Crecimiento de la corrupción en empresas colombianas, un 15% de aumento en el primer semestre de 2024 y estrategias para combatirla
El crecimiento de la corrupción en Colombia es alarmante. Según el informe Global de Fraude y Riesgo de la consultora Kroll, el país se ha convertido en el tercer lugar de Latinoamérica con mayor corrupción empresarial. Este informe, que abarca el período entre 2021 y 2023, revela que el 78% de las organizaciones en Colombia han iniciado investigaciones internas por casos de fraude, soborno, lavado de activos y evasión de impuestos. En el primer semestre de 2024, estos delitos crecieron un 15% en comparación con el mismo período del año anterior, según cifras oficiales de Transparencia por Colombia.
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El análisis subraya que sectores como transporte, ocio y turismo, entidades financieras y telecomunicaciones son los más afectados. Las grandes empresas enfrentan corrupción principalmente relacionada con el pago para agilizar trámites, manipulación en contrataciones y donaciones políticas, mientras que las pequeñas y medianas empresas (Pymes) se ven más afectadas por la evasión de impuestos y fraudes internos.
Factores Contribuyentes y Respuestas Corporativas
Las razones detrás de este aumento en la corrupción son múltiples. La crisis económica, la falta de controles eficaces y la cultura empresarial permisiva han permitido que estas prácticas ilícitas se propaguen. Ante este panorama, las empresas han comenzado a fortalecer sus controles financieros, adoptando políticas más estrictas en las negociaciones con terceros, especialmente con proveedores, aliados estratégicos y clientes. No obstante, persisten brechas significativas que permiten la corrupción, lo que pone en riesgo la operación y la reputación de las organizaciones.
El Impacto del Fraude y la Corrupción en las Empresas
El fraude y la corrupción no solo afectan la reputación de las empresas, sino que también representan una pérdida financiera significativa. De acuerdo con Kroll, las pérdidas económicas derivadas de estos delitos son astronómicas, y su impacto a largo plazo puede incluir la disminución de la confianza de los inversores, la reducción del valor de las acciones y una posible exclusión de los mercados internacionales. Para las Pymes, que a menudo carecen de los recursos para lidiar con investigaciones costosas y litigios prolongados, estas prácticas pueden resultar en el cierre de la empresa.
Además, la corrupción socava la competencia leal en el mercado, lo que dificulta el crecimiento de empresas que operan de manera ética. En un entorno empresarial contaminado por la corrupción, las compañías que eligen mantenerse dentro de los límites legales y éticos pueden enfrentar desventajas competitivas, especialmente si sus competidores están dispuestos a participar en prácticas ilícitas para obtener contratos o beneficios.
Consecuencias Legales y Reputacionales
El marco legal en Colombia para combatir la corrupción empresarial incluye regulaciones estrictas, pero la aplicación de estas leyes sigue siendo un desafío.
Las empresas involucradas en actos de corrupción no solo enfrentan sanciones financieras, sino también la posibilidad de juicios penales contra sus ejecutivos y empleados. Además, la pérdida de confianza pública puede tener efectos devastadores en la reputación de una empresa, afectando su capacidad para atraer y retener clientes, socios comerciales y talento.
Las investigaciones sobre corrupción también pueden resultar en la suspensión o terminación de contratos con entidades gubernamentales y otras organizaciones, lo que puede provocar una pérdida inmediata de ingresos y afectar la viabilidad a largo plazo de la empresa.
De acuerdo con Angelica Cañas, coordinadora de Cumplimiento de Tusdatos.co, startup especializada en la validación integral de antecedentes e identidad de empresas y personas para garantizar seguridad y confianza en las relaciones comerciales las empresas pueden crear este programa, siguiendo las siguientes recomendaciones, paso a paso:
Ocho Pasos para Crear un Programa de Anticorrupción Empresarial
En respuesta a esta problemática, las empresas deben implementar programas de anticorrupción robustos y efectivos. Estos programas deben ir más allá de cumplir con la legislación, incorporando mejores prácticas internacionales y adaptándose a las particularidades de cada empresa. A continuación, se describen los ocho pasos clave para desarrollar un Programa de Anticorrupción Empresarial que puede ayudar a prevenir la corrupción y proteger la reputación de la organización:
- Definir Valores y Principios Corporativos: Antes de iniciar la creación del programa, es fundamental identificar los valores y principios corporativos de la empresa. Estos valores no solo deben guiar la actividad económica de la organización, sino también las relaciones con terceros, incluidos proveedores, clientes y socios comerciales. Establecer un marco ético sólido proporcionará la base sobre la cual se construirá todo el programa de anticorrupción.
