de Oriente, donde la producción textil suele ser más económica. A pesar de la alta calidad de la mano de obra uruguaya, Coitiño lamenta que “los únicos que aparentemente no han podido reconocerlo son nuestros propios gobernantes”.
La ley 18.846: un instrumento olvidado
La Ley 18.846, que se estableció en 2012 para apoyar la competitividad de la industria de la vestimenta, se promulgaron en un contexto crítico. Antes de su implementación, muchas empresas grandes que operaban en el sector comenzaron a caer debido a cambios en los mercados, particularmente la caída de las importaciones de Argentina tras las políticas de proteccionismo aplicadas por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Esta situación provocó la promulgación de la ley, que incluía subsidios por un monto de US$ 27.5 millones.
Coitiño enfatiza que esta ley nunca fue reglamentada, lo que ha limitado su efectividad. A pesar de que el objetivo era mejorar la competitividad y la productividad del sector, así como crear empleo y reducir la precariedad laboral, muchas de sus disposiciones no se han cumplido. La Cámara de la Vestimenta está impulsando un nuevo esfuerzo para que esta ley sea reglamentada y sus puntos implementados.
Otro aspecto crítico que resalta la Cámara de la Vestimenta son las compras estatales. Según los empresarios del sector, si el Estado priorizara la adquisición de productos nacionales, el 40% de las compras estatales podría solucionar muchos de los problemas actuales del sector. Sin embargo, el actual método de compras estatales frecuentemente excluye a las pequeñas y medianas empresas (pymes) debido a plazos de entrega y volúmenes que resultan inalcanzables.
María Elisa Coitiño comparte su experiencia personal en la industria. A pesar de las dificultades, señala que la calidad de los productos nacionales ha permitido a algunas empresas sobrevivir. Sin embargo, relata cómo muchas marcas uruguayas, al lograr establecerse, terminan importando productos de menor calidad y a un costo más bajo desde países como China. Esto ha creado un ambiente donde la industria local se siente desprotegida y desamparada frente a la competencia extranjera.
Coitiño también plantea la necesidad de reestablecer la admisión temporaria para telas e insumos, un sistema que permitía importar insumos a zonas francas y pagar impuestos a medida que los productos salían de estas zonas. Esta medida podría dar un respiro al sector y facilitar el acceso a materiales de calidad.
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La industria de la vestimenta en Uruguay está en un estado crítico, pero no sin esperanzas. Las propuestas de la Cámara de la Vestimenta, junto con el compromiso de sus miembros por mejorar la competitividad y la situación laboral, son pasos importantes hacia la revitalización de un sector que ha sido fundamental para la economía nacional. Sin embargo, se requieren acciones concretas por parte del gobierno y la implementación de políticas que respalden a esta industria, que no solo genera empleo, sino que también ofrece oportunidades a aquellos que buscan integrarse al mercado laboral de manera rápida y efectiva.