El reciente estudio de Grant Thornton ha revelado que más de la mitad de las empresas medianas españolas (54%) planean invertir en sostenibilidad en un plazo de 12 meses, un dato que resalta la creciente importancia de la sostenibilidad en el ámbito empresarial. Esta tendencia viene impulsada por diversos factores, entre los que se destacan la mejora de la reputación de marca, el aumento de la competitividad y la alineación con los objetivos comerciales.
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En este contexto, el informe indica que las energías renovables se posicionan como uno de los principales destinos de inversión, con un 48% de las empresas planeando realizar este tipo de inversión, superando la media de la Unión Europea (43%) y de los países en el estudio (42%). Seguido de esto, el 35% de las empresas prioriza la gestión y reducción de residuos, mientras que el uso de la digitalización para mejorar la eficiencia y el desarrollo de productos sostenibles son también áreas significativas de enfoque.
La adopción de criterios sostenibles no solo se considera una cuestión de cumplimiento normativo, sino también un factor que puede impulsar la imagen y rentabilidad de las empresas. De hecho, el estudio resalta que el 40% de los directivos ya ha implementado o tiene planes de implementar una estrategia de sostenibilidad en el corto plazo. Sin embargo, a pesar de que el compromiso hacia la sostenibilidad es notable en España, el país aún se encuentra rezagado en comparación con el compromiso global, donde el 51% de las empresas a nivel mundial ya ha establecido estrategias sostenibles.
Uno de los puntos álgidos del estudio es el reconocimiento de las dificultades que enfrentan las empresas medianas al intentar adoptar iniciativas de sostenibilidad al mismo ritmo que las grandes corporaciones. De acuerdo con los datos, mientras que casi todas las grandes empresas (99%) están trabajando en áreas relacionadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), esta cifra se reduce drásticamente al 28% en el caso de las empresas más pequeñas. Esta disparidad está vinculada en gran medida a la presión normativa, la cual muchos directivos consideran un obstáculo para su crecimiento y expansión internacional.
El 65% de los líderes del middle market manifiestan que el cumplimiento con criterios ESG limita su desarrollo empresarial. Además, la falta de recursos, tanto en personal como en tiempo, se identificó como una preocupación principal, con un 44% de los empresarios conscientes de que la velocidad a la que cambian las normativas también complica su cumplimiento.
El marco normativo en el que operan las empresas españolas se ha vuelto más complejo, especialmente con la implementación de la Directiva de Información Corporativa sobre Sostenibilidad (CSRD), que exige una mayor transparencia y responsabilidad por parte de las empresas en relación con sus grupos de interés. Por otro lado, el Reglamento de Taxonomía (UE) y las normativas IFRS también introduce nuevos requisitos que obligan a las empresas a alinearse con criterios de sostenibilidad específicos.
A medida que se incrementan las exigencias normativas, se hace evidente que muchas empresas aún no están preparadas para enfrentar lo que el estudio denomina un “tsunami normativo”, lo que exige una planificación cuidadosa y recursos dedicados para facilitar la adaptación a las nuevas exigencias.
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Aunque las empresas medianas españolas muestran un compromiso creciente hacia la sostenibilidad, son conscientes de los numerosos desafíos que deben superar, tanto internos como externos. La inversión en sostenibilidad se presenta no solo como una necesidad ética y normativa, sino también como una estrategia clave para la competitividad futura en un mercado que cada vez valora más la responsabilidad ambiental y social.