La posición crítica de Sánchez sobre los aranceles a coches chinos compromete a España
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha causado controversia al posicionarse abiertamente en contra de los aranceles que Bruselas ha decidido imponer a los vehículos chinos. Durante su reciente visita a China, Sánchez mantuvo reuniones con varios gigantes del sector automotriz, entre ellos SAIC y Envisión, con el objetivo de atraer inversiones al país. Sin embargo, su crítica a los aranceles puede tener repercusiones negativas para la industria española del automóvil, que podría verse gravemente afectada por la competencia desleal de coches chinos a bajo costo, subvencionados por su gobierno.
Durante su visita a China, Sánchez sostuvo reuniones con los responsables de grandes empresas del sector automotriz chino, como Envisión y SAIC. En el caso de Envisión, se firmó un memorando de entendimiento para la construcción de una planta de hidrógeno verde en España, con una inversión total de 900 millones de euros. Esta planta, que se sumará a la ya existente fábrica de baterías en Navalmoral de la Mata, forma parte de la estrategia del Gobierno para consolidar a España como un actor clave en el ámbito de las energías renovables.
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Por otro lado, la reunión con SAIC, el gigante automovilístico chino propietario de la marca MG, también fue significativa. SAIC está en plena búsqueda de una ubicación para una nueva planta en Europa, que le permitiría esquivar los aranceles recientemente anunciados por Bruselas, que alcanzan un 36 %. Sánchez aprovechó la ocasión para destacar las ventajas competitivas de España, como su posición geográfica y su liderazgo en energías renovables. Sin embargo, al mismo tiempo, el presidente español expresó su desacuerdo con los aranceles, lo que podría debilitar los esfuerzos de atraer estas inversiones a largo plazo.
La Comisión Europea decidió imponer aranceles del 36 % a los automóviles chinos tras investigar las prácticas desleales de los fabricantes de ese país, que se benefician de generosas subvenciones estatales. Estos aranceles buscan proteger la industria automotriz europea, evitando que los fabricantes locales se vean desbordados por la llegada masiva de vehículos chinos a precios bajos. Sin embargo, la postura de Sánchez, al criticar los aranceles, abre un debate sobre si estos gravámenes son realmente la solución más adecuada o si, por el contrario, podrían limitar el crecimiento de la industria automovilística en Europa.
Es importante destacar que España es el segundo mayor productor de automóviles en Europa, con plantas de marcas como Ford, Renault, Seat, Citroën y Opel. La llegada sin restricciones de vehículos chinos más baratos podría poner en riesgo a estas fábricas, que tendrían que competir con coches subvencionados en origen y vendidos a precios más bajos de lo que pueden permitirse los fabricantes europeos.
La posición crítica de Sánchez hacia los aranceles no ha sido bien recibida por parte de algunos actores de la industria automotriz española, que ven en los aranceles una protección necesaria para evitar que los fabricantes chinos inunden el mercado europeo con coches a precios inalcanzables para las marcas locales. En particular, el temor es que la libre entrada de vehículos chinos perjudique a las fábricas españolas, que se especializan en la producción de vehículos compactos y pequeños para el mercado europeo, precisamente el segmento más vulnerable a la competencia asiática.
En este contexto, la desaparición de los aranceles podría reducir el interés de los fabricantes chinos en instalar plantas en Europa. Estos aranceles son, en gran medida, lo que empuja a los fabricantes chinos a buscar bases de producción dentro del continente, para evitar el pago de los mismos. Si estos aranceles se eliminan o suavizan, la necesidad de los fabricantes de instalar fábricas en Europa desaparecería, lo que perjudicaría los intentos de atraer inversiones chinas a España.
MG, la marca china que ha logrado una mayor penetración en el mercado español, ha obtenido resultados impresionantes en 2023 con la venta de unas 30.000 unidades y una cuota de mercado del 3,1 %. A pesar de que la marca es conocida principalmente por sus vehículos eléctricos, su éxito en España ha sido impulsado por su SUV de gasolina de bajo coste, el ZS. Este modelo, en particular, se enfrenta ahora a la incertidumbre de los aranceles, ya que la introducción de un gravamen del 36 % podría afectar seriamente sus ventas en España.
Por otro lado, las principales marcas automovilísticas europeas, con fábricas en España, ven en los aranceles una medida de protección esencial. Estas empresas ya están luchando por mantenerse competitivas en un mercado globalizado, y la llegada de vehículos chinos a bajo coste podría ser devastadora para su viabilidad a largo plazo. En este sentido, la postura de Sánchez parece ir en contra de los intereses de la industria automovilística nacional, que se vería obligada a competir con coches subvencionados, vendidos a precios muy por debajo de los que pueden ofrecer las fábricas europeas.
Durante su visita a China, Sánchez también se refirió a la posible implicación del sector porcino español en este conflicto comercial. Según el presidente, no es necesario abrir un nuevo frente en forma de guerra comercial, haciendo alusión a la decisión de las autoridades chinas de incluir al sector porcino en la lista de posibles represalias ante las sanciones europeas. Este sector, que es el principal exportador de carne de cerdo a China, podría verse gravemente afectado si las tensiones comerciales entre ambos bloques continúan escalando.
En el primer semestre de 2024, España exportó productos porcinos a China por valor de 511,37 millones de euros, consolidándose como el principal suministrador de carne de cerdo al gigante asiático. Las posibles represalias chinas podrían afectar no solo a este sector, sino a toda la economía española, que tiene en China uno de sus principales socios comerciales fuera de la Unión Europea.
La postura crítica de Pedro Sánchez hacia los aranceles impuestos por Bruselas a los vehículos chinos representa una apuesta arriesgada. Si bien su intención es atraer inversiones chinas a España, su crítica a los aranceles podría comprometer la posición competitiva de la industria automovilística española y, a largo plazo, afectar negativamente al empleo y la producción en el país.
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Además, la inclusión del sector porcino en esta disputa comercial añade una nueva dimensión a las tensiones entre China y la Unión Europea, lo que podría tener repercusiones económicas significativas para España. En definitiva, la estrategia de Sánchez de posicionarse en contra de los aranceles podría generar más desafíos que oportunidades para la economía española.