40% de los mexicanos no confían en los bancos. Cifras recientes revelan un preocupante debilitamiento de la confianza ciudadana en el sistema bancario mexicano, que actualmente administra un volumen significativo de recursos, superando los seis billones de pesos en depósitos.
Información presentada durante la ceremonia de reconocimiento a las instituciones financieras con mayor actividad en el mercado de capitales de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) durante el año precedente, indica que el sistema bancario del país custodia depósitos equivalentes a aproximadamente el 21% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
De confirmarse estas cifras, los bancos mexicanos gestionan depósitos que ascienden a poco más de 6.2 billones de pesos, lo que se traduce en alrededor de 310,000 millones de dólares, considerando un tipo de cambio promedio de 20 pesos por dólar. Esta suma representa un capital considerable, comparable a los recursos administrados por las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) en los fondos de ahorro previsional de los trabajadores.
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Un volumen de recursos de esta magnitud, según se señaló en el evento bursátil, no está generando rendimientos significativos para los ahorradores, e incluso en muchos casos, los rendimientos son nulos. Sin embargo, existe otro factor que suscita una preocupación aún mayor: la creciente erosión de la confianza de los depositantes en el sistema bancario.
De acuerdo con los datos arrojados por la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2024 (ENIF), citada por el recién nombrado secretario de Hacienda, Edgar Amador Zamora, una proporción alarmante de cuatro de cada diez clientes que mantienen su dinero depositado en instituciones bancarias consideran que sus ahorros no están seguros.
40% de los mexicanos no confían en los bancos
Este dato resulta especialmente inquietante al reflejar una tendencia al alza en la percepción de inseguridad. De hecho, esta es la lectura más elevada registrada en lo que va del presente siglo. En la ENIF de 2018, el porcentaje de clientes con esta percepción era del 32%, lo que implica un incremento de ocho puntos porcentuales en un lapso de tan solo siete años, evidenciando un deterioro significativo de la confianza en el sistema bancario durante este periodo.
Para dimensionar la gravedad de esta situación en términos absolutos, este porcentaje se traduce en aproximadamente 36.6 millones de ciudadanos mexicanos que albergan la preocupación de que su dinero no se encuentra seguro en los bancos o en otras instituciones financieras.
Adicionalmente, el secretario de Hacienda señaló que cerca de la mitad de la población mexicana manifiesta la creencia de que las entidades financieras bancarias no resolverían sus quejas y reclamaciones en caso de presentarse alguna eventualidad, mientras que prácticamente el 40% de los encuestados considera que su dinero no está seguro en dichas instituciones.
Otros indicadores
Existen otros indicadores que también reflejan un declive en la confianza hacia las instituciones bancarias. Por ejemplo, más de cuatro de cada diez personas encuestadas, lo que representa el 45.2% del total, consideran que los bancos, a través de sus productos y servicios, no logran resolver sus necesidades o problemas económicos.
Una tasa del 46.7% de los participantes en la encuesta también indicó que perciben que los bancos e instituciones financieras no resuelven sus quejas de manera efectiva o incluso dudan de su capacidad para ofrecer una solución satisfactoria. Resulta particularmente preocupante que las instituciones encargadas de mediar en estos conflictos, como la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), tampoco parecen ofrecer una vía de solución percibida como efectiva por una parte significativa de los usuarios.
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Para agravar aún más la situación, el 41% de los encuestados manifestó la percepción de que las instituciones financieras no protegen adecuadamente sus datos personales, lo que representa un problema serio en términos de confianza pública y la seguridad de la información de los usuarios.
En otras palabras, aproximadamente 38.4 millones de mexicanos creen que el sistema financiero del país no salvaguarda su información personal de manera adecuada, mientras que alrededor de 43.9 millones consideran que las empresas del sector financiero no gestionan ni resuelven sus quejas y reclamaciones de forma satisfactoria, abarcando problemáticas que van desde fraudes y cargos no reconocidos hasta diversas inconformidades con los servicios recibidos.
Ante este panorama, las autoridades y el sistema bancario mexicano enfrentan el desafío de implementar estrategias efectivas para revertir estas cifras negativas en los próximos años. Sin embargo, esta no será una tarea sencilla ni un proceso que arroje resultados inmediatos.
Algunas de las ideas expuestas durante la presentación de la ENIF sugieren que tanto las entidades financieras como las autoridades del sector deben llevar a cabo una profunda reflexión sobre las causas subyacentes de esta creciente desconfianza. Asimismo, se ha mencionado la necesidad de fortalecer significativamente la atención al cliente y mejorar las medidas de seguridad implementadas para proteger a la población de fraudes y pérdidas económicas. No obstante, hasta el momento no se han anunciado acciones concretas y específicas para abordar estas problemáticas.
Estrategia Nacional de Educación Financiera
El secretario de Hacienda propuso continuar trabajando en una Estrategia Nacional de Educación Financiera que se adapte a los avances tecnológicos actuales, incorporando herramientas como la educación digital, además de brindar un apoyo específico a los segmentos de la población menos familiarizados con los productos y servicios financieros. Sin embargo, aún no se ha definido un cronograma para el inicio de estas iniciativas.
Según las proyecciones de Moody’s
En un contexto relacionado, el pasado 12 de marzo, la agencia Moody’s Ratings modificó la perspectiva crediticia del sistema bancario mexicano, pasando de positiva a negativa. La calificadora argumentó que esta decisión se fundamenta en la desaceleración económica prevista para el país y en las tensiones comerciales existentes con Estados Unidos, a pesar de reconocer la solidez de los fundamentos del sector bancario.
Según las proyecciones de Moody’s, los bancos mexicanos enfrentarán un menor ritmo de crecimiento económico en 2025, estimado en alrededor del 0.7%, debido principalmente a la reducción del gasto público y a ciertos cambios institucionales.
Si bien Moody’s Ratings no establece una conexión directa y explícita entre el deterioro de la confianza de la población en los bancos y la revisión a la baja de la perspectiva crediticia, resulta evidente que las instituciones financieras no solo deberán esforzarse por recuperar la confianza de los grandes capitales e inversionistas, sino que también tendrán que emprender una labor titánica para mejorar significativamente su imagen y la percepción de seguridad y confiabilidad entre la población en general.