La reforma judicial mexicana genera incertidumbre en el T-MEC y preocupa a inversionistas estadounidenses. La reciente aprobación de la reforma judicial en México ha generado una ola de incertidumbre en el ámbito empresarial y ha puesto en tela de juicio la continuidad del Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Larry Rubin, presidente de la American Society en México, ha expresado su preocupación ante los posibles impactos de esta reforma en el T-MEC. Según Rubin, los cambios estructurales en el sistema judicial mexicano, como la elección popular de jueces, podrían generar una falta de confianza en los inversionistas y afectar negativamente el clima de negocios en el país.
Un cambio radical con implicaciones desconocidas
La elección popular de jueces, uno de los ejes centrales de la reforma judicial, representa un cambio radical en la estructura del Poder Judicial mexicano. Aunque el gobierno argumenta que esta medida aumentará la legitimidad y la transparencia, los críticos advierten sobre los riesgos de politizar la justicia y de que las decisiones judiciales se vean influenciadas por intereses partidistas.
Rubin ha planteado varias interrogantes sobre este nuevo modelo, como la forma en que se financiarán las campañas de los jueces populares y si estos estarán sujetos a presiones políticas. Estas dudas, sumadas a la oposición de los trabajadores del Poder Judicial, han generado un clima de incertidumbre que podría desalentar la inversión extranjera directa.
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La reforma judicial mexicana genera incertidumbre
La revisión del T-MEC, prevista para 2026, se llevará a cabo en un contexto de cambios políticos en los tres países firmantes. En México, la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia y la implementación de la reforma judicial podrían generar tensiones en las negociaciones comerciales.
Los inversionistas estadounidenses, que han sido los principales beneficiarios del T-MEC, observan con atención estos desarrollos y podrían exigir mayores garantías para sus inversiones. Rubin ha señalado que, si bien la inversión seguirá fluyendo hacia México, es probable que se reduzca su ritmo y que se dirija hacia sectores menos expuestos a riesgos políticos.
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A pesar de las preocupaciones, Rubin se ha mostrado optimista respecto a las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos. Ha destacado la importancia de la reciente reunión entre la presidenta Sheinbaum y los inversionistas estadounidenses como una señal positiva de la voluntad del nuevo gobierno de mantener un diálogo constructivo con el sector privado.
Sin embargo, la reforma judicial representa un desafío importante para el gobierno mexicano, que deberá demostrar a los inversionistas que es capaz de garantizar un Estado de derecho sólido y predecible.