Que ‘abc’ no borre la historia de fraude.- Desde su surgimiento como un pequeño negocio de sastrería en la década de los 20, La Polar ha evolucionado considerablemente. En 1953, León Paz Tchimino adquirió la empresa, transformándola en una cadena de retail que abordaba principalmente a los estratos socioeconómicos C y D a partir de 1985.
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Sin embargo, su popularidad se vería empañada por uno de los mayores fraudes en la historia de Chile, que en 2011 afectó a miles de clientes, quienes se encontraron con deudas significativamente aumentadas debido a la repactación unilateral de sus créditos.
Que ‘abc’ no borre la historia de fraude de La Polar
El 9 de junio de 2011, La Polar reveló al público que había repactado sin autorización las deudas de sus tarjetas de crédito, lo que desató una crisis monumental. Las deudas, que inicialmente eran de montos bajos, se multiplicaron hasta alcanzar billones de pesos en pérdidas ocultas. Esto no solo perjudicó a los consumidores, quienes se vieron atrapados en una espiral de deudas infladas, sino que también tuvo un impacto drástico en la empresa, resultando en una caída del 42% en el valor de sus acciones en un solo día.
La respuesta a esta crisis se gestó gracias a Juan Antonio Peribonio, entonces director del Servicio Nacional del Consumidor (Sernac). Con el establecimiento de una política de alerta ante múltiples reclamos similares, Peribonio pudo detectar la magnitud del problema y comenzó a reunir quejas de los consumidores, que rápidamente superaron los 600 casos tras una auditoría. Esto llevó a una demanda colectiva contra La Polar, marcando el inicio de un proceso judicial que se extendería por años.
Desde su inicio, La Polar había sido un pilar para los consumidores de bajos recursos que necesitaban acceso al crédito. La implementación de su tarjeta de crédito en 1989 atrajo a muchos clientes, pero a medida que las prácticas de la compañía se tornaron cuestionables, la confianza de los consumidores decayó. Ejecutivos tomaron decisiones que priorizaban el alza de acciones por encima del bienestar de sus clientes, incentivando una cultura de repactaciones que agravó la crisis.
Al darse a conocer el fraude, la empresa se vio en una situación insostenible. Pablo Alcalde, quien dirigía La Polar en ese momento, y otros ejecutivos se enfrentaron a cargos de lavado de dinero y fueron condenados. Sin embargo, la renuncia de Alcalde no fue el fin del problema; el nuevo presidente, César Barros, tuvo que perseverar para recuperar la confianza de los clientes y estabilizar una compañía al borde de la quiebra.
A pesar de los esfuerzos, la marca La Polar enfrentó retos constantes, incluyendo la reestructuración de los locales no rentables y el regreso de sus operaciones crediticias. Durante su periodo presidencial, Barros logró que se perdonaran deudas significativas, y se devolvieron fondos a los clientes, pero al mismo tiempo, la reputación de la marca se deterioró irreparablemente, dificultando la recuperación de su imagen.
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Más recientemente, La Polar se vio envuelta en un nuevo escándalo en noviembre de 2022 al ser acusada de vender ropa falsificada, lo que llevó a inspecciones en sus tiendas y a la incautación de mercancía. Después de una investigación, la empresa se declaró víctima de fraudes por parte de sus proveedores y comenzó acciones legales en su contra.
Finalmente, en 2023, La Polar anunció su fusión con Abcdin, buscando una reinvención tras décadas de tumulto. A pesar de los intentos de reestructuración y la mejora en la situación financiera, los despidos de empleados continuaron como parte de un esfuerzo por aumentar la eficiencia en la nueva estructura. A medida que los desafíos persisten, queda por verse si la empresa puede restaurar la confianza del consumidor y reconfigurar su futuro bajo la nueva dirección.