La reconfiguración de la industria de la moda bajo Trump, impacto, desafíos y oportunidades, la relación entre Colombia y Estados Unidos atravesó un punto crítico el pasado 26 de enero cuando el presidente colombiano se negó a aceptar vuelos de repatriación de inmigrantes. Como respuesta, Donald Trump anunció la imposición de aranceles del 25% sobre productos colombianos, generando un sismo en la industria comercial. Esta situación no solo afecta a Colombia, sino que tiene un impacto profundo en la industria de la moda, un sector global altamente dependiente de las políticas comerciales de la mayor economía del mundo.
El regreso de Trump a la Casa Blanca implica una reconfiguración significativa del comercio global, especialmente para la industria de la moda. Con una agenda centrada en el proteccionismo y el fortalecimiento de la producción nacional, se avecinan cambios radicales en las dinámicas de fabricación, importación y consumo.
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Un nuevo paradigma para la moda global
Desde su primera administración, Trump ha sido un defensor de los aranceles como herramienta para proteger la economía estadounidense. Durante su campaña y ahora en su segundo mandato, ha insistido en la imposición de tarifas de entre 10% y 20% para todas las importaciones, con aranceles adicionales a China y un 25% a las importaciones provenientes de Canadá y México, principales socios comerciales de EE. UU.
Esta política representa un golpe directo para la industria de la moda, que depende de cadenas de suministro internacionales y mano de obra asequible en mercados emergentes. El proteccionismo de Trump podría incrementar los costos de producción, reducir la rentabilidad de las marcas y elevar los precios para los consumidores.
El impacto en la moda colombiana
Colombia tiene una relación comercial significativa con EE. UU., representando el 31% de sus exportaciones de moda. A nivel mundial, EE. UU. es el principal importador de moda y confecciones, representando el 16% de las importaciones globales del sector. La aplicación de aranceles a dos dígitos tendría consecuencias graves, encareciendo las prendas colombianas en el mercado estadounidense y afectando a exportadores y diseñadores.
Las grandes marcas internacionales que dependen de la manufactura en Asia y Latinoamérica también se verán afectadas, pues las políticas de Trump podrían incentivar un cambio de proveedores y una menor competitividad global.
El resurgimiento del «Made in America»
Una de las banderas de la administración Trump es el impulso a la producción nacional. A través de exenciones fiscales y subsidios, se busca estimular la reindustrialización de EE. UU. en detrimento de la globalización. Esto podría significar el regreso de parte de la producción textil a suelo estadounidense, con el objetivo de generar hasta un millón de empleos para 2027.
Sin embargo, este movimiento tiene un costo económico. Al aumentar los costos de producción en EE. UU., muchas marcas enfrentarán díficiles decisiones entre mantener sus márgenes de ganancia o trasladar los costos al consumidor final. Esta situación podría derivar en una menor competitividad del producto estadounidense en mercados internacionales y una posible contracción del PIB.
La moda en la era del proteccionismo
La nueva política comercial de Trump afecta especialmente a plataformas de comercio electrónico y marcas de moda rápida como Shein. Su administración busca eliminar el vacío legal conocido como «de minimis», que permite importar productos sin aranceles si su valor es inferior a 800 dólares. Este cambio podría afectar severamente el modelo de negocio de estas plataformas y beneficiar a las marcas nacionales que fabrican en EE. UU.
El declive de la moda sostenible
Otro punto crítico es la sostenibilidad. Bajo el gobierno de Trump, la regulación ambiental se reducirá drásticamente, favoreciendo la producción masiva sin consideraciones ecológicas. La administración se enfocará en reducir restricciones para empresas textiles, lo que podría llevar a un retroceso en las iniciativas de moda sostenible.
El impacto de esta política se reflejará en el uso de materiales menos ecológicos y un menor compromiso con la circularidad en la moda. Marcas que habían adoptado estrategias sostenibles podrían verse forzadas a reconsiderar sus prioridades, mientras que aquellas con un fuerte compromiso ambiental podrían usar este contexto como un diferencial de marca.
Moda y polarización cultural
El impacto de la reelección de Trump no se limita a la economía, sino que también influye en la identidad de la moda. La moda podría volverse más patriótica y conservadora, con un auge de marcas nacionales y una estética basada en los valores tradicionales estadounidenses.
Por otro lado, el sector progresista podría utilizar la moda como una herramienta de protesta, consolidando tendencias activistas y expresiones visuales que desafíen la ideología conservadora. Se podría gestar una división en la industria entre moda «patriótica» y moda «revolucionaria».
Oportunidades y desafíos para la industria
Ante este panorama, las marcas de moda deben adaptarse rápidamente. Aquellas con fuerte presencia en EE. UU. deben reconsiderar sus estrategias de abastecimiento y fabricación, mientras que los diseñadores y productores en mercados emergentes podrían explorar alternativas para diversificar sus destinos de exportación.
Las empresas que logren encontrar un equilibrio entre costos, sostenibilidad y producción local podrán diferenciarse en un entorno cada vez más competitivo. Asimismo, la innovación en tecnologías de fabricación podría jugar un papel clave para mitigar los costos de producción en EE. UU.
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La política comercial de Trump reconfigura la industria de la moda a nivel global. Mientras que el proteccionismo podría fortalecer la producción estadounidense, también plantea retos para marcas internacionales que dependen de la manufactura globalizada. Al mismo tiempo, la sostenibilidad podría verse afectada, y la moda se transformará en un campo de batalla ideológico.
En este nuevo escenario, la capacidad de adaptación y la creatividad serán claves para la supervivencia y el éxito de la industria de la moda en la era Trump. Según publica Mall & Retail