Liderazgo global desde Brasil, Lula da Silva y el impacto de su presidencia en el G20 y BRICS, Brasil cierra el 2024 habiendo consolidado su lugar en la arena internacional bajo el liderazgo de Luiz Inácio Lula da Silva, quien llevó al país a ejercer la presidencia del Grupo de los 20 (G20). En un año marcado por desafíos y oportunidades, la diplomacia brasileña demostró su capacidad para influir en los debates globales y proponer iniciativas ambiciosas. Sin embargo, el compromiso de Brasil con el multilateralismo no termina aquí: en 2025, el país asumirá la presidencia del BRICS y organizará la COP30 en Belém, una ciudad estratégica en la Amazonía.
Estos eventos posicionan a Brasil como un actor clave en la promoción de la cooperación internacional, el desarrollo sostenible y el liderazgo en temas globales.
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En este análisis, exploraremos los logros de la presidencia brasileña del G20, las proyecciones para el BRICS en 2025 y el papel crucial de la diplomacia en la política exterior de Lula.
La presidencia de Brasil en el G20: Prioridad al impacto social
La presidencia de Brasil en el G20, bajo el liderazgo de Lula da Silva, estuvo marcada por una fuerte orientación hacia los temas sociales. La cumbre, celebrada en Río de Janeiro, culminó con una declaración de consenso que incluyó una propuesta innovadora: la necesidad de gravar las grandes fortunas para reducir las desigualdades económicas. Esta medida, impulsada por Brasil, representa un enfoque progresista y busca abordar uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo: la creciente brecha entre ricos y pobres.
Un logro destacado de esta presidencia fue la creación de la «Alianza global contra el hambre y la pobreza», una iniciativa que ya cuenta con fondos significativos y tiene como objetivo beneficiar a 500 millones de personas para 2030. Este programa incluye proyectos de desarrollo social en sectores como la educación, la alimentación y la salud, alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
Según Helena Margarido Moreira, profesora de Relaciones Internacionales de la Fundación Escuela de Comercio Álvares Penteado, «la presidencia del G20 fue un éxito para la diplomacia brasileña». Moreira también destacó la importancia del G20 Social, una cumbre paralela que buscó dar voz a los movimientos sociales y fortalecer la participación de la sociedad civil en las decisiones globales. Este enfoque innovador fue tan exitoso que el liderazgo sudafricano del G20 se comprometió a replicarlo en el futuro.
La estrategia diplomática de Lula: Reintegrar a Brasil al escenario global
El regreso de Lula a la presidencia en 2023 trajo consigo un cambio significativo en la política exterior brasileña. Tras los años de aislamiento durante el gobierno de Jair Bolsonaro, Lula se propuso devolver a Brasil su protagonismo en las relaciones internacionales. Esto implicó una revitalización de los espacios multilaterales y una firme defensa de reformas en las instituciones de gobernanza global, como la ONU, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
La cumbre del G20 en Río de Janeiro fue un ejemplo claro de este esfuerzo. Asistieron más de 50 delegaciones, consolidando a Brasil como un anfitrión clave en el escenario global. Además, Lula aprovechó esta plataforma para reforzar su visión de un mundo multipolar, donde las naciones en vías de desarrollo tienen un papel más influyente.
El énfasis de Lula en el multilateralismo también se refleja en su compromiso con la sostenibilidad ambiental. La COP30, que se celebrará en Belém en 2025, será una oportunidad para que Brasil lidere el debate sobre la protección de la Amazonía y el combate al cambio climático. Al elegir esta ubicación, Lula envía un mensaje contundente sobre la importancia de preservar uno de los ecosistemas más vitales del planeta.
Desafíos y oportunidades en la presidencia del BRICS en 2025
En 2025, Brasil asumirá la presidencia del BRICS, un bloque compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Este liderazgo llega en un momento crucial, con desafíos internos y externos que definirán el futuro del grupo.
Uno de los principales debates será la expansión del BRICS, que recientemente incorporó a Etiopía, Egipto, Irán y Emiratos Árabes Unidos. Con una larga lista de países interesados en unirse, Brasil deberá liderar el proceso para garantizar que la ampliación fortalezca al bloque sin comprometer su cohesión interna.
Además, el BRICS enfrentará tensiones crecientes con Estados Unidos, especialmente bajo el nuevo gobierno de Donald Trump, quien ha adoptado una postura más proteccionista. Trump ya ha amenazado con aumentar los aranceles a las exportaciones de los países del BRICS si continúan promoviendo alternativas al dólar en sus transacciones comerciales. Este escenario representa un desafío significativo para Brasil, que deberá equilibrar su compromiso con el grupo y su relación con Washington.
Para Moreira, «el principal desafío será lidiar con las políticas proteccionistas de Trump, que complicarán la institucionalización del BRICS. Sin embargo, esto también representa una oportunidad para que Brasil refuerce su posición como portavoz de los países del sur global».
El rol de Brasil en la reforma de la gobernanza global
Uno de los pilares de la política exterior de Lula es la reforma de las instituciones de gobernanza global. Según el presidente brasileño, estas organizaciones no reflejan la realidad actual del mundo, donde las economías emergentes tienen un peso cada vez mayor.
Durante la cumbre del G20, Lula defendió cambios estructurales en el FMI y el Banco Mundial para garantizar que los países en vías de desarrollo tengan una mayor representación en la toma de decisiones. Este mensaje también será central en la presidencia del BRICS, donde Brasil buscará fortalecer la cooperación sur-sur y promover una arquitectura financiera más inclusiva.
En este contexto, la creación del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) por parte del BRICS representa un paso importante. Este banco, que financia proyectos de infraestructura en los países miembros, es un ejemplo de cómo las economías emergentes pueden desarrollar sus propias instituciones para reducir la dependencia de los organismos tradicionales.
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El futuro de Brasil en la política internacional
La presidencia de Brasil en el G20 y el BRICS marca un momento decisivo en la historia del país. Bajo el liderazgo de Lula da Silva, Brasil ha demostrado su capacidad para influir en los debates globales y proponer soluciones innovadoras a los desafíos del siglo XXI.
Sin embargo, el camino no está exento de desafíos. Desde las tensiones geopolíticas con Estados Unidos hasta la necesidad de construir consensos dentro del BRICS, Brasil deberá navegar un entorno internacional cada vez más complejo.
A pesar de esto, el compromiso de Lula con el multilateralismo y su visión de un mundo más justo y equitativo posicionan a Brasil como un actor clave en el escenario global. Con la COP30 en el horizonte, el país tiene una oportunidad única para liderar los debates sobre desarrollo sostenible y justicia social, demostrando que las naciones emergentes pueden desempeñar un papel crucial en la construcción de un futuro mejor.