La reciente controversia en torno a la reducción de la jornada laboral en España ha puesto en el punto de mira a dos gigantes del sector retail: Mercadona e Inditex. Ambas compañías, con una presencia significativa en el mercado español, habían anunciado planes para recortar el tiempo de trabajo de sus empleados, incluso antes de que el Gobierno central comenzara a negociar la implementación de las 37 horas y media semanales. Sin embargo, a la fecha, la materialización de estos compromisos parece estar lejos de concretarse, generando interrogantes sobre su verdadero alcance y voluntad.
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Mercadona, la cadena de distribución líder por cuota de mercado en España, se comprometió en diciembre de 2023 a reducir la jornada laboral de sus empleados en 2025. Este compromiso quedó formalizado en su renovado convenio para el periodo 2024-2028, que fijó una jornada laboral máxima de 40 horas semanales en cómputo anual, pero incorporó una cláusula en la que la empresa se compromete a bajar la jornada anual durante el año 2025. Sin embargo, la implementación de esta reducción está en suspenso, a la espera de conocer las condiciones que el Gobierno negocie en el Congreso de los Diputados. Para avanzar hacia esa reducción, Mercadona se comprometió con los representantes de los trabajadores a activar un observatorio como foro de negociación para estudiar cómo reducir el tiempo de trabajo y analizar su distribución a lo largo del año. No obstante, fuentes sindicales confirman que este observatorio aún no se ha convocado, lo que sugiere una postura de espera ante las directrices gubernamentales.
Por otro lado, Inditex, el gigante textil gallego, ha puesto en marcha un plan de reducción de jornada que, en la práctica, afecta a un porcentaje mínimo de sus empleados. Este plan, que comenzó en enero, solo beneficia a los empleados mayores de 55 años, representando menos del 1% del personal total de tienda. Esta medida, aunque positiva para un grupo específico de trabajadores, plantea dudas sobre el compromiso de Inditex con una reducción generalizada de la jornada laboral. Además, se destaca que la firma textil se verá afectada por partida doble por las 37,5 horas, dado que el 58% de su plantilla tiene un contrato a tiempo parcial.
La situación actual refleja una estrategia cautelosa por parte de ambas empresas, que parecen priorizar la adaptación a las regulaciones gubernamentales antes de implementar cambios significativos en sus políticas laborales. La espera de Mercadona a las directrices gubernamentales y la implementación limitada de Inditex sugieren una falta de proactividad en la búsqueda de soluciones que beneficien a la totalidad de sus plantillas. Esta postura podría interpretarse como una forma de mitigar los posibles impactos económicos que la reducción de jornada podría acarrear, priorizando la rentabilidad y la adaptación a las normativas vigentes.
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La reducción de la jornada laboral en el sector retail español se enfrenta a la resistencia de dos de sus principales actores. La falta de avances concretos y la implementación selectiva de medidas sugieren una estrategia dilatoria, en la que la espera a las directrices gubernamentales y la minimización de los impactos económicos parecen ser las prioridades. La verdadera voluntad de Mercadona e Inditex de reducir la jornada laboral de manera efectiva sigue siendo una incógnita, a la espera de futuros acontecimientos y negociaciones.