La confianza del consumidor en declive, análisis de las economías latinoamericanas, al cierre de 2024, el panorama de la confianza del consumidor en Latinoamérica reflejó un deterioro notable, particularmente en Brasil y México, según el Índice de Confianza del Consumidor de Ipsos. Mientras estos dos gigantes económicos mostraron descensos preocupantes en sus indicadores, otros países de la región también enfrentaron desafíos, aunque algunos como Argentina lograron destacarse con una leve recuperación.
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Este informe explora en profundidad las causas detrás de estas cifras y su impacto potencial en las economías locales.
Brasil y México: El descenso más pronunciado
De acuerdo con los datos presentados por Ipsos, Brasil experimentó una caída interanual de 4.6 puntos, ubicándose en 51.9 unidades en diciembre de 2024. A pesar de mantenerse por encima del umbral de 50 puntos que denota optimismo, esta disminución resalta un deterioro significativo en el sentimiento de los consumidores brasileños. Por su parte, México registró un retroceso de 3.8 puntos en el mismo periodo, situándose en 56.2 puntos. Ambos países presentan un panorama desafiante influido por coyunturas macroeconómicas complejas y la incertidumbre política.
En el caso de México, Ipsos destacó que los descensos más marcados se registraron en los subíndices de “Situación Actual” e “Inversiones”. Esto refleja una menor confianza en la estabilidad financiera inmediata y en las oportunidades para realizar inversiones en el país. El contexto económico se encuentra marcado por desaceleraciones en el consumo privado y las ventas al menudeo, acompañadas de incertidumbre derivada de decisiones políticas clave.
Factores económicos y políticos detrás del declive
En Brasil, la situación económica es particularmente tensa debido al aumento de las tasas de interés por parte del Banco Central, diseñadas para combatir la inflación. Esto ha encarecido el acceso al crédito, afectando negativamente el consumo interno. Además, las tensiones políticas relacionadas con reformas clave del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva también han influido en el sentimiento de los consumidores, que ven con escepticismo el futuro económico del país.
En el caso de México, las medidas de política interna han generado incertidumbre en los sectores empresariales y de consumo. La implementación de reformas constitucionales, como la reconfiguración de las agencias regulatorias y la limitación de la inversión privada en energía, ha suscitado preocupaciones sobre el clima de negocios en el país. Además, las amenazas arancelarias provenientes de Estados Unidos bajo el liderazgo del presidente Donald Trump han añadido presión al panorama económico mexicano.
La combinación de estos factores ha provocado que el consumo privado, que anteriormente creció a un ritmo de 4.3% en octubre de 2023, se desacelere hasta un 3.5% en el mismo periodo de 2024. En noviembre, las ventas al menudeo registraron incluso una caída del 0.6%, en contraste con el crecimiento del 4.3% observado en el mismo mes del año anterior.
Un panorama mixto en Latinoamérica
Si bien Brasil y México destacan por sus descensos, no son los únicos países en la región que enfrentan desafíos. Perú, por ejemplo, registró una caída de 2.1 puntos, ubicándose en 41.7 unidades, lo que refleja un sentimiento consumidor pesimista. Las tensiones políticas y la inestabilidad económica continúan afectando la confianza en el país.
En contraste, Argentina mostró una notable mejora, con un aumento interanual de 8 puntos, situándose en 49.4 puntos, cerca del umbral del optimismo. Este repunte está vinculado a los esfuerzos del presidente Javier Milei para implementar un plan de corrección fiscal que ha logrado reducir significativamente la inflación anual, que pasó de 211.4% en diciembre de 2023 a 117.8% en el mismo mes de 2024.
El caso argentino demuestra que las políticas económicas enfocadas en estabilizar la inflación pueden tener un impacto positivo en el sentimiento de los consumidores, aunque el camino hacia una recuperación sostenida aún es incierto.
El impacto en los consumidores y sus perspectivas
El deterioro en la confianza del consumidor tiene implicaciones significativas para las economías de la región. En primer lugar, una menor confianza puede traducirse en una reducción del gasto de los hogares, lo que afecta el crecimiento económico. Además, la incertidumbre en torno a las inversiones también puede limitar el desarrollo de nuevos proyectos y la creación de empleo.
En el caso de Brasil, los consumidores han mostrado una mayor cautela al momento de realizar compras importantes o comprometerse con créditos a largo plazo. Esto se suma a las dificultades para las pequeñas y medianas empresas, que dependen en gran medida del consumo interno.
Por otro lado, en México, el estancamiento del consumo privado también ha afectado a los sectores minoristas y de servicios, lo que podría llevar a una desaceleración generalizada si no se toman medidas para mejorar el clima de confianza.
Soluciones y oportunidades para revertir la tendencia
A pesar de los desafíos, existen oportunidades para que los gobiernos y las empresas adopten medidas que fomenten una mayor confianza en los consumidores. Algunas de estas incluyen:
- Estabilidad política y económica: Garantizar un entorno político estable y predecible puede ayudar a mejorar la percepción de los consumidores sobre el futuro económico.
- Apoyo a las pequeñas y medianas empresas: Promover programas de financiamiento y apoyo para los negocios locales puede incentivar el consumo y fortalecer la economía interna.
- Reducción de la inflación: Políticas monetarias y fiscales enfocadas en controlar la inflación pueden mejorar el poder adquisitivo de los consumidores.
- Inversiones en infraestructura y tecnología: Estas pueden generar empleo y aumentar la confianza en la economía local.
- Comunicación transparente: Informar a los ciudadanos sobre los planes y medidas adoptados para mejorar la economía puede generar una percepción positiva.
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El descenso en la confianza del consumidor en Brasil y México al cierre de 2024 subraya la necesidad de abordar los desafíos económicos y políticos que afectan a la región. Si bien algunos países como Argentina han mostrado avances, el camino hacia una recuperación sostenible requiere un esfuerzo conjunto entre gobiernos, empresas y ciudadanos. Con medidas adecuadas, es posible revertir esta tendencia y fomentar un entorno de optimismo y estabilidad para el futuro.