El lugar de Uruguay en el ranking de informalidad en América Latina
La informalidad laboral es un fenómeno ampliamente extendido en América Latina y el Caribe, afectando a un significativo porcentaje de la población trabajadora. Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), cerca del 50% de los trabajadores en la región se encuentra en condiciones de informalidad, un número alarmante que supera ampliamente la tasa observada en Uruguay. Este dato resalta la posición relativamente favorable del país en comparación con sus vecinos latinoamericanos, situándolo entre los mejores de la región en términos de formalidad laboral.
De acuerdo con el último relevamiento del Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de no registro a la seguridad social en Uruguay es del 21,5%. Este indicador sitúa al país en una posición destacada dentro de América Latina, donde la informalidad laboral suele ser mucho más alta. El informe de la OIT, presentado durante la Estrategia de Formalización para América Latina y el Caribe 2024-2030 (FORLAC 2.0), resalta que en la mayoría de los países de la región, la informalidad supera el 70%, alcanzando su punto máximo en Bolivia con un 80%.
Vea también: Se pausa la venta de frigoríficos de Marfrig a Minerva en Uruguay
Uruguay y Chile se destacan por tener las tasas de informalidad más bajas de la región. En Chile, la tasa de informalidad laboral es del 25,8%, seguida por Brasil con un 37,2% y Argentina con un 47,4%. Estas cifras muestran una clara diferencia con países como Bolivia, donde la informalidad es extremadamente alta. La directora regional de la OIT, Ana Virginia Moreira, señaló durante la presentación del informe que la «trampa de la informalidad» es uno de los grandes obstáculos para lograr trabajo decente y justicia social en América Latina y el Caribe.
Moreira enfatizó la necesidad de una acción urgente y decidida por parte de los gobiernos y los interlocutores sociales para abordar la informalidad laboral. Destacó que «es imperativo aportar un nuevo rumbo a las políticas de formalización», subrayando la importancia de la voluntad política al más alto nivel para enfrentar este desafío. La informalidad laboral no solo afecta a los trabajadores en términos de acceso a la seguridad social y a derechos laborales básicos, sino que también tiene implicaciones económicas y sociales de gran alcance.
El estudio de la OIT revela que la informalidad no se distribuye de manera uniforme entre los diferentes sectores económicos. Las ramas de actividad con mayor tasa de informalidad son la agropecuaria y la construcción. En el sector agropecuario, ocho de cada diez trabajadores están en condiciones de informalidad, mientras que en la construcción, la cifra es de siete de cada diez. Estos sectores, fundamentales para la economía de muchos países de la región, presentan desafíos particulares en términos de formalización laboral.
Informalidad rural vs. urbana
La brecha entre la informalidad rural y urbana también es significativa. En las zonas rurales de América Latina, la tasa de informalidad llega al 75,4%, mientras que en las áreas urbanas es del 44%. Esta diferencia resalta la necesidad de políticas específicas que aborden las particularidades del empleo rural, donde las condiciones laborales suelen ser más precarias y los trabajadores tienen menos acceso a la seguridad social y a otros beneficios laborales.
Un aspecto notable del informe es que tres de cada cuatro trabajadores informales en la región son trabajadores por cuenta propia o empleados en empresas de menor tamaño. Estos trabajadores tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de ser pobres en comparación con los trabajadores formales. Esta realidad pone de manifiesto la estrecha relación entre informalidad laboral y pobreza, y la necesidad de políticas públicas que promuevan la formalización del empleo y el apoyo a las micro y pequeñas empresas.
Vea también: Se prevé un crecimiento económico en Uruguay de 3,3 % para el 2024
La situación de Uruguay en el contexto de la informalidad laboral en América Latina es relativamente favorable, con una tasa de informalidad significativamente menor que la de muchos de sus vecinos. Sin embargo, esto no significa que el país esté libre de desafíos. La informalidad sigue siendo un problema importante, especialmente en sectores como la agropecuaria y la construcción, y en las zonas rurales. La estrategia de formalización laboral propuesta por la OIT para la próxima década subraya la importancia de la acción coordinada y la voluntad política para enfrentar este problema y mejorar las condiciones de vida de millones de trabajadores en la región.