La controversial posición de Brasil en la cumbre del BRICS y las oportunidades para América Latina, la reciente cumbre de los BRICS, que tuvo lugar del 22 al 24 de octubre en Kazán, Rusia, ha dejado huella en el panorama geopolítico, especialmente en América Latina. Con la entrada formal de Cuba y Bolivia como nuevos socios, así como de otras 12 naciones, el bloque busca expandir su influencia y ofrecer alternativas al orden financiero tradicional dominado por el dólar estadounidense. Sin embargo, el evento también evidenció la incómoda posición de Brasil, que se vio forzado a rechazar la incorporación de Venezuela, generando tensiones diplomáticas y poniendo de manifiesto los desafíos que enfrenta el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
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La Cumbre
La cumbre de Kazán se centró en dos temas fundamentales que afectan directamente a América Latina: la búsqueda de autonomía financiera para países en desarrollo y la integración regional. Estos objetivos contrastan con el rechazo de Brasil al ingreso de Venezuela, una decisión que provocó la ira del presidente venezolano, Nicolás Maduro, quien acusó a Brasil de actuar de manera hostil.
La posición de Brasil fue compleja. El presidente Lula, al intentar mantener una neutralidad política y económica, se encontró en una encrucijada. Por un lado, quería sostener buenas relaciones dentro del BRICS; por otro, no podía comprometer la estabilidad interna de su gobierno, especialmente con las elecciones municipales recién celebradas. La negativa al ingreso de Venezuela no solo refleja una estrategia política, sino también una decisión pragmática para proteger la imagen internacional de Brasil.
La Negativa al Ingreso de Venezuela
El veto de Brasil a la entrada de Venezuela en los BRICS se enmarca en un contexto de consideraciones internas y externas. Según analistas, Lula se enfrentó a la presión de varios sectores en Brasil que ven la situación política en Venezuela como inestable y problemático. Regiane Nitsch Bressan, experta en relaciones internacionales, comentó que esta cumbre fue «desafiante» para Brasil, dejándolo en una posición incómoda entre la necesidad de colaboración con sus pares y la presión interna por mantener un enfoque cauteloso.
Hernán Zamora, vicerrector académico de la Universidad Latinoamericana y del Caribe, apuntó que Brasil actuó con cautela para no perjudicar su imagen internacional, especialmente con elecciones municipales recientes. Según él, «Brasil no permitió el ingreso de Venezuela para no quedar mal posicionado a nivel internacional». Este enfoque ha generado un debate sobre el papel de Brasil en el BRICS y su capacidad para liderar una agenda que promueva el desarrollo económico y la reducción de la desigualdad.
La Reacción de Venezuela
La respuesta de Venezuela fue inmediata y contundente. El gobierno de Maduro describió el veto como una «agresión» y un «gesto hostil». Esta tensión resalta no solo la fractura en las relaciones entre Brasil y Venezuela, sino también la complejidad del contexto político en el que Brasil se encuentra. A pesar de su deseo de mantener un papel neutral, las decisiones que toma Lula están fuertemente influenciadas por la dinámica interna y las relaciones internacionales.
Un BRICS en Expansión
A pesar de la controversia en torno a Venezuela, la cumbre de Kazán también sirvió para consolidar el crecimiento del BRICS. La incorporación de países como Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán en enero de 2024 amplía el alcance del bloque, que ahora representa aproximadamente la mitad de la población mundial y un 40% de la producción global de petróleo. Esto ofrece a América Latina una plataforma potencialmente poderosa para fortalecer sus economías y reducir su dependencia del dólar.
La expansión del BRICS se presenta como una oportunidad para que países latinoamericanos busquen alternativas al sistema financiero global dominado por Estados Unidos. La propuesta de crear una moneda común y un sistema financiero independiente del dólar podría cambiar las reglas del juego para las naciones de la región que buscan diversificar sus relaciones comerciales.
