Empresarios rurales uruguayos piden reformas urgentes para sostener el crecimiento agropecuario
El sector agropecuario de Uruguay enfrenta un panorama complejo, marcado por factores externos e internos que afectan su capacidad de crecimiento. En este contexto, la Asociación Rural del Uruguay (ARU) ha lanzado un llamado urgente al gobierno para implementar reformas que fortalezcan la competitividad y permitan que el agro siga siendo un pilar clave en la economía nacional. Durante la reciente Expo Prado 2024, el presidente de la ARU, Patricio Cortabarría, destacó los principales desafíos del sector, haciendo hincapié en la necesidad de ajustar políticas fiscales y reducir los costos estructurales que pesan sobre los productores.
En los últimos años, el agro uruguayo ha vivido una serie de circunstancias adversas que han frenado su crecimiento. A pesar de haber mantenido la producción durante la pandemia y aprovechar el aumento de los precios internacionales, el sector enfrentó la peor sequía de los últimos 100 años, lo que significó pérdidas millonarias. Las estimaciones indican que el impacto de la sequía ascendió a USD 1.800 millones, una cifra que afectó considerablemente al rubro agropecuario.
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“El resultado: poco producto, con altos costos y precios bajos”, expresó Cortabarría en su discurso de clausura de la Expo Prado, refiriéndose a cómo la sequía y la posterior caída de los precios internacionales golpearon al sector. Estos factores externos han sido determinantes en la situación actual del agro, pero no son los únicos problemas que enfrentan los productores rurales.
El presidente de la ARU también destacó el impacto de la política monetaria contractiva implementada por el Banco Central del Uruguay (BCU). Esta medida, destinada a controlar la inflación, ha tenido efectos positivos en el país en términos de estabilización de precios. Uruguay ha logrado mantener el Índice de Precios del Consumo dentro del rango meta durante los últimos 15 meses, lo cual es visto como un logro importante por las autoridades económicas.
Sin embargo, Cortabarría señaló que este logro ha tenido un costo significativo para el sector agropecuario. “Es algo bueno para el país, lo acompañamos, pero esto para el agro no fue gratis”, subrayó el dirigente rural. A pesar de los beneficios que supone la reducción de la inflación para preservar el valor de la moneda, los productores sienten que han sido los principales afectados por las medidas adoptadas, al asumir los costos asociados.
El déficit fiscal del país es otro tema que preocupa a los empresarios del agro. A pesar de un aumento en el Producto Bruto Interno (PBI) de Uruguay, que pasó de USD 62.000 millones a USD 72.000 millones, el gasto público se ha mantenido en un 30% del total. Este nivel de gasto, combinado con la política monetaria, ha generado un contexto de atraso cambiario que afecta la competitividad del sector.
Uno de los puntos centrales del discurso de la ARU fue la necesidad de implementar reformas urgentes que permitan al sector agropecuario recuperar su capacidad de crecimiento. Entre las principales preocupaciones mencionadas por Cortabarría se encuentran los altos costos de producción, como el precio del combustible y la energía eléctrica, que se sitúan entre los más altos de la región.
“Seguimos pagando el combustible más alto de la región, la energía eléctrica más alta de la región, y todo ello por los sobrecostos internos”, afirmó el presidente de la ARU. Esta situación, sumada a la caída de los precios internacionales y el elevado costo de los insumos, genera un desequilibrio que dificulta la rentabilidad del sector.
Cortabarría hizo un llamado a realizar una “pequeña revolución” de micro reformas que flexibilicen los trámites, permisos y certificaciones necesarias para los productores. Estas reformas permitirían agilizar la actividad productiva y mejorar la competitividad del agro, algo que el dirigente considera fundamental para que el sector pueda seguir siendo un motor de crecimiento en la economía uruguaya.
El discurso de la ARU también incluyó críticas al papel del Estado en la economía uruguaya. Según Cortabarría, la acumulación de regulaciones y trámites ha creado un freno para el desarrollo del sector productivo. “No me refiero a este gobierno en particular. Es a todos los gobiernos que nos vienen acumulando capas y más capas a lo largo de los años”, señaló el dirigente rural, destacando que estas regulaciones perjudican la velocidad de crecimiento y la libertad de generar valor.
Cortabarría propuso un enfoque “pro empresas” y “pro personas”, en el cual el Estado facilite la actividad empresarial en lugar de imponer barreras burocráticas. Para el sector agropecuario, la simplificación de trámites y la eliminación de tasas y regulaciones innecesarias son esenciales para poder aumentar la productividad y adaptarse a los desafíos del mercado global.
Además, pidió que se mantengan las leyes de promoción de inversiones y se fomente el acceso a nuevos mercados, con el objetivo de reducir los aranceles y facilitar la inserción internacional de los productos uruguayos.
Otro punto importante en el discurso de la ARU fue la relación entre la producción agropecuaria y las regulaciones medioambientales. Según Cortabarría, el sector se encuentra presionado para aumentar la productividad, pero al mismo tiempo se enfrenta a regulaciones que limitan ese crecimiento. El dirigente señaló que es necesario encontrar un equilibrio que permita al agro seguir siendo una fuente básica de suministro de alimentos y generación de riqueza, sin sacrificar los objetivos ambientales del país.
A pesar de los desafíos, Cortabarría aseguró que el agro siempre ha demostrado su capacidad de respuesta cuando las condiciones son favorables. “El agro siempre responde. Cuando se dan las condiciones, el agro siempre responde. Pero hay urgencia en las reformas necesarias”, enfatizó el presidente de la ARU, subrayando la importancia de que se implementen las reformas estructurales para que el sector pueda despegar nuevamente y seguir contribuyendo al desarrollo del país.
El dirigente concluyó su discurso con un mensaje optimista, recordando que el agro uruguayo tiene el potencial de seguir siendo un pilar fundamental de la economía nacional. Sin embargo, este potencial solo podrá materializarse si se realizan los cambios necesarios para mejorar la competitividad y facilitar el crecimiento del sector.
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El llamado de la Asociación Rural del Uruguay refleja la preocupación de los empresarios rurales ante un contexto económico que, a pesar de algunos logros, sigue presentando obstáculos importantes para el crecimiento del agro. La sequía, la caída de los precios internacionales y los altos costos de producción son solo algunos de los problemas que enfrenta el sector. Para superarlos, la ARU propone una serie de reformas que buscan mejorar la competitividad, reducir los costos internos y flexibilizar los trámites burocráticos. Solo así, aseguran, el agro podrá seguir siendo un motor de crecimiento en Uruguay.