La inversión inmobiliaria en España está proyectada a superar los 10.000 millones de euros en 2024, un aumento significativo que supera las expectativas iniciales de 8.000 millones, de acuerdo con el análisis de Cushman & Wakefield. Este crecimiento está impulsado principalmente por el auge del sector del retail, especialmente en lo que respecta a centros comerciales y parques de retail, que han demostrado ser atractivos para los inversores a pesar de la incertidumbre económica global. La capacidad de estos activos para equilibrar el riesgo y la rentabilidad es un factor esencial que ha llevado a su popularidad. De esta manera, el sector retail no solo está revitalizando la inversión en el mercado inmobiliario, sino que también está estableciendo las bases para un crecimiento sostenido.
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A medida que se avanza hacia 2025, se vislumbra un año clave que podría marcar el inicio de un nuevo ciclo alcista en la inversión inmobiliaria. Las proyecciones sugieren que el volumen de inversión podría alcanzar entre 11.000 y 12.000 millones de euros en 2025 y 2026. Esto reflejaría una tendencia de recuperación y fortalecimiento del mercado, alimentada no solo por la inversión en retail, sino también por la creciente relevancia del sector logístico. Este último ha cobrado protagonismo debido a los cambios en los patrones de consumo, que han llevado a los inversores a buscar oportunidades en este ámbito. Con las rentas y las valuaciones proyectadas a incrementarse, la viabilidad de estas inversiones en retail y logística se refuerza, augurando un panorama favorable para los próximos años.
El fenómeno del cambio de uso también ha influido en el mercado inmobiliario durante 2024, con un aumento notable en las operaciones que transforman espacios de oficinas en usos residenciales, sanitarios, hoteleros y relacionados con las ciencias de la vida. No solo se evidencia una transformación en la función de los inmuebles, sino que también se destaca el enfoque en la ubicación estratégica como elemento crucial para el éxito en estas transacciones. En Madrid, por ejemplo, destaquen las iniciativas residenciales que responden a la creciente demanda de vivienda en áreas específicas, lo que subraya la necesidad de adaptar los espacios a las nuevas dinámicas de población y mercado.
En cuanto al origen del capital, el informe revela que un notable 62% de la inversión en el mercado inmobiliario español en 2024 proviene de fondos internacionales. Esto contrasta con el 38% del capital nacional, con los inversores extranjeros dominando en sectores como el industrial y el retail. En el ámbito nacional, el capital ha tenido un predominio en el mercado de oficinas y el sector logístico, donde representan el 70% del volumen de inversión. Esta dualidad en el origen del capital demuestra la confianza de los inversores extranjeros en el mercado español y a la vez indica la fortaleza del capital local en áreas específicas, lo que contribuye a la estabilidad general del sector.
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Las proyecciones para 2025 y más allá son optimistas, sugiriendo que, a pesar de ser un año de transición, se anticipa un aumento en los volúmenes de inversión hacia finales del mismo. Con las tensiones económicas que aún persisten, la inversión inmobiliaria en España parece bien posicionada para recuperarse rápidamente, alcanzando cifras que podrían llegar hasta los 12.000 millones de euros entre 2025 y 2026. Esto no solo marcaría un regreso a un ciclo alcista, sino que también se establecería como un indicativo de la resiliencia y adaptabilidad del mercado inmobiliario español en un contexto económico cambiante.