- Evaluación de Riesgos de Corrupción: Es esencial realizar una evaluación exhaustiva de los riesgos de corrupción que podrían amenazar la ética empresarial. Estos riesgos pueden variar según la industria, la ubicación geográfica y la estructura organizativa de la empresa. Una vez identificados, los riesgos deben ser gestionados de manera proactiva para mitigar su impacto potencial en la operación y reputación de la empresa.
- Establecimiento de Procedimientos: Definir procedimientos claros y específicos para gestionar donaciones, contribuciones políticas, conflictos de interés, regalos e invitaciones a terceros es crucial. Estos procedimientos deben ser sencillos y comprensibles para todos los empleados y deben reflejar el compromiso de la empresa con la transparencia y la ética en todas sus interacciones comerciales.
- Cumplimiento de Normativas Nacionales e Internacionales: El programa de anticorrupción debe alinearse con las disposiciones normativas a nivel nacional y, cuando sea posible, adoptar estándares internacionales reconocidos, como la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA) de Estados Unidos. Esto no solo asegurará el cumplimiento legal, sino que también demostrará el compromiso de la empresa con la integridad en un entorno globalizado.
- Asignación de Responsabilidades: Determinar qué áreas y cargos dentro de la empresa serán responsables de implementar y operar el programa es fundamental para su éxito. La responsabilidad no debe recaer en una sola persona o departamento, sino que debe ser compartida entre todos los niveles de la organización, incluyendo a los directivos. La colaboración interdepartamental es clave para garantizar que el programa sea eficaz y se aplique de manera consistente.
- Divulgación y Capacitación: El programa de anticorrupción debe ser comunicado a todas las partes interesadas, incluidos empleados, proveedores y socios comerciales. Esta divulgación debe realizarse al menos una vez al año o cada vez que se realicen actualizaciones importantes en el programa. La capacitación continua en materia de ética y cumplimiento es esencial para que todos comprendan sus responsabilidades y actúen de acuerdo con los principios establecidos.
- Definición de Sanciones: El establecimiento de un marco sancionatorio claro es fundamental para disuadir comportamientos corruptos. Las sanciones deben ser proporcionales a la gravedad de la infracción y aplicarse de manera coherente para enviar un mensaje claro de que la corrupción no será tolerada bajo ninguna circunstancia.
- Fortalecimiento y Recursos: Para que el programa sea realmente efectivo, es necesario dotarlo de autonomía y asegurar que cuenta con los recursos necesarios. Esto incluye financiamiento adecuado, personal capacitado y acceso a herramientas tecnológicas que faciliten la detección y prevención de conductas ilícitas. Un programa bien financiado y respaldado tiene más probabilidades de ser operativamente efectivo y sostenible a largo plazo.
Características de un Programa Exitoso
Un programa de anticorrupción eficaz debe ser coherente con las leyes existentes, adaptable a las necesidades específicas de la empresa y participativo, involucrando a todas las áreas y personas dentro de la organización. Además, debe ser de fácil acceso y comprensión, promoviendo una cultura de confianza y ética. Lo más importante es que no se quede solo en el papel; debe implementarse activamente y revisarse periódicamente para garantizar su relevancia y efectividad.
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El crecimiento de la corrupción en el sector empresarial colombiano es un desafío que requiere una respuesta contundente. Las empresas no pueden permitirse ser complacientes; deben adoptar medidas proactivas para prevenir y combatir estas prácticas ilícitas. Implementar un Programa de Anticorrupción Empresarial no solo es una obligación legal, sino también una estrategia crucial para proteger la integridad, la reputación y la viabilidad a largo plazo de la empresa. Con un enfoque firme en la ética y la transparencia, las empresas colombianas pueden contribuir a la creación de un entorno empresarial más justo y competitivo.