Oportunidades y Desafíos para América Latina
La cumbre BRICS y la expansión del bloque representan un desafío al dominio estadounidense, generando un atractivo para aquellos países latinoamericanos que buscan alternativas. La posibilidad de un sistema financiero que no dependa del dólar puede fomentar un mayor desarrollo económico y tecnológico en la región. Sin embargo, también plantea desafíos significativos.
Impulsando la Autonomía Financiera
Uno de los temas más destacados de la cumbre fue el impulso a la autonomía financiera. El bloque se propuso explorar la creación de una moneda común y un sistema financiero que permita a los países del Sur Global realizar transacciones sin depender del dólar. Esta iniciativa podría liberar a las naciones latinoamericanas de las fluctuaciones económicas y políticas impuestas por el sistema financiero tradicional.
Los analistas, como Zamora, destacan la importancia de este enfoque, señalando que la soberanía alimentaria y la reducción de la dependencia de mercados externos son cruciales para el desarrollo de América Latina. Con el BRICS promoviendo el desarrollo tecnológico, especialmente en áreas como la inteligencia artificial, los países latinoamericanos podrían beneficiarse de una mayor colaboración e inversión.
La Creación de una Plataforma de Inversión
La declaración final de la cumbre del BRICS también incluyó el apoyo a la creación de una plataforma de inversión para impulsar el flujo de capital hacia el Sur. Este mecanismo podría facilitar la inversión en proyectos estratégicos en América Latina, generando oportunidades para el desarrollo económico y la cooperación entre países del bloque.
Sin embargo, la creación de una plataforma de inversión efectiva requerirá un esfuerzo coordinado y el establecimiento de relaciones de confianza entre los miembros. Brasil, como líder regional, deberá desempeñar un papel fundamental en la construcción de estas relaciones, equilibrando sus intereses internos con los objetivos del bloque.
Un Espacio de Confrontación
La incorporación de nuevos países al BRICS también puede generar un espacio de confrontación con Estados Unidos y Europa. La posibilidad de realizar operaciones financieras sin utilizar el dólar podría ser vista como un desafío directo al control hegemónico de Estados Unidos sobre el sistema financiero global. Esta dinámica generará tensiones geopolíticas que Brasil y otros países de la región deberán navegar con cuidado.
La resistencia de Estados Unidos a la expansión del BRICS y su intento de mantener su influencia en la región podrían resultar en una mayor polarización en la política internacional. A medida que los BRICS continúan su expansión, las naciones latinoamericanas tendrán que sopesar cuidadosamente sus alianzas y la dirección que desean tomar en este nuevo panorama.
La Búsqueda de un Rol Más Activo
A pesar de los desafíos, la cumbre del BRICS ha dejado claro que Brasil tiene la oportunidad de asumir un rol más activo dentro del bloque. Si bien la negativa a aceptar a Venezuela puede haber sido una medida cautelosa, también refleja la necesidad de Brasil de mantener su imagen y su capacidad de liderazgo en la región.
A medida que el BRICS continúa creciendo y diversificándose, Brasil tiene la posibilidad de impulsar una agenda que priorice el desarrollo económico, la reducción de la desigualdad y la cooperación internacional. Esto no solo beneficiaría a Brasil, sino también a sus socios en América Latina, creando un frente unido que desafíe las dinámicas tradicionales del poder en el sistema internacional.
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La cumbre de Kazán ha puesto de manifiesto las complejidades de la posición de Brasil dentro del BRICS, así como las oportunidades y desafíos que se presentan para América Latina. A medida que el bloque se expande y busca alternativas al dominio del dólar, es fundamental que Brasil encuentre un equilibrio entre sus intereses internos y su papel como líder regional.
El futuro de América Latina en el contexto del BRICS dependerá de la capacidad de los países de la región para unirse en torno a objetivos comunes y construir relaciones sólidas que promuevan el desarrollo sostenible. A través de la cooperación y la búsqueda de alternativas al sistema financiero global, América Latina tiene la oportunidad de redefinir su posición en el escenario mundial.