Consumidores verdes.- El estudio elaborado por el Centro de Sustentabilidad Empresarial de la Universidad del Desarrollo (UDD) para la edición aniversario de Diario Financiero investigó la hipótesis de que las nuevas generaciones tienen una mayor conciencia ambiental al elegir productos. Para ello, encuestaron a 500 personas en línea, quienes tuvieron que elegir entre tres opciones de teléfonos: uno con mejoras en la cámara, otro con atributos sociales y un tercero con enfoque ecológico en su proceso de producción.
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De las 500 personas consultadas, 364 respondieron la encuesta, y los resultados indicaron que la cámara del celular fue el atributo más valorado por los consumidores. Esto demostró que, aunque existe un interés en los aspectos sociales y ecológicos, la preferencia sigue centrada en la funcionalidad y calidad de los productos, específicamente en la cámara del dispositivo.
Los hallazgos principales mostraron que los consumidores valoran tres veces más una mejora en la cámara que los beneficios de una producción socialmente responsable, y hasta cuatro veces más que una producción ecológica. En promedio, están dispuestos a pagar $53,795 adicionales por una mejora en la cámara, $17,845 más por un teléfono con buen «social rating» y $13,818 adicionales por un teléfono con mejor «eco rating».
Consumidores verdes: ¿son tan reales de como se declaran?
Estos resultados confirman estudios anteriores, donde se observó que los consumidores tienden a valorar más las políticas empresariales que generan beneficios económicos directos. La directora del estudio, Nélyda Campos, afirmó que aunque algunos consumidores sí valoran los atributos ambientales, la preferencia general sigue siendo económica y funcional, independientemente de la generación a la que pertenezcan.
Cuando se analizaron los perfiles de consumidores, se identificaron dos clases distintas. La Clase 1, formada por consumidores moderadamente sostenibles, valora principalmente la cámara del celular y muestra baja disposición hacia el «social rating». En promedio, son personas de 39 años, dispuestas a pagar hasta $27 mil por mejoras en la cámara, pero muestran una disposición negativa hacia los atributos sociales.
La Clase 2, en cambio, compuesta por consumidores altamente conscientes y sostenibles, tiene una mayor valoración por los tres atributos: cámara, sostenibilidad ambiental y social. En promedio, estas personas tienen 34 años y muestran disposición a pagar $71,658 adicionales por mejoras en la cámara, además de estar interesados en los aspectos sociales y ecológicos del producto.
El estudio también reveló diferencias generacionales. Los millennials y la generación Z muestran una mayor inclinación hacia prácticas de producción sostenible. La generación Z, en particular, presenta una preferencia mayor por la Clase 2, lo que sugiere que los más jóvenes se alinean más con la sostenibilidad. Sin embargo, Roberto Ponce, director del Centro, mencionó que aunque los jóvenes son más sensibles a las causas ambientales, el beneficio personal sigue siendo prioritario al tomar decisiones de compra.
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Finalmente, los resultados sugieren un llamado a las empresas para que promuevan la sostenibilidad mediante información clara y certificaciones. Campos y Ponce sugieren que la adopción de sellos sostenibles, similar a los de etiquetado nutricional y eficiencia energética, ayudaría a los consumidores a identificar mejor los productos responsables, facilitando decisiones de compra informadas y promoviendo una mayor conciencia ambiental.