Las percepciones económicas de los españoles revela un panorama inquietante en el cual la mayoría de la población anticipa un aumento en los precios de la cesta de la compra en los próximos meses. A pesar de que las tasas de inflación han mostrado signos de desaceleración y los tipos de interés han disminuido, el optimismo económico sigue siendo escaso. Un contundente 70% de los encuestados manifiesta su creencia de que los precios volverán a subir, destacando un pesimismo colectivo hacia la recuperación económica. Este sentimiento de incertidumbre se acentúa con el dato de que el 61% de los españoles espera un aumento de la inflación el próximo año y un 24% considera que la normalización de los precios es una posibilidad remota. Así, la percepción de que la inflación no regresará a sus niveles anteriores se ha incrementado, reflejando un cambio distintivo en el estado de ánimo de la población, que, en muchos sentidos, podría interpretarse como un realismo frente a la situación económica reinante.
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La encuesta realizada por Ipsos también señala que, en este contexto de incertidumbre, los consumidores no solo prevén incrementos de precios en productos básicos, sino también en el sector de servicios como bares y restaurantes, donde el 64% opina que los precios también aumentarán. Este endurecimiento en las expectativas de la población sobre el coste de vida se traduce en un descontento palpable que afecta la percepción del poder adquisitivo. Aunque el porcentaje de quienes creen que su nivel de vida descenderá ha disminuido desde 2022, un 21% sigue considerando que su situación económica empeorará en el próximo año. Este sentimiento se mantiene relativamente estable desde 2023, sugiriendo que, aunque pueda haber mejoras en algunos indicadores económicos, la población sigue sintiéndose presionada por la situación financiera.
El análisis también expone una creciente brecha económica en España, donde solo el 7% de la población se siente acomodada, mientras que un significativo 21% enfrenta dificultades económicas. Este hecho pone de manifiesto la desigualdad que prevalece en el país, especialmente entre aquellos con ingresos bajos. Aunque a nivel global muchos ciudadanos sugieren que reducir impuestos sería una solución ante el encarecimiento de la vida, este tema es visto de manera dividida en España. Alrededor del 33% de la población prefiere recortes fiscales, mientras que un porcentaje similar opta por aumentar el gasto en servicios públicos, incluso si eso implica mayores impuestos, lo que sugiere un debate social activo sobre los mecanismos de apoyo social y redistribución económica.
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Finalmente, es importante destacar que el 71% de los encuestados reconocen que factores externos como la economía global y la guerra en Ucrania han influido en el aumento del coste de vida en España. Este contexto internacional se ha entrelazado con la percepción de los ciudadanos respecto a los tipos de interés, donde la mayoría ha comenzado a vincular estos incrementos con el aumento de la inflación, aunque inicialmente, en 2023, esto no era tan evidente. La complejidad de estos factores resalta la interconexión entre las influencias globales y locales en la economía, lo que obliga a los ciudadanos a navegar a través de un paisaje económico incierto y cambiante.