La guerra arancelaria global agita la cadena logística marítima de Brasil, elevando costos y sembrando incertidumbre, la intrincada red de la cadena logística marítima global se encuentra navegando en aguas turbulentas, azotada por los vientos de la creciente guerra arancelaria que enfrenta a las mayores economías del mundo. Desde el precio volátil de los fletes hasta la capacidad portuaria cada vez más tensionada, la imposición de aranceles comerciales a nivel internacional está generando un escenario de profunda incertidumbre que impacta directamente a los actores del comercio exterior, y Brasil no es la excepción.
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Las empresas brasileñas inmersas en el comercio internacional se enfrentan a desafíos cada vez mayores para asegurar el flujo constante y el abastecimiento oportuno de mercancías, según advierten directivos del sector consultados por Bloomberg Línea. La escalada de las tensiones comerciales a nivel global está ejerciendo una presión alcista sobre los costos logísticos y sembrando dudas sobre la capacidad de la infraestructura existente para hacer frente a los posibles cambios en los patrones de demanda.
El flete marítimo, un componente fundamental de los costos en la cadena logística global, ha experimentado significativas fluctuaciones de precios desde el inicio de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, la imposición de aranceles y las tensiones comerciales están exacerbando esta volatilidad, impulsando aún más los precios al alza y añadiendo una capa adicional de complejidad a la planificación de las empresas.
Un estudio reciente de MTM Logix, al que Bloomberg Línea tuvo acceso exclusivo, revela la magnitud de este incremento en los costos. A principios de 2024, el flete de un contenedor de 40 pies desde China hacia Brasil se situaba en un promedio de 1.200 dólares estadounidenses. En la actualidad, esta cifra ha escalado drásticamente, oscilando entre los 3.500 y los 4.000 dólares, dependiendo del tipo de contrato acordado (ya sea un contrato spot para envíos puntuales o un acuerdo a largo plazo).
La situación se torna aún más compleja al analizar los llamados “mercados secundarios”, aquellos con menor demanda de transporte marítimo. En estas rutas, Brasil se posiciona como un destino más costoso en comparación con otros países de la región. Un ejemplo ilustrativo es la ruta China-Guatemala, donde el flete promedio ronda los 4.000 dólares, mientras que la ruta Brasil-Guatemala, a pesar de ser significativamente más corta en distancia, alcanza costos cercanos a los 6.000 dólares.
Mario Veraldo, CEO de MTM Logix, advierte sobre la creciente volatilidad en el sector logístico global. “Hemos observado que los ciclos en el sector logístico son cada vez más cortos, caracterizados por grandes oscilaciones de precios y demanda. En el contexto de las incertidumbres globales actuales, deberíamos anticipar una aceleración en la demanda de recomposición de stocks por parte de las empresas, lo que ejercerá una presión adicional sobre las cadenas de suministro”.
El directivo subraya la profunda incertidumbre que atraviesa el sector logístico mundial en este momento. “Cuando la previsión de la demanda es más lineal y estable, la capacidad de planificación de las empresas es considerablemente mayor. Sin embargo, en el escenario actual, las empresas se encuentran con una capacidad de planificación muy limitada debido a la imprevisibilidad de los flujos comerciales”.
Veraldo señala que Estados Unidos ya está comenzando a reducir sus compras de productos provenientes de Asia. Ante este cambio en los patrones de demanda, se ha producido un aumento significativo en la demanda de transporte marítimo en el Sudeste Asiático, particularmente en países como Vietnam y Tailandia, donde el precio de los fletes ya ha comenzado a experimentar un incremento.
El experto también destaca una limitación fundamental en la infraestructura logística global: la capacidad estática de los puertos, las carreteras y los ferrocarriles, en contraste con la mayor flexibilidad de los buques y los aviones, que pueden ser reubicados con relativa facilidad para adaptarse a los cambios en la demanda.
“Ante los efectos disruptivos de la guerra comercial, el sector logístico se encuentra en un compás de espera, tratando de identificar soluciones específicas para problemas que no se derivan de una fluctuación normal de la demanda, sino de picos inesperados generados por la necesidad de evitar el impacto de los aranceles impuestos”.
Los cuellos de botella persistentes en los puertos brasileños, especialmente en el Puerto de Santos, considerado el principal puerto del Hemisferio Sur, se identifican como uno de los mayores desafíos que enfrenta el sector logístico en Brasil en el contexto de la incertidumbre global.
Log-In Logística Intermodal, la mayor empresa de cabotaje del país, con una flota de nueve buques propios, enfrenta limitaciones para expandir sus operaciones en un escenario de expansión significativa de la demanda portuaria, según explica Marcus Voloch, vicepresidente de transporte marítimo de la empresa.
