La ambiciosa meta de la presidenta Claudia Sheinbaum de incrementar la recaudación aduanera en México a 1.5 billones de pesos para 2025 ha puesto en el centro del debate la importancia de las aduanas como motor fiscal y el papel que juegan en la facilitación del comercio exterior. Sin embargo, esta estrategia no está exenta de desafíos, pues implica un delicado equilibrio entre la necesidad de garantizar la seguridad nacional, combatir el contrabando y la evasión fiscal, y al mismo tiempo, promover la eficiencia y competitividad del comercio exterior.
La Modernización Aduanera: Un Camino Escarpado
La digitalización de los procesos aduaneros y la implementación de tecnología de punta, como los equipos de rayos X de revisión no intrusiva, son pilares fundamentales de esta estrategia. Estos avances tecnológicos prometen agilizar los trámites, reducir costos y mejorar la seguridad de la cadena de suministro. Sin embargo, la implementación de estas tecnologías ha enfrentado diversos obstáculos, desde la falta de infraestructura adecuada hasta la necesidad de capacitar al personal aduanero.
Además, la digitalización plantea desafíos en materia de ciberseguridad, pues los sistemas informáticos de las aduanas se vuelven blancos atractivos para los ciberdelincuentes. Es fundamental invertir en medidas de seguridad robustas para proteger la información sensible y evitar posibles ataques que podrían comprometer la integridad de los procesos aduaneros.
El Factor Humano: Un Eje Transversal
La modernización de las aduanas no solo implica la adquisición de nueva tecnología, sino también la transformación de las prácticas y los procesos internos. La capacitación del personal aduanero en el uso de las nuevas herramientas tecnológicas y en la aplicación de los nuevos procedimientos es esencial para garantizar el éxito de esta estrategia.
Asimismo, es fundamental fortalecer los mecanismos de control interno y combatir la corrupción, que sigue siendo un problema endémico en muchas aduanas del mundo. La implementación de sistemas de gestión de la calidad y la certificación de los procesos aduaneros pueden contribuir a mejorar la transparencia y la rendición de cuentas.
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La entrada en vigor del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ha generado nuevas oportunidades y desafíos para el comercio exterior mexicano. Las aduanas juegan un papel crucial en la implementación de las nuevas reglas de origen y en la facilitación del flujo de mercancías entre los tres países.
Sin embargo, el T-MEC también ha intensificado la competencia entre las empresas y ha aumentado la presión para reducir costos y agilizar los procesos. Las aduanas mexicanas deben adaptarse a este nuevo entorno y ofrecer servicios más eficientes y competitivos para mantener la confianza de los operadores económicos.
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La modernización de las aduanas mexicanas es un proceso complejo y desafiante que requiere una inversión significativa en tecnología, infraestructura y capacitación del personal. Sin embargo, los beneficios potenciales de esta estrategia son enormes, tanto en términos de recaudación fiscal como de facilitación del comercio exterior.