“Si la economía brasileña experimentara un crecimiento del 10%, el volumen de carga no podría seguir el ritmo debido a la falta de capacidad en la infraestructura portuaria. Si el país crece a un ritmo más moderado del 2% o el 3%, el sector logístico podría absorber ese aumento, pero ante un crecimiento repentino y significativo, la infraestructura actual no da abasto”, advierte Voloch en una entrevista con Bloomberg Línea.
Voloch añade que el sector de cabotaje en Brasil creció ligeramente por debajo del 10% en 2024, mientras que Log-In registró un crecimiento del 19,5%, alcanzando ingresos récord de 2.300 millones de reales (equivalentes a 402 millones de dólares estadounidenses), impulsado principalmente por el aumento de la capacidad de sus buques y el crecimiento de la carga internacional (“feeder”). En términos de volumen de contenedores, la empresa experimentó un aumento del 55% en comparación con 2023. Sin embargo, para 2025, la empresa proyecta un crecimiento más moderado, en línea con la progresión prevista para el sector en general. “Esperamos un crecimiento de un dígito alto en el cabotaje este año. Log-In debería crecer en sintonía con el mercado, quizás un poco más, pero no al doble del ritmo del año pasado”, señala Voloch, quien considera que el país tiene ingresos limitados para un crecimiento de dos dígitos en 2025. “El año pasado fue sorprendente ver crecer el mercado casi un 10%. Actualmente, la economía brasileña muestra signos de paralización”.
Según MTM Logix, el transporte marítimo reviste una importancia crítica para un país como Brasil, que se caracteriza por la exportación de materias primas y la importación de productos manufacturados. En este contexto, los puertos brasileños, tanto los de largo recorrido como los de cabotaje, enfrentan problemas significativos de capacidad, eficiencia y conexión terrestre, lo que genera retrasos considerables y costos adicionales para las empresas.
Uno de los síntomas más evidentes de esta situación es la formación de extensas colas de barcos esperando para atracar en los principales puertos del país. Según Centronave, la asociación que representa a los armadores, los embotellamientos portuarios causan una pérdida estimada de 21.000 millones de reales (equivalentes a 3.670 millones de dólares estadounidenses) al año en Brasil, debido a los retrasos y las cancelaciones de embarques. Estas pérdidas se derivan del encarecimiento de los fletes, los costos de sobrestadía de los buques (“demurrage”) y la pérdida de oportunidades de negocio debido a la lentitud del transporte.
Debido a estos cuellos de botella en los puertos brasileños, solo en marzo de 2025, Brasil dejó de embarcar 637.700 sacos de café, lo que equivale a aproximadamente 1.932 contenedores, según datos de MTM Logix. En un escenario potencial de aumento significativo de la demanda como resultado de la guerra comercial global, los directivos del sector advierten que Brasil enfrentaría serias dificultades para absorber las nuevas necesidades portuarias.
Voloch señala que toda la flota de Log-In está compuesta por buques propios y que la empresa podría considerar crecer a través de terceros (fletamento), aunque esta opción resulta costosa en el mercado brasileño. Sin embargo, en su opinión, esta situación podría cambiar si los buques se reorientan a nivel mundial como consecuencia de la guerra comercial, generando una mayor disponibilidad de embarcaciones para fletar en Brasil.
Para el vicepresidente de envíos de Log-In, Brasil se presenta como una alternativa “natural” para satisfacer ciertas demandas estadounidenses en el contexto de la guerra comercial. “El país tiene la capacidad de exportar mayores volúmenes de soja y maíz. Si bien esta carga no se reflejará directamente en el cabotaje, podría generar mayores ingresos y un aumento del PIB para Brasil, lo que indirectamente podría generar una mayor demanda para nosotros. Debemos mirar más allá del corto plazo”, añade Voloch.
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Por su parte, Veraldo, de MTM Logix, considera que Brasil podría beneficiarse de la guerra arancelaria global, ya que el mercado estadounidense no tiene la capacidad de producir toda la manufactura que necesita. “Si existen restricciones para importar desde China, Estados Unidos necesitará tener una opción alternativa, y Brasil se presenta como una alternativa viable, con productos de calidad y cadenas de suministro importantes”.
Por otro lado, Veraldo cree que China se verá obligada a buscar nuevos mercados para los productos que antes exportaba a Estados Unidos. “La industria automotriz china tiene hoy en día un gran poder de fuego, que sin duda pondrá en práctica. Ya estamos viendo ejemplos de esto en mercados como México”.
